lunes, 30 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 30-9-2013



«—¿De qué está hecho.



—Del material con el que se construyen los sueños.»



 (Samuel Dashiell HAMMETT; Condado de St. Mary, Maryland, Estados Unidos, 27 de mayo de 1894 – 
New York, 10 de enero de 1961. Respuesta del detective Sam Spade cuando se le pregunta por la estatuilla con figura de halcón incrustada de piedras preciosas que los caballeros de la Orden de Malta habían regalado supuestamente al emperador Carlos V en 1530, en The Maltese Falcon –El Halcón Maltés-, 1930 
-2006, por ejemplo, para la edición en castellano-.)




A veces nos preguntamos de dónde vienen o de qué están hechos nuestros mejores símbolos...



¿De dónde viene la paloma que representa la paz y en cuántos materiales puede ser plasmada?, ¿cuántas representaciones y en qué formatos admite la libertad?, ¿puede ser la solidaridad realmente representada en figura estática alguna?, ¿qué tiene que ver la igualdad con el símbolo matemático de las dos rayitas paralelas?...



Pero, en realidad, nuestros mejores símbolos, sea cual sea el material o el formato de sus materializaciones, están hechos siempre del material de los sueños.



Al menos, cuando nos referimos a cosas concretas, a la realización de valores en el día a día... Cuando hablamos de la paz, la libertad, la solidaridad o la igualdad realmente (o sea, conflictivamente) ejercida en el aquí y el ahora.



Porque de la Paz, la Libertad, la Solidaridad o la Igualdad con mayúsculas debemos desconfiar... Seguramente habrá siempre quien nos exija morir por ellas.



Nacho Fernández del Castro, 30 de Septiembre de 2013

domingo, 29 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 29-9-2013



«No intentes cambiar el mundo, intenta que el mundo no te cambie a ti



(Carlos RUÍZ ZAFÓN; Barcelona, 25 de septiembre de 1964. Las luces de septiembre, 1995.)



A veces somos demasiado pretenciosos... Compartimos discursos críticos, cosmovisiones lacerantes, representaciones sociales transgresoras, imaginarios colectivos rebeldes que ponen lo dado (la realidad circundante, el mundo que nos ha tocado vivir) de vuelta y media; y, a continuación, alguien (o nosotros mismos) pregunta: ¿y qué hacer para transformar las cosas?.



 Somos demasiados pretenciosos... El mundo que nos ha tocado vivir, la realidad circundante, lo dado no va a cambiar por mucho que una voluntad particular o unas pocas voluntades conjuradas (por muy lúcidas, y hasta lucidas, que sean) se empeñen. Los cambios globales sólo se consolidarán cuando estén dadas las condiciones de posibilidad materiales para que así sea.



Así que el análisis crítico de la realidad, el mundo, lo dado es ya, en sí mismo, un principio de cambio y de transformación... Aunque sólo sea a nivel de conciencia y en círculos muy reducidos. Porque, de hecho, sitúa las miradas (y la acción) en la dirección precisa para captar esas señales materiales y, eventualmente, poder contribuir a acelerar el proceso.



Pero, desde luego, cualquier cambio o transformación habrá de llegar a la calle, al lugar donde ocurren las cosas reales, donde se nace y se muere, donde nos relacionamos.



Así que debiéramos asumir que nuestros discursos críticos, nuestras cosmovisiones lacerantes, nuestras representaciones sociales transgresoras, nuestros imaginarios colectivos rebeldes son lo único que podemos ofrecer mientras las relaciones humanas se van transformando lentamente...



¡Bastante es que seamos capaces de resistir las sombras del mundo y evitar que ensombrezcan nuestra propia voz, que la confundan, que la dominen hasta hacerla convergente y sumisa!.



Somos demasiado pretenciosos...



Nacho Fernández del Castro, 29 de Septiembre de 2013

sábado, 28 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 28-9-2013



«Un mundo y sus habitantes pueden ser transformados profundamente en sólo cincuenta años, hasta tal punto que nadie pueda reconocerlos. Sólo se requiere un hondo conocimiento de ingeniería social, una clara visión de los fines que uno se propone... y poder. Los superseñores tenían todo esto. Aunque sus fines eran un secreto, sabían lo que querían, y disfrutaban de poder. Ese poder tomó muchas formas, y los hombres cuyos destinos eran manejados ahora por los superseñores no advirtieron muchas de ellas. El poder de las grandes naves había sido evidente para todos. Pero detrás de esta exhibición de fuerzas dormidas había otras armas mucho más sutiles.
—Todos los problemas políticos —le había dicho una vez Karellen a Stormgren— pueden ser solucionados con una correcta aplicación de la fuerza.
—Me parece una afirmación bastante cínica —había replicado Stormgren incrédulo—. Se parece demasiado a aquélla de "El derecho es la fuerza". En nuestro propio pasado el uso de la fuerza nunca resolvió nada.
—La palabra clave es "correcta" [contestó Karellen].»

 (Sir Arthur Charles CLARKE; Minehead, Somerset, Reino Unido, 16 de diciembre de 1917 - 

Colombo, Sri Lanka, 19 de marzo de 2008. Párrafo del capítulo “La Edad de Oro” en Childhood's End   

El fin de la infancia-, 1953, 1990 con modificaciones en el capítulo inicial 

-2000, por ejemplo, para una edición en castellano-.)

Es acaso terrible, pero algunas de las prospectivas sociales ensayadas por la mejor literatura de ciencia-ficción se han quedado muy cortas (de hecho, Arthur C. Clarke debió modificar el capítulo inicial de una obre publicada hace ahora sesenta años porque, treinta y siete años más tarde, se había tornado totalmente anacrónico).
Y, sin embargo, los mecanismos apuntados para el control masivo de las conductas humanas señalaban una línea atinada, aunque errasen tal vez al señalar el instrumento falaz de dominio (por ejemplo, el conductismo skinneriano).
De hecho, como bien preveía el propio Arther C, Clarke, los saberes que fueron derivando instrumentos de máxima eficacia en el control de comportamientos colectivos e individuales pronto se fueron haciendo mucho más sutiles... Y simbólicos.
El poder que sobre las actitudes de las grandes masas podía tener el control de los flujos de comunicación a través de las grandes industrias culturales capaces de determinarlos, pronto fue descubierto y desarrollado.
Y así estamos... A merced de las cosmovisiones y las representaciones sociales más convenientes para los intereses de los amos del mundo, que confían en que su esfuerzo económico en esa ingente  producción comunicativa se vea compensado con la generación de imaginarios colectivos manejables (por ejemplo, derivando los problemas y posibles conflictos de identidad hacia el consumo como ámbito único para manifestar la diversidad en libertad), que puedan contribuír a un “correcto” aprendizaje de la sumisión.
Pero, claro, en los casos en los que la cosa no sale como se espera y hay aprendices todavía capaces de cierta rebeldía, aún les quedan las porras y las togas....
Nacho Fernández del Castro, 28 de Septiembre de 2013

viernes, 27 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 27-9-2013



«Actúa o te joderán.»
(James Myers, Jim, THOMPSON; Anadarko, Oklahoma, Estados Unidos, 27 de septiembre de 1906 - Huntington Beach, California, 7 de abril de 1977. Fatalista lema vital de Lilly en The Grifters -Los timadores-, 1963 -2005 para una edición en castellano-.)
La Lilly de Jim Thompson era preclara en su descaro transgresor... Sabía con certeza que a quienes no han sido favorecidos por la fortuna o por los caprichos de los amos del mundo sólo les queda una: actuar...
Y sabía también que, con demasiada frecuencia (en realidad, casi siempre) sólo hay dos opciones: practicar una sumisión sin escrúpulos en busca de una recompensa más o menos generosa por parte de quien de verdad manda, o rebelarse intentando forzar el sistema de cosas, burlarlo, timarlo.
Es probable que, incluso actuando, alguien te joda de todas maneras (porras, togas o mamporreros simbólicos o físicos a sueldo de los poderes reales)... Pero al menos se habrá intentado sobrevivir desde una dignidad mínima... Sin caer en abyecciones que nieguen el propio raciocinio y la capacidad de sentir... Que nieguen, en suma, la propia condición humana.
Intentar timar al sistema es un principio de rebelión frente a lo políticamente correcto y el vomitivo pensamiento único. Jim Thompson lo sabía y sólo le faltó el salto hacia propuestas más colectivas... Actúa o te joderán, buen lema para este tiempo.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Septiembre de 2013