miércoles, 31 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 31-10-2012



«Escribí un relato de tres líneas y en la vastedad de su espacio vivieron cómodos un elefante de los matorrales, varias pirámides, un grupo de ballenas azules con su océano frecuentado por los albatros y los huracanes, y un agujero negro devorador de galaxias.
Escribí una novela de trescientas páginas y no cabía ni un alfiler, todo se hacinaba en aquella sórdida ratonera, había codazos y campos minados, multitudes errantes que morían y volvían a nacer, cargamentos extraviados, hechos que se enroscaban y desenroscaban como una tenia infinita, los temas eran desangrados a conciencia en busca de la última gota, no prosperaba el aire fresco, se sucedían peligrosas estampidas formadas por miles de detalles intrascendentes, el piso de este caos ubicuo y sofocador estaba cubierto con el aserrín de los mismos pensamientos molidos una y otra vez, los árboles eran genealógicos, los lugares, comunes, y las palabras pesados balines de plomo que se amontonaban implacablemente sobre el lector agónico hasta enterrarlo.»
 (Ángel OLGOSO CABRERA; Cúllar Vega, Granada, 1961. “Espacio” en Astrolabio, 2007.)
Ante nuestra mirada pequeños destellos literarios se convierten, de vez en cuando, en sugerencia abierta que va mucho más allá de las palabras concretas, de su sintaxis y hasta de su semántica, en un desbordamiento pragmático que incita a conocer o habitar, a sentir o luchar, a revivir o crecer...
Por desgracia son muchas más las ocasiones en las que extensas propuestas literarias nos asfixian bajo un cúmulo de lugares comunes, de argumentos cansinos, de pensamientos secos y triturados, de atmósferas irrespirables, de ese detallismo obsesivo que legitima la intrascendencia, de sagas y árboles genealógicos más propios del pseudoperiodismo rosa, de plúmbeas palabras que, en fin, nos aplastan, nos encierran en su “bucle melancólico” desanimando nuestra salida al mundo para hacer (y transformar).
Ya decía VicenTE Huidobro, en su “Arte poética”, que “el adjetivo, cuando no da vida, mata”... Y lo mismo debemos decir de las palabras, en general, y de la literatura: cuando la palabra, la propuesta literaria, no revive a quien la lee, no hace que salga al mundo con renovado afán, con ansias de participar en él y transformarlo, se convierte en adormidera al servicio del poder real, en discurso del amo extendido por los más diestros mercaderes, en fuente de alienación más o menos refinada... ¡Y mata!.
Nacho Fernández del Castro, 31 de Octubre de 2012

martes, 30 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 30-10-2012



«Con todo no me avengo como los alcatraces
a meter la cabeza bajo el ala infeliz,
igual que mis hermanos los osos montaraces,
ni abjuro de mis cumbres, ni abato la cerviz.
No soy la voz inútil del éxodo y el llanto,
del que al perder Granada, llora como mujer.
Yo hubiera sido otro: don Miguel en Lepanto.
No comprendo la vida sin luchar y vencer.
Crecido en treinta guerras civiles y mundiales,
¿cómo queréis que sea yo un cordero pascual?.
¡Soy la hoguera y la pólvora sobre los vendavales
y un reflejo dramático del duelo universal.»

(Alfonso CAMÍN MEANA; La Peñuca, Gijón, Asturias, 2 de agosto de 1890- 

Porceyo, Gijón, 12 de diciembre de 1982. Final de “Raíz” en Carteles y nuevos poemas, 1958.)

Mucha gente esconde hoy, con “la que está cayendo”, la cabeza bajo el ala, como los alcatraces... De hecho, los fisioterapeutas con más talante sociológico ya vaticinan que tanto esfuerzo por “mirar para otro lado” sólo puede derivar en epidemia de tortícolis o de estrabismo, según la musculatura del cuello participe o no en la maniobra.
Pocas personas ya resisten en sus cumbres la envestida del miedo que provoca sumisión...
Pero la globalización hace, aquí y ahora, imposible la huída y el llanto se confunde con tantas apariencias y representaciones como pueblan la sociedad del espectáculo. Patéticos hombres o mujeres, no nos jugamos ya sólo Granada, sino el mundo entero, el presente y el futuro (y hasta el pasado, pues la cosa amenaza con “dejarnos sin memoria”).
Por eso es tan necesaria la lucha por el bien común, por todo cuanto sentimos universal precisamente porque es (o debiera ser) patrimonio de todos y cada uno de los seres humanos. Porque todos y cada uno de los seres humanos son un yo posible... Y, sobre todo, un no-yo plausible.
Nacho Fernández del Castro, 30 de Octubre de 2012

lunes, 29 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 29-10-2012



«No debería lamentarme puesto que, en definitiva, fuimos nosotros los que decretamos la demolición formal del pasado; por lo visto, ignorábamos que las formas definen los contenidos; no nos habíamos percatado de que ciertas actitudes, en apariencia insignificantes y hasta un poco tediosas, sostienen sobre su frágil estructura implícita el edificio entero de la civilización. Fuimos nosotros los que abdicamos de transmitirlas a los chiquillos, de manera que seguramente es justo que ahora tengamos que padecer este desorden que nos pone a merced de su impenetrable salvajismo y que cada día que pasa me pesa un poco más.»
(Olga GUIRAO; Barcelona, 1956. Carta con diez años de retraso, 2002.)
El pasado ya no es patrimonio del conservadurismo... Las gentes de orden, conservadoras y bien pensantes, prefieren, desde sus privilegiadas situaciones, hablar del futuro. O sea, de prolongar su ventaja en el futuro cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Somos quienes anhelamos un poco más de igualdad en el mundo y en la vida quienes, vaciados de esperanza, debemos recurrir ahora al ayer como único territorio propicio para recuperar los pasos, para recobrar algo de iniciativa, para poder volver a soñar. Entre la escasez de mañana biológico para las generaciones maduras y la configuración social interesada de un futuro precario para las generaciones jóvenes, sólo nos queda el pasado.
Pero no nos arrepintamos ahora de haber contribuido a demolerlo, a sepultarlo bajo toneladas de olvido instrumental o efímeros consensos... Como decía Spinoza, “quien se arrepiente, es doblemente miserable”.
Se trata, más bien, de recuperar lo mejor de antaño para, tornándolo presente, alentar hogaño el urgente cambio de esos horizontes que se nos niegan.
Nacho Fernández del Castro, 29 de Octubre de 2012

domingo, 28 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 28-10-2012



«Demora

habrá una victoria para aquél
que en la derrota crea, un cielo
derramado e inexistente, verbos
de horrendas apariciones, deberes
para con el hombre, deberes para
con el sueño, noches que callen
pasos de ángeles emboscados,
cadáveres repetidos y numerados
como la única salvación.»
(Kepa MURUA; Zarautz, Gipuzkoa, 1962. “Demora” en Cardiolemas, 2002.)
Esperamos, tal vez sin esperanza... Vencemos el desánimo tras cada derrota colectiva... Miramos, buscando amparo, a un cielo que sabemos ciego... Elaboramos discursos llenos de verbos ya usados como balas...
Pero esperamos, vencemos el desánimo, miramos y decimos porque, más allá de lo esperable, lo sentimos como un deber inexcusable con la humanidad toda y  con sus mejores sueños pasados, presentes y futuros.
Y no podemos simplemente confiar en que esos ángeles emboscados tras los cuatro poderes, ejecutores y propagandistas de los intereses del discreto poder real, arbitren nuestra salvación, liberándonos de sus hileras http://image.casadellibro.com/libros/1/cardiolemas-9788488015839.jpgde cadáveres repetidos y numerados.
El sistema mata simbólicamente, sometiéndonos a un dilema forzado entre alienación o exclusión social, y realmente, mediante el “suicidio asistido” de una degradación física acelerada o de un cierre drástico de horizontes vitales.
Por eso es necesario y urgente combatirlo sin demora.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Octubre. de 2012

sábado, 27 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 27-10--2012



«Muchas mujeres que pertenecieron a las clases privilegiadas de la Nueva España se involucraron en la insurgencia y acogieron en su casa a los desafectos del régimen, propiciando la celebración de tertulias y otras reuniones en las que se conspiraba. Incluso, muchas de ellas no dudaron en comprometer su seguridad personal, su fortuna y hasta la vida para comprometerse con la causa de la Libertad.»
(Celia Del PALACIO; Ciudad de México, México, 1960. Inicio del “Capítulo 1: Las mujeres de la élite” en Adictas a la insurgencia, 2007.)
Cuando el aliento insurgente frente a la opresión, frente a la pantomima pseudemocrática, frente el teatro de títeres que “elegimos” para que otros manejen sus hilos desde la sombra, frente a la devastación de lo público, de nada sirve su ímpetu sin un fino y callado trabajo de confección de redes que faciliten al propio ser de la disidencia las condiciones objetivas para su más eficaz y oportuno devenir resistente... Y, curiosamente, ese papel que han jugado de modo muy destacado las mujeres, incluyendo a las mujeres de “buena cuna”, casi nunca ha sido reconocido en la Historia, cegado por el relumbrón de los disidentes y resistentes, masculinos, de primera línea.
Pero, además, es un papel, en sí mismo, paradójico, por cuanto se debe, ante todo y sobre todo, a la distribución sexual del trabajo que “especializa” la mujer en las tareas de reproducción y cuidado ligadas a valores como la ternura o la solidaridad, mientras el hombre se dedica a tareas de producción y creación vinculadas a valores como la fuerza o la competitividad... Ellas, en consecuencia, actuarán en el discreto silencio del segundo plano, de lo oculto. Ellos, por el contrario, buscarán la sonora visibilidad del primer plano, de lo ostensible.
Cierto es que, como diría Dolores Juliano, ese segundo plano más oculto permite el desarrollo del juego de las astucias... Pero, desde la causa de la Libertad y de la Igualdad, ¿pueden justificarse las “etiquetas automatizadas” que derivan a las mujeres hacia roles donde es imprescindible la astucia discreta, mientras se sitúa a los varones en los que exigen fortaleza inteligente?.
La rebeldía frente al oprobio necesita, por supuesto, de mujeres y hombre... Pero, además, necesita de ambos en vanguardia y retaguardia.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Octubre de 2012

viernes, 26 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 26-10-2012



«Afilar el lapicero se dirige a los que escriben, a los autores, pero también a los correctores, a los editores, a los supervisores, a los jefes que dan el visto bueno, a los lectores que quieren tener criterio. En cualquier caso conviene conocer bien las herramientas utilizadas. ¡Qué flexible, versátil, poderoso y resolutivo es el discurso!, cuando se utiliza con perspicacia. Pero ¡qué torpe y simple puede llegar a ser si se usa mal!. ¡Cómo confunde, atolondra e irrita, en estos casos!.»
 (Daniel CASSANY I COMAS; Vic, Barcelona, 1961. Párrafo de la “Presentación” en Afilar el lapicero, 2007.)
Decimos y decimos, pero se hace poco... A veces da la sensación de que, más bien, no se hace nada.
Las cosas están muy mal y elaboramos cientos de discursos sobre lo mal que están las cosas... Pero unos pocos, interesados en mantener y acrecentar su posición de privilegio, hacen cuanto está en su mano porque las cosas sigan más o menos igual. Y los demás se resignan con más o menos alboroto.
Dirá alguien que lo que pasa es que las palabras no sirven de nada... Pero no es cierto: decir es ya, en sí mismo, un hacer cuando se dice bien, cuando la voz de la perspicacia desgrana los signos oportunos para, de forma versátil y flexible, comunicar el mundo e incitar a otras voces, igualmente perspicaces, a un debate para el encuentro de lo comunicado. Entonces, sí, el discurso se torna en el arma más poderosa para comprender mejor la realidad y buscar, colectivamente, los cauces más resolutivos para su transformación en aras del verdadero e siempre imperfecto bien común.
Pero, por desgracia, estamos acostumbrados a los ecos de los pésimos e interesados discursos de la casta política, de sus amos (los grandes mercaderes) o de sus voceros (los llamados medios de comunicación social), que sólo pretenden representar a su gusto la realidad para, con torpes simplificaciones, confundir.
Por eso, ante ellos, las gentes responden con atolondrada sumisión o con irritación vociferante.
Y ambas son poco efectivas para cambiar de verdad las cosas... Así que se trata de que cada cual intente afilar su lapicero, para dominar las destrezas comunicativas propias del bien decir... Y para ello habrá que comenzar por resistir los ataques que están recibiendo dos de sus instrumentos fundamentales: la educación y la cultura universales y públicas.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Octubre de 2012

jueves, 25 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 25-10-2012



«—¿Qué le ha pasado a España estos años? Yo me fui y ahora la encuentro distinta, peor.
¿Respecto a cuándo?
—Pongamos 20 años.
Desde el 92, entonces. Pues no sé qué ha pasado. Tengo una sensación bastante frustrante, desesperante y rara; y es que dio la impresión en los 80 y primeros 90 de que el país podía cambiar respecto a lo que habíamos conocido.
—Sí, que se había roto un círculo vicioso.
Había un cierto afán de mejorar en todos los sentidos, no sólo en democracia, sino que la gente tenía cierto afán por ser más educada, cultivada, guapa… Recuerdo que a final de los años 80 escribí un artículo por encargo que titulé La edad del recreo previendo que esos tiempos parecían un poco banales, pero que los íbamos a echar de menos. La gente se dedicó a acicalarse bastante, a tener mejor aspecto y a cuidarse. Era algo generalizado y de pronto, coincidiendo en parte con los años de Aznar, hubo una especie interrupción de todo eso y de regresión a cosas que recuerdan al franquismo. Si en los 80 y primeros 90 la gente parecía decidida a saber más y a ser más instruida en el mejor sentido de la palabra, ahora es como si surgiera un cansancio frente a eso y la gente se dijera: “Pues mire, sí, somos brutos, y a mucha honra”. Ésa es la sensación, muy frustrante, que tengo en los últimos años, bastantes ya. , del “déjennos ustedes en paz porque lo que nos gusta es esto”. El otro día lo comentaba con Pérez-Reverte. Le dije: “¿No te das cuenta de que, cuando nos toque, nos vamos a morir y este país no va a haber cambiado esencialmente del que conocimos cuando nacimos en 1951, en pleno franquismo?”... Sobre todo teniendo en cuenta que venimos de una dictadura. Los que vivimos parte de la dictadura teníamos la esperanza de que cuando acabara sería distinto. Y parecía que lo iba a ser, pero ahora uno tiene la sensación de que no es muy distinto. Durante el franquismo un alcalde, un ministro o la policía podían cometer una arbitrariedad y no había nada que hacer, había que aguantarse. Ahora es un poco lo mismo. Existe la posibilidad de votar distinto, pero lo cierto es que se vota lo que se vota y durante los cuatro años de mandato los que mandan se comportan como si nada tuviera consecuencias. Es lo que ocurre con el presidente del Consejo del Poder Judicial: se denuncia al que le ha denunciado. Eso retrotrae a épocas de dictadura. No digo que haya una dictadura, en absoluto, pero la sensación es de impotencia. Tampoco se puede culpar sólo a la clase política, porque la gente también tiene parte de culpa. Y digo culpa entre comillas. Esa palabra la empleo yo, pero probablemente la mayoría de mis conciudadanos diría: “¿Cómo que culpa? A mucha honra, somos así”.»
(Javier MARÍAS FRANCO; Madrid, 20 de septiembre de 1951. Premio Nacional de Narrativa 2012 por Los enamoramientos, que renunció al galardón. “Javier Marías: Estamos viviendo una especie de enorgullecimiento de la ignorancia, de la bruticie”, entrevista realizada por Enric González para Jot Down, http://www.jotdown.es/2012/06/javier-marias-en-espana-estamos-viviendo-una-especie-de-enorgullecimiento-de-la-ignorancia-de-la-bruticie/ , Junio 2012)
No es, acaso, que signifique mucho... Tal vez haya en él, incluso, matices de vanidad personal... Quizás resulte gratuito y un poco prepotente...
Pero, ¿qué quieren?, me encanta el gesto de Javier Marías renunciando al Premio Nacional de Narrativa 2012 y la sugerencia de que su dotación de veinte mil euros pueda ser dedicada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del ínclito Wert a la red de Bibliotecas Públicas para que así, al menos, su presupuesto anual para nuevas adquisiciones no sea cero.
Y me encanta precisamente porque ni siquiera lo enmarca en el rechazo frontal del gobierno de turno, aunque le parezca horrible, sino en una aversión general por la casta política que nos ha retrotraído al orgullo de y por la ignorancia y ha situado los distintos Premios Nacionales (que hace tiempo que no acepta) en ese contexto... "No entiendo por qué los políticos influyen tanto, no me parecen muy sabios ni respetables", decía el hijo de Julián Marías, uno de los principales filósofos del franquismo, cuando presentaba Los enamoramientos (2011). Y, en efecto, coherentemente rechaza cualquier premio relacionado con su gestión (aunque no cabe descartar que, en su sensibilidad más ególatra también provocase cierta alergia que fuese precisamente gente como Clara Sánchez, Soledad Gallego-Díaz Fajardo, Fernando Rodríguez Lafuente o Marcos Giralt la que, como parte del Jurado correspondiente tuviese la potestad de juzgar su obra).
Pero, en cualquier caso, no nos equivoquemos... No es en absoluto (por mucho que hipotéticamente pudiera pesar en la decisión concreta) una cuestión de endiosamiento personal, no... No se trata (o no se trata simplemente) de que alguien que figura ya en la colección de clásicos modernos de la Editorial Penguin, por ejemplo, se resista a dejar que su última producción sea valorada por quienes acaban de llegar gracias, precisamente, a una política cultural inscrita en el advenimiento de la insignificancia (que diría Castoriadis).
Se trata, más bien y ante todo, de dar una bofetada a ese tipo de política cultural que, interesadamente, fomenta el “así somos, ¿qué pasa?” capaz de presentar la ignorancia y la barbarie como valor de identidad.
Y se trata de hacerlo porque, con unas bibliotecas públicas inertes y con una educación excluyente y clasista, aplicada en la desviación temprana de la población con menos recursos económicos y culturales hacia la conformación de esa masa de mano de obra de baja cualificación que demanda un mercado laboral precario y desregulado, sólo cabe esperar una sociedad más sumisamente desinformada, más conforme con el pésimo teatro de sombras en el que se han convertido los parlamentos pseudodemocráticos al uso, más resignada a la dictadura de los mercados (o sea, de los intereses del gran capital financiero transnacional).
Sí se trata sólo de un mínimo gesto de alguien que puede permitírselo, pero ¿cuántos que también podrían hacerlo lo hacen?... Y, sobre todo, resulta alentador y modestamente ejemplarizante.
Nacho Fernández del Castro, 25 de Octubre de 2012

miércoles, 24 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 24-10-2012



«Esto es así:
comprender que las fórmulas vacilan ante la regla
la matemática se incendia ante el derecho
lo abstracto teme la barbarie del fascista concreto.»
 (Félix de AZÚA COMELLA; Barcelona, 30 de abril de 1944. Estrofa del poema El jugador de dátiles”, publicado originalmente en El velo en el rostro de Agamenón (1966-1969), 2970, e incluido en 
Última sangre (Poesía 1968-2007), 2007.)
La voz, es, aquí y ahora, más un problemático dilema que un vehículo de comunicación... Quien la usa como grito para protestar por algo (o por mucho) corre el riesgo de que le demonicen y le retiren al inhóspito y preterido “rincón de los antisistema”... Quien la emplea sólo para el beneplácito y la cortesía será valorado como un caso de imbecilidad sumisa o una víctima de las guías protocolarizadas del pensamiento positivo... Quien, desde el escepticismo o la simple apatía, suspende el juicio y guarda silencio, será como agua llevada al molino del poder bajo el epígrafe de “mayoría silenciosa”.
¿Qué hacer con la voz en estos malos tiempos para la igualdad (donde hasta las hipotenusas parecen dudar de su igualdad con la raíz cuadrada de los catetos) porque unos cuantos “catetos morales” intentan arrancar las raíces mismas del pluralismo en las fórmulas de vida?... ¿Cómo emplearla en esta hora de inconmensurabilidades leguleyas en la que cinco millones de de personas desempleadas (y otras muchas precarizadas) no sólo no encuentran norma que las ampare, sino que hasta tienen que ver cómo se desregula la escasa protección hasta ahora existente para obtener dinero que cubra los desfases de unas decenas de poco pulcros (y honestos) financieros?... ¿Cómo usarla, en suma, para pergeñar esas ideas abstractas que, lejos de separarnos de la realidad, nos sumerjan en ella para comprenderla mejor y transformarla con afán de bien común, mientras nos atenaza el miedo a la barbrie de los rebrotes de fascismo concreto disfrazados de orden público democrático?.
Pensar y decir acabará estando prohibido... Si el poder no logra antes que quede socialmente criminalizado y en desuso.
Nacho Fernández del Castro, 24 de Octubre de 2012

martes, 23 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 23-10-2012



«Voy a perder más kilos de los que mi metabolismo recuerda haber ganado, no me comeré todo lo del plato a no ser que me haya servido en un plato de postre, desterraré del armario el pantalón con cinturilla elástica para saber lo que es que un botón me perfore el ombligo, desterraré las Nike Cortez de mi lado preferido del zapatero y me subiré a mis tacones de Treintañera Soltera Busca y nunca, pero nunca, nunca más volveré a llamar a Ignacio. No, llamar a Ignacio no es pecado. Es delito. Ya es septiembre y Nacho pasó de ser el mamarracho, el indeseable, el amor de mi vida y mi otra mitad, a ser Ignacio. Simplemente Ignacio. Y es duro tener que prescindir de todos aquellos descalificativos que tanto bien me hacían como Terapia-Vapulea-Cabrones-Que-Te- Rompen-El-Corazón. Pero, al igual que los hombres que más turuta me vuelven, los bálsamos no duran siempre. Después de un verano intenso en el que el recuerdo de nuestro pasado reciente juntos me hacía debatirme entre la idea de definir todo aquello como una mierdecilla o una gran boñiga, al fin me he decantado y sé que Nacho es el campeón de las plastas. Él es, en sí mismo, una gran plasta de la que me alegro infinitamente haberme deshecho. ¿Cuela?. 
Filomena no solía escribir diarios ni nada que se le pareciese hasta que se cansó de oírse contar la misma mentira podrida un día tras otro. A partir del día en que se hastió de sus buenos propósitos y sus peores resultados, decidió intentar olvidar su fracaso sentimental dejándose consignas morales en todas y cada una de las puertas de su casa. En todas. Sin obviar una. Ni la del baño. Su hogar parecía un pueblecito cubano en el que en cualquier rincón, por diminuto que fuese, había una pancarta que contribuía (o eso creía ella) al levantamiento del que quería fuese su novedosísimo yo. El fragmento reproducido líneas más arriba estaba en la puerta del horno. Sí, también en el horno.»
 (Noemí María, Noe, MARTÍNEZ FERREIRO; Ourense, 6 mayo 1975. Inicio de  
A otra princesa con ese cuento, 2007.)
Ante un mundo hostil y, con frecuencia, absurdo hasta lo ininteligible, los mercaderes de recetarios simples hacen su agosto: florece la autoayuda, la Psicología vende asertividad como un nuevo Bálsamo de Fierabrás multiusos, y, en general, se va generando (y comercializando) toda una nueva mitología del yo.
No se trata, no, de un “descubrimiento del sujeto” al estilo socrático, sino más bien de crear un imaginario sobre un ente (el Individuo) que debe ser el centro de todo, porque, cual mónada leibniziana, tiene sus propios patrones de desarrollo interno, más allá de los avatares de este mundo (Sócrates, por cierto, sabía tan bien que el yo no tiene sentido sin cuanto le rodea y determina, el no-yo, que aceptó la condena a muerte antes que el destierro, pues su condición de sujeto perdería toda entidad fuera de la ciudad que la había conformado).
Ese Yo hipostasiado debe, pues, asumir sus problemas como inequívocamente propios y necesitados de soluciones igualmente propias... Los fracasos sentimentales o laborales, la pérdida de horizontes o bienestar, la precarización de la vida, en general, exige, desde ese punto de vista, ante todo y sobre todo cambios personales, un sometimiento de la propia voluntad a una serie de protocolos y rituales “salvíficos” que sustituyen a la vieja penitencia reparadora de los confesionarios (donde esos problemas personales eran interpretados casi siempre en términos de pecado).
Nos hacemos un itinerario de propósitos que sabemos que no cumpliremos, pero los explicitamos en todos los rincones de nuestros espacios para que, evindenciando que no los estamos cumpliendo, podamos, al menos, sentirnos mal por algo ajeno a los verdaderos problemas.
Y es que, en realidad, esa nueva mitología del yo no es más que un desplazamiento de lo problemático y conflictivo desde lo real a lo imaginario (siempre más llevadero, ¿dónde va usted a parar?)... Y, sobre todo, una auténtica bendición para los distintos poderes (políticos, económicos), que así podrán imponer más fácilmente sus intereses a su antojo.
Nacho Fernández del Castro, 23 de Octubre de 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 22-10-2012



«Casi nadie se percató de tu presencia. Permiso, decías, permiso, abriéndote camino hacia la puerta de donde salía la voz de mujer que lloraba. Cuando llegaste a plena luz de velas y mecheros te sorprendiste enormemente. Ahí estaba el cadáver con su violín en un costado rodeado de mujeres que no levantaban la cabeza para nada; sólo una lloraba inconsolable. Era Antuca, la madre...»
 (Félix HUAMÁN CABRERA; Pariamarca, Canta, Lima, Perú, 15 de marzo de 1943. Agomayo, río de arena, 1971 –última edición en 2002-.)
Esa mayoría silenciosa de la que tanto gusta hablar la casta política en turno de gobierno como un “mudo pero inmenso apoyo ajeno a toda forma de protesta”, está aquí, presente, sin que casi nadie se percate, más allá de esos meros (y torticeros) intereses instrumentales... ¿Conservará aún alguna mínima capacidad para conmoverse (si no ya para rebelarse y defenderse activamente) ante la agonía forzada de la educación pública, de la salud pública, de la cultura?.
En realidad, el aquí y el ahora es, sobre todo, el tiempo que crea espacios para la muerte de lo público, de cuanto es antes derecho que mercancía, de todo lo que no es susceptible de ser convertido en negocio... Y, mientras la población sumisa acepta pagar el coste de las neoliberales transferencias de lo público a lo privado mediante el principio de “socialización de las pérdidas, privatización de las ganancias”, va acercándose a un futuro donde la educación, la salud o la cultura estarán sólo al alcance de quienes puedan y sepan pagárselas en los mercados correspondientes.
Tal vez entonces, sobre el cadáver de lo público, agarrado aún a sus libros y su fonendoscopio, sólo llore inconsolablemente la democracia.
Nacho Fernández del Castro, 22 de Octubre de 2012

domingo, 21 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 21-10-2012



«Dios –según Nietzsche– está muerto,
pero, como arma de usos múltiples,
sigue siendo operativo.
Y, al no estar protegido por patentes,
es comercializado en todo el mundo.»
 (Günter Wilhelm GRASS;  Ciudad libre de Dánzig, actual Polonia, 16 de octubre de 1927; Premio Príncipe de Asturias de las Letras y Premio Nobel de Literatura 1999. "Breve homilía dominical" en Acuarelas, 2002.)
Cuando el mayor de los dislates (cualquier “guerra santa” o el asesinato de un blasfemo, por ejemplo) se pone en boca de un dios tonante  hasta la estupidez, el latrocinio y la felonía se legitiman.
Por eso, aunque en buena parte del mundo económicamente desarrollado el proceso de secularización ha evolucionado con éxito en las conciencias de la ciudadanía, generando ambientes “razonables” de convivencia tolerante, las religiones institucionalizadas, gestoras de alguna representación operativa de la divinidad, mantienen un “poder en la trastienda” derivado de las potencialidades residuales de todo dios como legitimador de arbitrio político.
Por eso también, ese poder político, los Estados y sus estructuras formales, no tiene ningún interés en responder a esa razonable “secularización ciudadana” con propuestas socialmente sensatas de ritos de paso (de nacimiento, de paso a la adolescencia, de llegada a la madurez, de unión de proyectos personales de vida, de muerte) capaces de sustituir el control que las religiones institucionalizadas siguen manteniendo sobre ellos.
El Estado moderno (y las fuerzas vivas que constituyen los poderes reales en cada contexto social) siempre supo perfectamente que la religión era un excelente aliado para el control del pueblo (ya Voltaire decía que la moral es la religión de los fuertes, como la religión debe ser la moral de los débiles) y, por eso, dios, aunque “racionalmente muerto” (léase, si se quiere, “innecesario”), podía y debía seguir prestando valiosos servicios como “arma de usos múltiples”... Sobre todo para deslegitimar y demonizar las disidencias y resistencias. Y, ¡aprendan los mercaderes y defensores del copyright!, para tales usos instrumentales siempre fue mejor la carencia de patentes protectoras... Porque, ¿qué mejor que un dios dúctil y hasta acomodaticio, capaz de comercializar esas nuevas funciones según las peculiaridades de la demanda de cada pueblo?.
Nacho Fernández del Castro, 21 de Octubre de 2012

sábado, 20 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 20-10-2012



«—...Era el culto del placer de los sentidos, libre de toda moral.
Es todo lo contrario... No es un culto, sino una victoria de la razón
 sobre el mito. No es un movimiento de los sentidos, es un ejercicio
 del espíritu. No es el exceso del placer, sino el placer del exceso. 
No es la licencia, sino una regla.»
 
 (EMMANUELLE ARSAN,  pseudónimo literario de Marayat Rollet-Andriane, nacida como Marayat Bibidh; Bangkok, Tailandia, 1932. Diálogo entre Emmanuelle y Mario, su “profesor de erotismo”, sobre 
“el sentido de Eros” en Emmanuelle, 1959.)
Vivimos tiempos de temor y temblor, no hace falta decirlo...  Los amos del mundo, esas pequeñas élites que conforman el verdadero poder económico transnacional, han convertido las democracias parlamentarias en su particular teatro de títeres en el que mueven los personajes de la casta política a su antojo: recortan lo público y desmantelan derechos universales, se apropian del dinero de todos en favor de sus propios intereses, incorporan buena parte del ya menguado bienestar colectivo a sus patrimonios personales, transmutan el bien común en beneficio privado... Y, claro, las simples gentes de a pie permanecen atónitas, paralizadas por el miedo, ante tan lúgubre espectáculo (más teatro de sombras que marionetas) y sólo aciertan a responder, lejos del aplauso o el pateo, con sumiso silencio (el de esa “mayoría silenciosa” de la que tanto hablan y a la que tanto ensalzan Mariano Rajoy y sus huestes). O sea, sumidas en un kierkegaardiano temor y temblor.
¡Y así ni siquiera hay manera de recuperar y refugiarse en la exploración del sentido del Eros!... Porque hasta las leves formas del pretencioso discurso  softcore sobre el erotismo, tan propias de los años setenta del pasado siglo, se desvanecen ante nuestra mirada... Como lo ha hecho la única auténtica Emmanuelle, Sylvia Kristel (Utrecht, Holanda, 28 de septiembre de 1952 - Ámsterdam, 17 de octubre de 2012).
Nacho Fernández del Castro, 20 de Octubre de 2012

viernes, 19 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 19-10-2012



«La única literatura necesaria es siempre una respuesta a lo que todavía no ha sido formulado
 (JULIEN GRACQ, pseudónimo literario de Louis Poirier; Saint-Florent-le-Vieil, Maine-et-Loire, Francia, 
27 de julio de 1910 - Angers, 22 de diciembre de 2007. Carnets du grand chemin –A lo largo del camino-, 1992 -2007 para la última edición en castellano-.)


Continuamente, con crisis globales y locales, genéricas y específicas, lo que llamamos literatura, lo que alimenta el negocio menguante de las editoriales y librerías, sigue proporcionando una papilla homogeneizada e insípida para servir precisamente a eso, al negocio. No es exclusivo, por supuesto; pasa con todas las industrias culturales: el cine, la música, la televisión,... Pero a los letraheridos nos fastidia especialmente, ¿qué quieren?.
Sabemos que la literatura universal no puede generar todos los años cuarenta novelas como La caverna de Saramago, pongamos por caso; pero poniendo en circulación sin descanso pseudoliteratura de usar y tirar, siguiendo el ejemplo de los grandes imperios editoriales, lo que se hace es tupir una red que impide la posibilidad misma de que nuevos Saramagos potenciales puedan respirar, escribir, publicar, ser leídos.
El negocio del arte, en fin, lo único que hace es reiterar millones de veces respuestas trilladas, progresivamente más simples, a preguntas formuladas en otras tantas ocasiones... Y, por desgracia, ya sabemos que en hacer simple lo que, de suyo, es complejo radica el mayor de los oscurantismos.
Por eso no es gratuita ni casual la degradación y fragmentación de la antigua Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, en una Subdirección General de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, dentro de la Dirección General de Política e Industrias Culturales y del Libro (dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte)... Wert y su gente consideran que el libro sólo tiene interés en cuanto generador de industrias...  Y por eso han llevado a cero el presupuesto de compras de las Bibliotecas Públicas que dependen directamente de ese Ministerio. El cierre de esos “equipamientos librescos” podría provocar una respuesta social demasiado airada; pero, entre tanto, bien está, a coste cero, convertirlos en artefactos muertos (que van ahogando, de paso e indirectamente, por anulación de suscripciones, una buena parte de las revistas culturales y científicas), sin proyección posible. Porque así se va creando el caldo de cultivo para que la gente, sin pecunio propio ni recursos públicos para acceder a los ya escasos intentos de aprehender el mundo en toda su complejidad, se conforme con las respuestas más interesadamente simples. O sea, las más oscurantistamente convenientes para el poder establecido.
Nacho Fernández del Castro, 19 de Octubre de 2012