viernes, 30 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 30-11-2012



«Luciente espejismo que vi
en los idus de agosto por la linde

crepuscular de la marisma, cerca
del arenal de Argónida,

mientras las monocordes
dependencias del sueño disputaban

su parte de ficción al predominio
de la brumosa realidad,
¿cómo podría yo olvidarme
no de lo incierto de esa historia

por nadie atestiguada,
sino de la razón que me ha asistido

desde entonces, habitante

de otro espejismo donde sólo
sigue siendo verdad lo que aún no conozco?.»

(José Manuel CABALLERO BONALD; Jerez de la Frontera, Cádiz, 11 de noviembre de 1926;  

Premio Cervantes 2012. “Argónida, 13 de agosto” en Descrédito del héroe, 1977.)

Vivimos en la sociedad del espectáculo, inmersos en un juego de espejos tan intrincado que ya nadie sabe distinguir las historias más inciertas de las verdades posibles intuidas por una razón precaria... Gigantesco espejismo, el mundo se abisma en los límites interesadamente confusos que separan la apariencia de la realidad; y no porque no haya testigos de los hechos más claros y distintos, sino porque, bien lo sabemos, el creciente colectivo de las gentes dispuestas a cumplir esa función está al sumiso servicio de los intereses y designios, más o menos caprichosos, de los amos del cotarro. Aquí y ahora todo es imagen distorsionada, reflejo de reflejos, representación paródica o trágica, imaginario impuesto...
Así que arrastrados por la proliferación inconexa y contradictoria de los relatos sobre lo que pasa, prendidos del resto de conciencia que nos aconseja la permanente sospecha, sólo podemos sentir como única verdad posible lo que aún no conocemos.
Nacho Fernández del Castro, 30 de Noviembre de 2012

jueves, 29 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 29-11-2012



«1. El Sistema educativo asegurará la unidad del proceso de la educación y facilitará la continuidad del mismo a lo largo de la vida del hombre para satisfacer las exigencias de educación permanentemente que plantea la sociedad moderna.
2. Su desarrollo se ajustará a los siguientes principios:
a) Los niveles, ciclos y modalidades educativas se ordenarán teniendo en cuenta las exigencias de una formación general sólida y las necesidades derivadas de la estructura del empleo.
b) El sistema educativo responderá a un criterio de unidad e interrelación. Se estructurará sobre la base de un régimen común y regímenes especiales para casos singulares y concretos, como modalidades de aquél.
c) La conexión y las interrelaciones de los distintos niveles, ciclos y modalidades de la educación permitirán el paso de uno a otro y las necesarias readaptaciones vocacionales, ofreciendo oportunidades para la reincorporación de quienes habiéndose visto obligados a interrumpir los estudios deseen reanudarlos.
d) El contenido y los métodos educativos de cada nivel se adecuará a la evolución psicobiológica de los alumnos.
3. Será establecido un sistema de revisión y actualización periódica de planes y programas de estudio que permita el perfeccionamiento y la adaptación de los mismos a las nuevas necesidades y cuya frecuencia no perjudique la debida estabilidad.
4. La orientación educativa y profesional deberá constituir un servicio continuado a lo largo de todo el sistema educativo, atenderá a la capacidad, aptitud y vocación de los alumnos y facilitará su elección consciente y responsable
. (Artículo 9, en el Capítulo Primero,  “Disposiciones Generales”, del Título Primero, “Sistema Educativo”, de la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa de 4 de agosto de 1970, impulsada, como Ministro de Educación y Ciencia, 1968-1973, por José Luis VILLAR PALASÍ; Valencia, 30 de octubre de 1922 - Madrid, 7 de mayo de 2012.)
Uno debe estar haciéndose viejo... De repente, uno se descubre a si mismo haciendo autoexamen (eso si, sin ningún rigor ignaciano) de su cuarto de siglo de dedicación a la escuela pública y, ¡oh!, sorpresa, echando de menos la norma educativa del postfranquismo...
Y es que aquel texto estival de 1970, la Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa animada por los sectores democratacristianos que colaboraron con el franquismo pero siempre resultaron sospechosos para el núcleo duro de éste, y lanzada en concreto por un ministro, Villar Palasí, de aliento ilustrado y don de lenguas (se dice que hablaba doce idiomas, incluyendo su valenciano natal y tres lenguas chinas), no sólo fue la de nuestro Bachillerato, sino la nuestro incio en la tarea docente.
Y esa tarea docente nunca fue tan libre, tan abierta a los afanes innovadores y el trabajo cooperativo de quienes nos dedicábamos a la enseñanza. A la vez que el marco normativo consagraba, por vez primera, un largo periodo de aprendizajes comunes (de seis a catorce años, la extinta Educación General Básica), en un sistema unitario, universal, obligatorio y gratuito, para el que los conciertos educativos con centros privados eran todavía pura ciencia ficción.
Uno, ya digo, analizando sus propias vivencias, tiene la sensación de que las ilusiones de buena parte de quienes entonces desbordaban (desbordábamos) entusiasmo emancipador, se fueron ahogando en la letal sopa de letras en la que se fue convirtiendo la política educativa en la llamada democracia...
Porque la LODE (1985) de José María Maravall, la LOGSE (1990) de Javier Solana, la LOPEG (1995) de Gustavo Suárez Pertierra, la LOCE (2002) de Pilar del Castillo y la LOE (2006) de María Jesús San Segundo, más allá de las particularidades partidistas de cada momento, marcan un proceso de ahondamiento constante en dos tendencias, iniciadas ya desde las primeras leyes socialistas: la burocratización de los procesos de enseñanza-aprndizaje, por un lado, y, por otro, la privatización sucesiva de la educación.
La primera se realiza mediante una creciente protocolarización de la actividad educativa que deriva en un desinterés total por parte de las autoridades políticas por lo que realmente ocurre en las aulas, mientras esté convenientemente documentado según norma... Probablemente, el fenómeno que mejor simboliza este aspecto es el del paso de los viejos y espontáneos movimientos de renovación pedagógica vinculados a la propia práctica en las décadas de los setenta y los ochenta del pasado siglo, a los Centros del Profesorado y Recursos para un funcionamiento como agencia administrativa expendedora de certificados de formación con cierta repercusión salarial, y, por último, a una Secretaría General de las Consejerías de Educación correspondiente desde la que algún burócrata político con su amplio equipo de asesores deciden tras una mesa qué es innovar y dónde y cuándo hay que hacerlo.
La segunda se realiza, fundamentalmente, a través de la extensión constante de los conciertos educativos, pero, además, para legitimarla se va configurando la red pública educativa como subsidiaria de la privada-concertada, pervirtiendo e invirtiendo el supuesto espíritu inicial de las normas al respecto mediante un proceso de degradación, general y específica, de lo público basado en la contención del gasto (con continuas transferencias netas a los sectores privados) y el impulso a la consolidación de un imaginario de lo púbico como asistencial.
Y, ¡ay de mí!, todo eso no estaba todavía, ni anunciado, en el texto legal de 1970... Ahora, el Anteproyecto de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa no hace sino acelerar e intentar culminar (con aire ufano y talante chulesco, eso sí) esos procesos... En definitiva, abandonar definitivamente cualquier resto del ideal emancipador que alentaba en el origen ilustrado de los sistemas educativos nacionales, concentrando todo su esfuerzo en la tarea normalizadora que también estaba presente en ese arranque en los albores del capitalismo. Ahora directamente se trata de legitimar la puesta del mayor número posible de personas a los pies de los mercados. Lo hace, defiende y pregona alguien, Wert, que, curiosamente, se cría políticamente a los mismos pechos nutricios de los demócratacristianos tardofranquistas que Villar Palasí... ¿Acaso por eso este proyecto, como la vieja ley, sólo habla de alumnos y de hombres?... Un proceso y un anteproyecto que parecen oler a rancio, buscar a Jacqu’s... Y haberlo encontrado en José Ignacio Wert, ¿vuelve el hombre?.
Nacho Fernández del Castro, 29 de Noviembre de 2012

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 28-11-2012



«Digo: “libertad”, digo: “democracia”, y de pronto siento que he dicho esas palabras sin haberme planteado una vez más su sentido más hondo, su mensaje más agudo, y siento también que muchos de los que las escuchan las están recibiendo a su vez como algo que amenaza convertirse en un estereotipo, en un cliché sobre el cual todo el mundo está de acuerdo porque esa es la naturaleza misma del cliché y del estereotipo: anteponer un lugar común a una vivencia, una convención a una reflexión, una piedra opaca a un pájaro vivo
 (Julio Florencio CORTÁZAR DESCOTTE; Ixelles, Bélgica, 26 de agosto de 1914 – 
París, Francia, 12 de febrero de 1984. Párrafo de la charla sobre “El valor de las palabras”, dada en el  
Centro Cultural de La Villa de Madrid en recuerdo del quinto aniversario del golpe militar del General Videla en Argentina, 1981.)
Por desgracia ese deplorable teatrillo de sombras cuyas oscuras representaciones de los intereses de los menos seguimos denominando democracia, no parece tener remedio... Su condición de pésimo circo desde el que se establece y legitima el estado de cosas para que el pan sea poco, según el lema indignado idignado (“¡Poco pan, pésimo circo!”) que parece ya tan lejano, no sólo deja los más arteros emperadores romanos como unos verdaderos benefactores de la humanidad al lado de nuestros gobernantes, sino que, además, señala con toda precisión el verdadero “programa oculto” de estos: promocionar un circo cada vez más eficiente en su función alienadora, a través tanto de la negación del pan y la sal a cualquier manifestación cultural liberadora, como de la concesión de espacios y prebendas a los más eficaces gestores de la insignificancia y la basura intelectual (léase Paolo Vasile en la Mediaset de Silvio Berlusconi y tantos y tantos compinches, industrias pseudoculturales y amos asimilables), para generar la sumisión y el miedo que lleven a la población a aceptar mansamente la reducción de su pan, o sea los recortes de sus derechos, los ajustes de su mínimo bienestar, la precarización de su vida y hasta la transferencia tanto ahorro realizado a costa de los más a las cuentas de beneficios de los menos.
¿Es eso, en algún sentido siquiera aproximado, democracia?, ¿lo es, siquiera formalmente, cuando la única ritualización que lejanamente recuerda su etimología, el sufragio, sólo atrae ya a un colectivo anímica y numéricamente menguante, resignado a “los juegos del mal menor”, más persuadido cada vez de que “nada podrá frenar un destino común, fatal e inevitable”?... O, dicho de otro modo, ¿qué democracia es ésta en la que las decisiones relevantes para la vida de cada cual son adoptadas en función de mandatos ajenos a cualquier persona elegida a través de los procesos formalmente establecidos?, ¿qué democracia es ésta en la que las propias instituciones viven de espaldas (y, cuando se ponen de frente porque ya no les queda otra, es literalmente para “enfrentarse”) a la calle?... ¿Qué democracia es ésta, en suma, en la que ni siquiera figuran en las papeletas electorales los nombres de los grupos económicos entre los que verdaderamente se está eligiendo (sin duda porque esos grupos apuestan a todos los caballos, léase partidos, susceptibles de convertirse en ganadores)?.
Evidentemente, esa democracia es solo un cliché, un estereotipo. una noción interesadamente equívoca y polisémica, que sigue siendo inercialmente útil a los  poderes (real y formal) para generar una apariencia de legitimación de sus voluntades... En realidad, es nada más ni nada menos que un lugar común cuya permanencia impide a toda la ciudadanía vivir auténtica y cotidianamente ese poder del pueblo; una mera convención, una forma de hablar que impide cualquier proceso de reflexión colectiva sobre sus propios mecanismos, instrumentos y prácticas; una pesada y oscura losa que aplasta toda intención de la vida de que se escuche su verdadero canto...
Pero ese lugar común tiene consecuencias tétricas: mercantilizar, por ejemplo, la libertad misma, al hacer que ésta, más allá de metafísicas existencialistas, sólo esté al alcance de quien pueda pagársela... Y por eso la libertad de los mercados está hoy muy por encima de la libertad de la personas... ¡Paradojas contemporáneas de la democracia!.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Noviembre. de 2012

martes, 27 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 27-11-2012



«El orden económico nos impone el olvido..., y el olvido de que hemos olvidado.»
 (Jesús IBÁÑEZ ALONSO; San Pedro del Romeral, Cantabria, 29 de febrero de 1928 – 
Ruan, Francia, 5 de Agosto de 1992. “Paradojas de la negociación” en la compilación de artículos políticos, inéditos o publicados en revistas durante la Transición, A contracorriente, 1997.)
Cuando el oprobio globalizado se enseñorea de un sistema agotado, incapaz de reconducir ya su articulación política y dejado al capricho y el interés de los grandes mercaderes, los instrumentos de control simbólico imponen el olvido como condición necesaria para que el miedo funcione..
Ahora bien, el olvido sin más no basta, pues siempre habrá alguien que, resistente y disidente, asuma el recuerdo y trate de colectivizarlo, de hacer que los demás recuerden desde y con su propio ruecuerdo.
Y no hay nada más peligroso para quien manda que el recuerdo de quienes no les queda otra que obedecer, porque esa memoria podría llevarles al convencimiento histórico de que sólo la lucha paga cuando no se quiere aceptar la mera condición esclava.
Por eso la condición suficiente para que el miedo cumpla eficientemente su función de control social es la imponsición del olvido general de que se ha olvidado... Porque sólo así, la obediente sumisión podrá resultar hasta grata para una ciudadanía tornada en esclavitud satisfecha... Y quienes aún quieran optar por la persistencia en el recuerdo, serán unánimemente considerados versos libres delirantes y demonizados como enemigos del pueblo (ya intenten rodear un Parlamento cualquiera, ya intenten acampar en un espacio público).
Y a lo peor es verdad... Si en algún momento logran establecer la identidad material entre el pueblo y el conjunto de lasesclavas y  esclavos satisfechos.
Hasta entonces... ¡Sólo la lucha paga!.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Noviembre de 2012

lunes, 26 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 26-11-2012



«El trastorno emocional, la enfermedad moral y el desamparo individual quedan como rasgos ubicuos de nuestro tiempo. Nuestra muy proclamada forma de democracia ha sido, con desconocimiento de muchos  americanos, subvertida por su contradictoria relación con el verdadero objetivo al que se dirige: la libertad humana, la justicia social y la tolerancia y el respeto por la diferencia
 (Peter McLAREN; Toronto, Ontario, Canada, 2 de Agosto de 1948. Párrafo de la “Introducción” a  
Critical Pedagogy and Predatory Culture –Pedagogía crítica y cultura depredadora-, 1995 
-1999 para la edición en castellano-.)
Vivimos tiempos duros para los más en lo personal... Pero, sobre , todo vivimos tiempos muy duros para todos en lo político.
Nuestras, tan en vano, nombradas y renombradas democracias, siguiendo la estela y el dictado de las líderes (naciones, empresas, personas) mundiales, han pervertido los objetivos generales que las legitimaban: la libertad universal, la justicia social y la tolerancia ante la diferencia.
De hecho se han ido convirtiendo progresivamente en teatro, en una pura representación formal que apenas esconde ya sus verdaderos fines: legitimas como necesarios los intereses de los amos del mundo... O, dicho de otro modo, crear y difundir el imaginario colectivo que “naturalice” el principio de que la libertad sólo debe estar al alcance de quien pueda pagársela, la justicia debe acercarse progresivamente a la “ley del más fuerte”, y la tolerancia sólo la merecen quienes asientan su diferencia sobre una “capacidad de emprendimiento” manifiesta en dinero de curso más o menos legal.
Afortunadamente, son cada día más las personas que se van dando cuenta de tan negra comedia... Los trastornos emocionales, los déficits morales y la extensión de diversas formas de vivencia individual del desarraigo y el desamparo así lo muestran y se van convirtiendo en un signo global de nuestro tiempo. Pero también va extendiéndose la conciencia racional de la farsa y, ante eso, los poderes formales y reales se muestran más inquietos: no pueden comercializarla a través de distintos formatos terapéuticos, así que deben retornar a la deslegitimación social, las porras y las togas.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Noviembre de 2012

JUAN JESÚS ALONSO (Antonio Rico) EN EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO : HARÁ MAÑANA, 27 DENOVIEMBRE, UNA REFLEXIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA ANTE LA TELEVISIÓN AQUÍ Y AHORA (¿VER PARA TEMER? O DE LA CATÁSTROFE Y LO MONSTRUOSO COMO ESPECTÁCULO), DENTRO DE LAS PROGRAMACIÓN DEL TERCER CUATRIMESTRE DE 2012 DEL FORO DE FILOSOFÍA POPULAR “PENSANDO AQUÍ Y AHORA”



 
En el Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), se desarrollará el Martes, 27 de Noviembre del 2012, a las 19’30 horas,  la sesión mensual del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” para abordar el tema«La filosofía ante la televisión aquí y ahora: ¿Ver para temer? o de la catástrofe y lo monstruoso como espectáculo». La sesión se plantea como reflexión general y concreta sobre los derroteros actuales del medio televisivo... Al crecimiento en las parrillas de las distintas cadenas del fenómeno de los programas “de cotilleo” (en los que personajes insustanciales venden historias triviales de su vida, para después someterse a una  “guionización, implícita o explícita, de su cotidianidad” para poder “mantenerse en nómina”) se une el planteamiento de viejos formatos informativos o de opinión (desde los telediarios hasta los debates) desde un “enfoque cotilla”... Así, el propio telecotilleo va buscando nuevos sectores de audiencia más jóvenes (con productos como Alguien tenía que decirlo, por ejemplo, o convirtiendo la extensión por las parrillas de los comentarios sobre los realities en pura “pedagogía del cotilleo”) e impregnando secciones de otros formatos televisivos (por ejemplo, casi la mitad del tiempo de los informativos se dedica a los deportes, pero en esa sección, con frecuencia, la mayoría del tiempo se emplea en rastrear cotilleos metadeportivos).... Se trata, ni más ni menos, que de configurar un “imaginario de lo monstruoso” (en el sentido etimológico de “lo que avisa o previene desde una voluntad superior”), por una parte, como “aviso a navegantes” de qué es lo que hay más allá de la dura cotidianidad de quien mira la pantalla (para evitar que lo desee) y, por otra, para captar su atención situándola fuera de su vida, de sus problemas concretos, de sí mismo, extrañándolo, alienándolo... O para decirlo de otro modo, sería lo que Cornelius Castoriadis llamaría “el ascenso de la insignificancia” como contribución esencial del medio televisivo a los imaginarios hegemónicos del capitalismo globalizado... Una función muy similar a la que cumpliría la sobresaturación de “imágenes de lo catastrófico” que pueblan el resto de los informativos y buena parte y los telerreportajes... Aviso de lo que puede venir y generación de una empatía lejana más alienante que activista.
El resto (deporte, producciones específicas de las grandes industrias transnacionales de la cultura, etc.) ya serían los instrumentos más clásicos de alienación de masas, de producción agregada de sumisión aprendida a través de una neurosis experimental por permanente insatisfacción del deseo en el contraste entre los arquetipos de heroicidad y la realidad de cada día (porque, en definitiva, cuando uno va al supermercado, Messi o Ronaldo, Housse o el Doctor Mateo nos sirven de bastante poco).
Evidentemente, el desarrollo de este planteamiento, que supone el análisis de los peligros que la configuración de las actuales parrillas televisivas supone para la articulación de una sociedad más consciente, participativa y solidaria (en definitiva, más democrática), deriva, paradójicamente, la oportunidad (y la responsabilidad) de construir estrategias de alfabetización audiovisual crítica para que la mirada sea capaz de automatizar mecanismos de lectura ideológica y representacional de lo que se le cuenta, develando los intereses que subyacen en los mensajes y sacando de ello fruto de conocimiento, capacidad comunicativa, comprensión del mundo y voluntad de transformarlo (incluyendo la televisión).
Estas reflexiones, que serán introducidas problemáticamente en sus aspectos básicos por el Coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro, encontrarán su contrapunto en la voz de Juan Jesús Alonso Menéndez, profesor de Filosofía en el IES “Doña Jimena” de Gijón y comentarista de televisión, grandes acontecimientos deportivos y literatura filosófica (habitualmente bajo el pseudónimo de Antonio Rico o, más raramente –por ejemplo, en la columna semanal de actualidad blaugrana “Culé moyau”, que lo enfrenta al merengue “Blanco radiante” de Eduardo Galán-, como Juan J. Alonso) en el diario La Nueva España. Sin duda uno de los columnistas televisivos con un discurso que deriva una pedagogía audiovisual más irónica, potente y emancipadora de la mirada.
Como siempre, se facilitará a las personas participantes documentación sobre el tema abordado (incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, e informaciones de interés), en un dossier elaborado por el propio coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro. Tras las intervenciones (e, incluso, durante las mismas) habrá un debate general entre todas las personas presentes. La sesión (recordamos que, vinculada a ella se habrá proyectado ya, el miércoles, 21 de Noviembre, en el Cine-Forum “Imágenes para pensar”, la película El Show de Truman (una vida en directo), 1998, de Peter WEIR), celebrada en relación con el Día Mundial de la Televisión (21 de Noviembre),  tendrá lugar en el Aula 4 (Segunda Planta), con asistencia libre.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 25-11-2012


«- ¿Hay alguna cosa que haya querido hacer y no haya hecho?.
- Siempre he querido ser maestro y no he podido. He sido aprendiz de mucho y maestro de nada. Igual me adelanté un poco al humor del futuro, como Jardiel. Para hacer el Cristobalito con 50 años había que echarle un par. He sido un autodidacta total, y he tenido el olfato de saber lo que le gustaba a la gente, ese sentido especial para hacer reír, la amenidad, el decir siempre la verdad. Pero no soy un hombre importante, porque no tengo enemigos importantes.»

 (Ignacio Fernández Sánchez, conocido artísticamente como Tony LEBLANC; Goya de Honor 1993;  

Madrid, 7 de mayo de 1922 - Villaviciosa de Odón, Madrid, 24 de noviembre de 2012. 

"He sido aprendiz de todo y maestro de nada", Entrevista realizada por Miguel Mora para El País, 27-9-1999.)

Estamos quedando sin risas... Quien nos mostrara cómo un mero divertimento podía encerrar más sabiduría que una erudita enciclopedia; quien educara nuestra mirada para  atisbar, a través de las sonoras carcajadas, realidades muy duras; quien desbordara la simplona alegría de una sociedad gris y tediosa que apenas despertaba de su particular paz de los muertos, señalando ese lumpen de capa caída que malvivía dando sablazos y haciendo pequeñas estafas, engañando al "paleto" de maleta de cartón casi con ternura, pasando tanta gazuza como Carpanta y arriesgando tres meses de libertad por darse un hartón "con café, copa y puro"; quien fuera, en fin, el Virgilio de Los tramposos (Pedro Lazaga, 1959), no voverá a sorprendernos para hacer que nuestros labios florezcan en una sonrisa más allá de las sombras.
Y, ¡qué falta nos hacía en estos tiempos!... Porque aquellos maleantes románticos y casi afables que acababan por mostrarse como aprendices de pardillos, devorados por los incipientes y verdaderos buitres de los negocios, han tenido que dejar paso a los sucesores encombrados de éstos: los actuales comisionistas, usureros, embaucadores de aspirantes a cualquier empleo precario y demás ralea de "ladrones de cuello blanco" de nuestro capitalismo globalizado.
Ni siquiera nos valen, para representarlos, los postreros guiños de dignidad de Cervan, el quiosquero de Cuéntame como pasó (TV1, 2001-2008), o Felipe, el padre hemipléjico de Torrente (Santiago Segura, 1998), Mauricio, el taimado gerente de club y verdadero padre de Torrente (Santiago Segura, 2001, 2005) y Gregorio, el tío encarcelado de Torrente (Santiago Segura, 2011), pues, en sus limitaciones simbólicas, los personajes no extienden lo bastante el potencial paródico de Tony Leblanc sobre las nuevas sombras de nuestra sociedad.
¿Quién nos podrá aportar ya la visión, irónicamente tierna, de un Cristobalito Gazmoño o de un Kid Tarao sobre el mundo en quiebra que nos rodea?... ¿Dónde andarán los tramposos contemporáneos, el Paco y el Virgilio de hoy?.
En medio del ascenso de la insignificancia, ya nadie es siquiera lo suficientemente importante para tener verdaderos enemigos personales con alguna relevancia...
Nacho Fernández del Castro, 25 de Noviembre de 2012

sábado, 24 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 24-11-2012


«Doña Eloisa dudó antes de preguntar a Mónica, la voluntaria social:
-¿Tu crees que debo poner el belén?. En casa lo hemos puesto siempre, primero para el hijo, luego para los nietos y cuando quedamos solos, él y yo, pues también. Pero ahora?.
-Ahora igual. A
él le gustaría- cortó la asistenta social, cumpliendo su obligación de mantener ilusionados a los ancianos.
La voluntaria ayudó a la anciana a sacar del armario las figuritas y a componer el belén.
(Le quedaba grande el pisito glacial, donde había vivido con su marido y su hijo)
Mónica volvió al cabo de un par de días, sin tocarle el turno, sólo para traer varias ramas de abeto, una vela roja y bolas de colores.
-Bueno nosotros nunca hemos sido de árboles de Navidad- apuntó doña Eloísa, casi disculpándose.
Pero colocaron todo.
-Gracias, hijita, eres un sol- le dijo doña Eloísa, ya en el descansillo de la escalera.
-Pásalo muy bien y tomate un chupito a mi salud, pero sin abusar, ¿eh?-replicó la muchacha, amenazándola con cariño.
-Huy, qué dices, si nunca me ha gustado beber.
-Un chupito, sí, mujer.
-Bueno, pero sólo uno; antes de la Misa de Gallo.
-Muy bien. Y entra que te hielas.
El día de Nochebuena, tras cenar como un gorrión, y acomodarse en la camilla -mañana lavaré los platos, no es cosa de andarse hoy con fregoteos-, lanzó una mirada nostálgica a la foto de su esposo, otra al belén, y se dispuso a esperar la misa del Papa. Entretanto disfrutaría del programa de variedades de la primera cadena.
Y en ésas estaba, cuando apenas probado el anís, sonó el timbre de la puerta. No eran horas de visita, a no ser que algún vecino hubiese decidido felicitarle las Pascuas a última hora. Por si acaso, acudió a entreabrir la mirilla, y casi se viene al suelo, de la sorpresa.
Papá Noel, el mismísimo Papá Noel en persona, con su uniforme rojo, la luenga barba blanca y el capuchón con borde de piel blanca también, le sonreía al tiempo que silbaba Jingle Bells y hacía sonar, manteniéndola en alto, una campanita minúscula.
-!Feliz Navidad!
Y como doña Eloísa tardara en reaccionar, el ilustre visitante aplicó un de sus ojos al de bronce.
-¿Es que no me van a dejar entrar?
-Pe...pero...-logró tartamudear la ancian al fin, mientras abría.
-!Feliz Navidead!-repitió Papá Noel, una vez de cuerpo entero en el dintel. Y agitó de nuevo su campanilla, sin olvidar la sonrisa.
Era más alto y delgado de lo que suele corresponder a la inmagen del personaje, y portaba junto a una especie de pequeño zurrón en bandolera, un paquete envuelto en papel de fantasía, sujeto con un lazo dorado.
-Adelante,adelante-dijo doña Eloísa, y se apartó para franquearle el paso.
Papá no lo pensó dos veces. Entró, cerró tras de sí con extremo cuidado, y tendió el paquete.
-¿Es para una servidora?-preguntó la anciana, que no salía de su asombro.
-!Y como no!-replicó él.
Entonces la mujer le invitó a tomar algo, y lo pasó al comedor. Dejó el regalo sobre la camilla, sin abrirlo, y fue a sacar otra copa del armario.
-Supongo que todo esto es cosa de la señorita Mónica-aventuró casi para sí misma, mentras servía el licor.
-Ah, no puedo decirle, mire.
Y se echó al coleto el anís. Hablaba con un acento indefinible y la mujer lo hizo notar.
-Usted no es de aquí.
-No por supuesto. Vengo de muy lejos, ¿sabe?
Doña Eloísa decidió seguir el juego.
-Ah, ya entiendo. Bueno pues siéntese un ratito...
-No, muchas gracias. Tampoco puedo.
-!Que pena!-exclamó con sinceridad ella porque era un hombre encantador. Y preguntó:
-¿Cómo voy a corresponder entonces?
Papá Noel abrió el zurrón y sonrió por enésima vez.
-Dando algo pora los niños pobres del mundo.
La anciana achinó un tanto sus ojines antes de exclamar, sólo medio en broma:
-Huy, pero si yo también soy pobre...
-No tanto como ellos. Eche algo, aunque sea poco. Se lo agradecerán igual.
-No sé, dejeme ver.
Y salió hacia el dormitorio. Papá Noel la siguió por el pasillo, a cierta distancia, como dejándola que tomara su tiempo, e insinuó:
-Habrá cobrado ya la paga extra...
La voz de la anciana llegó desde el interior del cuarto
-Gracias a eso. !Ay, si usted supiera!.
Doña Eloísa seguía rebuscando a la luz de la lamparita de noche en la vieja cartera del marido, cuando algo, un crujido o un presentimiento, la hizo volverse.
La silueta de Papá Noel, recortada contra el resplandor del pasillo, cayó sobre ella al instante para arrancarle la cartera de las manos, y empujar a su dueña contra la pared.
Aterrada, doña Eloísa vio cómo, a renglón seguido, el hombre abría a empellones el armario de luna, la cómoda y la mesilla, hurgaba entre la ropa y volcaba el contenido de cajas y cajones sobre la cama cuyo colchón levantó asimismo para palparlo mejor. Hasta metió la mano en la lámpara del techo, y levantó al Sagrado Corazón de su trono, mientras insultaba a la mujer y le exigía, no a gritos, pero sí con rabia tensa, cuanto poseyera de valor.
-¡Dame lo que tengas, vieja zorra, o te mato aquí mismo!.
Le echó las manos al cuello para despegarla del muro y zarandearla a gusto. Doña Eloísa rompió a chillar por fin, y él se apresuró a callarla con un sonoro bofetón que la tumbó de plano en la cama. Después la izó por los pelos hasta su altura para escupirle en pleno rostro.
La mujer no tenía más dinero, como repitió entre sollozos y quejidos, pero sí conservaba cuatros cositas, pulseras y pendientes de oro, aparte de un collar de perlas cultivadas -regalo de boda, según hizo constar-y el reloj igualmente de oro que fuera de "él" y, antes, perteneciera al padre de él, es decir a su suegro.
Cuando se hubo embolsado todo, no sin manifestar con resoplidos el desprecio que le merecían semejantes baratijas, Papá Noel devolvió a doña Elena a su cama de un segundo envite, la sujetó por las muñecas y le tapó la boca con tiras del esparadrapo que sacó del zurrón, cortado a dentelladas rápidas, y feroces; la desnudó como pudo, rasgándole parte de la ropa, medio se desnudó él a su vez-excepto peluca, barba y bigotes blancos, todo lo cual mantuvo puesto-, y la cabalgó mientras trataba desesperadamente de masturbarse. Al no conseguir la eyección hurgó en la víctima donde cabía hacerlo, sin atender gritos sofocados ni posibles desgarrones, en medio de risotadas, blasfemias y procacidades, imposibles de recoger aquí.
Hasta que, agotada la imaginación y exhausto de fuerzas, con sus risas convertidas en baba, y el afán en espasmos, Papá Noel decidió rematar la faena defecando sobre la pobre mujer, quien ni siquiera lloraba ya, perdida a ratos la conciencia o al menos la razón, y creyéndose catapultada a los abismos del infierno para in sécula.
Concluido el desafuero, Papá Noel se vistió con tranquilidad y comprobó su aspecto en la coqueta, mientras desde el fondo del espejo, doña Eloísa continuaba mirándole, amordazada y con los ojos a punto de saltársele de las órbitas, intentando dar aún pataditas al aire pero sin despegar ya las piernas del lecho, intuyendo que quedarse sola en semejante situación significaba la muerte.
Impasible, el personaje abrió el frasquito de la colonia, se perfumó, volvió al comedor, recogió el regalo sin abrir así como la campanita de marras, bebió un segundo trago, ahora a morro, consultó la hora y acabó saliendo del piso, fresco y recuperado ya, siempre silbando el "Jingle Bells".
[…]
La prensa del día veintiséis, puesto que en el de Navidad no se venden periódicos, hablaría de dos asaltos más con robo y violación por parte de cierto Papá Noel -¿acaso el mismo?-; un matrimonio de impedidos y una funcionaria jubilada. En el primer caso el marido había muerto a consecuencia de la impresión y de los tratos recibidos. Y al cabo de una semana larga, pasado Año Nuevo, se descubrió el cadáver de una tercera anciana, asaltada igualmente en Nochebuena.»
(José Luis BORAU MORADELL; Zaragoza, 8 de agosto de 1929 - Madrid, 23 de noviembre de 2012; Premio Nacional de Cinematografía 2002.  "Visita de gallo" en Navidad, horrible Navidad, 2003.)
Quien fuera un cineasta extraño, variopinto, parsimonioso, ya no nos dará más imágenes... Porque, navegando entre paradojas, se inició en el cine de género, incluyendo un western temprano (Brandy, 1964), encontró al gran público de  del cine español a mediados de los setenta (Furtivos, 1975), rodó en Hollywood (On the line, 1984) y vio como sus últimas películas, consideradas obras maestras por buena parte de la crítica (incluyendo el Goya 2000 a la Mejor Dirección por Leo), se encontraban con salas casi vacías.
Sucesor de Fernando Fernán Gómez en la representación del lenguaje del cine en la Academia de la Lengua, fue desgranando una obra literaria tardía que ya ha agotado sus palabras.
Siempre presto a mostrar, desde sus contradicciones, las contradicciones del mundo, con imágenes o palabras, su aspecto bonachón fue frecuentemente desmentido por su capacidad para bucear sin hipocresías ni correcciones políticas en las manifestaciones perversas de lo aparentemente entrañable, desde la familia a la Navidad.
Porque, con frecuencia, lo que la sociedad considera "mercantilmente entrañable" (ya Navidad, Horrible Navidaddecía Melendi que "la Navidad la ha inventado el Corte Inglés") esconde tantos rincones de sombra que posibilita la mirada más perversa, el relato más descarnado.
De hecho, la Navidad es horrible para mucha gente, hasta el punto de ser ahora objeto de estudio de la Psiquiatría.
Borau lo sabía bien... Así que ya no llegará a esta cuyas luces ya se insinúan en todas nuestras calles.
Nacho Fernández del Castro, 24 de Noviembre de 2012