lunes, 24 de octubre de 2016

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO CONTINÚA LA PROGRAMACIÓN PARA EL TERCER CUATRIMESTRE DE 2016 DEL FORO DE FILOSOFÍA POPULAR (25 DE OCTUBRE) CON UNA REFLEXIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA ANTE LAS CIUDADES AQUÍ Y AHORA (DEL ESPACIO URBANO COMO ÁMBITO Y OBJETO DE REFLEXIÓN)




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El Martes, 25 de Octubre de 2016, a las 19’30 horas,  en el Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), se desarrollará la sesión mensual del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” que, como continuación de la Programación del tercer cuatrimestre, an kbordará el tema «La filosofía ante las ciudades aquí y ahora: Del espacio urbano como ámbito y objeto de reflexión». La sesión se plantea como reflexión general y concreta que parte del hecho histórico de que la propia filosofía tiene un origen inequívocamente urbano, preparado, entre el siglo VI y el IV a.N.E.,  en las colonias griegas de la Jonia y de la Magna Grecia, que seguían el modelo organizativo de la polis helénica, y “oficializado” en la Atenas del siglo IV a.N.E., momento a partir del cual su momento teórico (totalizador) exige la derivación de un momento práctico (particularizador) que incluirá una reflexión sobre la propia polis tanto en sus aspectos más ligados a las relaciones humanos de convivencia (civitas o la ciudad como unidad administrativa de la ciudadanía) como a los físicos y arquitectónicos (urbs o la ciudad como espacio construido). La ciudad es, probablemente, la realidad humana (y también filosófica) por excelencia: la filosofía, como acabamos de decir, nació y sólo pudo nacer en ella. Sin embargo, los imprescindibles enfoques categoriales (desde la arqueología al urbanismo, pasando por la sociología o la arquitectura) que pretenden constituir y agotar todo el conocimiento posible sobre la ciudad, resultan insuficientes para dar cuenta de “la ciudad como un todo” (o sea, de la idea misma de ciudad), por lo que la crítica a esos enfoques y sus pretensión de convertir la suma de sus aproximaciones parciales a la ciudad en un conocimiento completo, es ya una crítica filosófica de sus límites epistemológicos. O, dicho de otro modo, una verdadera teoría de la ciudad sólo puede ser una teoría filosófica. Y, así, debe contemplar (véase, por ejemplo, “Teoría general de la ciudad” de Gustavo Bueno, en G. Bueno, A. Hidalgo y C. Iglesias: Symploké, 1989: 335-342) su origen (como confluencia, en un vórtice permanente de flujos humanos continuos que, procedentes del exterior, se cruzan y alcanzan en un momento histórico una masa crítica, el núcleo de la ciudad, que abrirá un momento de segregación también permanente de fragmentos de flujos que derivan hacia la periferia, la “no ciudad”, u otros vórtices) y evolución (de una ciudad absoluta, autorreferente y autónoma, a una ciudad enclasada, definida por relación con otras ciudades, hacia las que podrá desarrollar vínculos hegemónicos, ciudad imperial, o simétricos dentro de una unidad superior, ciudad nacional, cuyas evoluciones extremas, pasando por la cosmópolis, serían la desaparición por corrupción o la disolución en una ciudad planetaria única y ubicua).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            
Resultado de imagen de El Roto sobre urbanismoEn cualquier caso, el vórtice permanente se configura el presente desde un multiculturalismo migratorio creciente, tanto en procesos intraestatales de abandono masivo del medio rural (la no ciudad) para asentar precariamente esas poblaciones en las grandes urbes (también en el Sur), como interestatales de abandono masivo de los países económicamente más subdesarrollados y desarrollantes (el llamado Sur) para acceder en condiciones de gran vulnerabilidad a los centros urbanos de los países económicamente desarrollados y subdesarrollantes (el llamado Norte)… En efecto, ese Norte, se convierte en un foco de atracción irresistible (fuertemente mediado por por el “espejismo” que pergeñan los nuevos mass media globalizados) para millones de seres humanos que apenas pueden sobrevivir precariamente en su Sur de origen… Esta migración económica, unida al propio carácter plurinacional y poliétnico de la constitución de los Estados-nación contemporáneos, convierte las ciudades del presente en un abigarrado muestrario de diversidad humana, en un ámbito radicalmente multicultural… Pero una diversidad humana que forzada a asumir unas condiciones de desigualdad (económica, de aceso al bienestar, también espaciales en nuestras urbes) insoportables que la dichosa crisis económica, lejos de los alientos iniciales de cambios en un sistema (el capitalismo globalizador) con inevitables tendencias especulativas (catapultadas por la llamada revolución de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación hacia una perversa financiarización de la economía mundial), parece claro que será pagada, una vez más y de forma más escandalosa que nunca, por quienes nada han tenido que ver en su generación... Los países económicamente desarrollados (y subdesarrollantes) del llamado Norte, mal que bien, atisban una salida afincada sobre las subvención de los grandes intereses económicos con dinero público, mientras los países económicamente subdesarrollados (y desarrollantes) del llamado Sur ven como se alejan hasta las menguadas esperanzas contenidas en los Objetivos del Milenio… Es la contradicción entre una ciudad de los pobres (difusa y violenta en sus estructura y límites) y la ciudad de los ricos (precisa y tranquila) de las que habla el urbanista Bernardo Secchi (La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres, 2015) Evidentemente, enfrentarse a este mundo postmoderno del “¡sálvese quien pueda!” plantea algunas cuestiones radicales: ¿Cómo garantizar entonces, hoy, aquí y ahora, el sostenimiento de la cohesión social indispensable para una buena y próspera convivencia en nuestras ciudades?, ¿cómo asumir, desde las “ciudades receptoras”, la diferencia normativa, radical en tantas ocasiones, sin renunciar a la esencia misma de su pluralismo constitutivo?. ¿Cómo asumir, por los “territorios emisores”, la frustración de sus aspiraciones y esperanzas en una perpetuación de la misera relativa (y hasta absoluta)?...
Y, sin embargo, entre las poblaciones más bien pensantes de quienes gozan de todos los derechos florecen los discursos mediáticos que fundan, consolidan y extienden un “imaginario de la no ciudad” ligado a una poética de la vida buena: llena de libertad, disposición absoluta del propio tiempo, relación respetuosa y enriquecedora con la naturaleza y los iguales....
Resultado de imagen de El Roto sobre urbanismoPero, claro, raros son los paladines de esos imaginarios poéticos dispuestos, salvo por imperiosa necesidad (económica) personal o colectiva, a trasladarse a los lugares donde el “disfrute de tantas ventajas” es forzoso… Acaso, entre otras razones, porque es estadísticamente forzoso también hacerlo durante una vida breve y pródiga en penurias. Y, así, la vivencia de un multiculturalismo teritorial y geográfico cada vez más residual (rural/urbano, secano/humedales, aislamiento/hipercomunicación, periferia/centro,...) se torna en verdadera desigualdad y segregación espacial ante las presiones homogeneizadoras de nuestras ciudades, sea incapaces aquí y ahora de someter a crítica los diversos tratamientos y propuestas políticas de transformación del territorio que suponen, de hecho, procesos personales y colectivos de pérdida de identidad, extrañamiento y, en general, exclusión…  Así ocurre, por poner un ejemplo muy patente, la pérdida de la mitad de los humedales existentes en Expaña durante el siglo XX (lo que, unido a una deforestación especulativa para “urbanizar el bosque”, lleva a la progresiva desertificación del territorio) tratará de paliarse “políticamente” mediante la inmersión (y desaparición) de cientos de pueblos en embalses y pantanos artificiales que llevan al extrañamiento de decenas de miles de personas y al riesgo de desaparición de formas de vida bien integradas en el antiguo territorio (extrañamiento forzado y un verdadero etnicidio que refleja vívida y hermosamente la novela Distintas formas de mirar el agua (2015).de Julio Llamazares, recordando su nacimiento en Vegamián, pueblo sumergido en el pantano del Porma en 1963. En suma, la pérdida de diversidad etnológica se ha convertido ya en una de las paradójicas constantes culturales en nuestras “ciudades multiculturales de progreso”, en las que cada día desaparecen (o son relegadas a lo marginal, a la periferia del mundo, a la no ciudad, a la condición de “cultura en peligro extinción”) más y más formas de vida ligadas al equilibrio del ser humano con la naturaleza para ser violentamente sustituidas (tras abruptos cambios del paisaje y sus usos por un sistema de explotación y consumo depredador de recursos naturales y humanos)  sólo por las costumbres que tengan cabida en el gran mercado global por ser susceptibles de negocio.
Resultado de imagen de Forges sobre urbanismoEsas abruptas transformaciones del paisaje (ese “llevar el  río al desierto y traer el desierto al río” del que sarcásticamente habla El Roto) que determina la presión hacia una ciudad planetaria homogeneizadora, no sólo agreden irreversiblemente la naturaleza (bajo formas de deforestación, desertificación, o perdida de biodiversidad) sino que también suponen una pérdida neta de etnodiversidad como evidente síntoma de riqueza cultural (una sociedad y una ciudad son indudablemente más rica, y está mejor preparada para enfrentarse a sus retos, cuanto mayor sea la diversidad de formas de vida capaces de convivir que atesoran)... Y de ahí que resulte tan urgente un análisis crítico las actividades humanas que, en su acelerada demanda de materias primas y energía, en su galopante acumulación de residuos biodestructores, en su creciente enfoque meramente especulativo del territorio, la ponen en grave riesgo en nombre de un “progreso” que, sólo para unos pocos, se traduce en rendimiento económico inmediato, a costa de la aculturación de colectivos enteros (tratados en realidad como simples excedentes humanos), y la usurpación de recursos (irrecuperables, en muchos casos) a la humanidad del presente (y a todas las generaciones futuras) en todo el planeta.
Resultado de imagen de El Roto sobre urbanismoEn efecto, la relevancia de la etnodiversidad no radica sólo (ni fundamentalmente) en sus aspectos culturales, sino también (y, acaso, sobre todo) a la capacidad especifica de la propia humanidad para enfrentarse a su supervivencia a largo plazo, y en buena medida el éxito de las ciudades deriva de su capacidad para concentrar recursos que la maximizan… Y cierto es que la propia dinámica evolutiva hace que “naturalmente” (en relación con el medio y sus cambios más o menos drásticos) estén desapareciendo de continuo unas especies y apareciendo otras; pero la actividad humana (desde las deforestaciones o la depredación abusiva hasta la transformación de territorios en ciudades ecológicamente insostenibles e inssustentables o la emisión de gases que deriva en el calentamiento global) acelera drásticamente los cambios en numerosos habitat hasta poner en grave riesgo los seres vivos que los pueblan (hasta poner en riesgo colectivos específicos de la especie humana y, en el límite, a ella misma como tal). En suma, intervenciones que cuestionan severamente la propia relación del ser humano con el resto de los seres vivos (tal y como ya señalaba, en 1854, Seattle, Jefe de las tribus suquamish y duwamish), poniendo en peligro la propia supervivencia… Y el proceso de urbanización acelerada del palneta es una de ellas; porque los problemas de la ciudad presente (de esa urbanización global en definitiva) se multiplican: especulación inmobiliaria que destruye cualquier atisbo de realización del derecho universal a una vivienda digna (véase, por ejemplo, Inurrieta, A.- Irigoien, E.- Murgui, N. y Naredo, J.M.: Qué hacemos con la vivienda, 2013); verdadero núcleo del desarrollo de las contradicciones del capitalismo que, paradójicamente, puede alentar las únicas esperanzas de rebeldía y los únicos alientos utópicos en relación con la recuperación de la voz ciudadana (ver, por ejemplo, Harvey, D.: Ciudades rebeldes. El derecho de la ciudad a la revolución urbana, 2013), aunque sea objeto aquí y ahora de una patrimonialización mercantilista del espacio público urbano en aras de un mayor control social tal y como lo muestran las normativas municipales sobre convivencia al uso (ver, por ejemplo, GEA “La Corrala”: ¿Por qué no nos dejan hacer en la calle?. Prácticas de control social y privatización de los espacios en la ciudad capitalista, 2013), para lo que tan útil resulta la gestión del miedo derivado de los conflictos por la desigualdad y la “injusticia espacial” en nuestras ciudades  como instrumento de control urbano (ver, por ejemplo, Davis, M.: Control urbano: la ecología del miedo, 2001), en paralelo a la proliferación de redes glogales de ciudades por encima del Estado-nación (ver, por ejemplo, Sassen, S.: Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circutios transfronterizos,  2003). Pergeñar, pues, una teoría de la ciudad es imprescindible para enfrentarnos racionalmente a tales cuestiones… Porque, ¿quiénes se preocupan hoy, aquí y ahora, por escuchar, extender, actualizar y dar sentido crítico a las viejas reflexiones del Jefe Seattle?, ¿quiénes se muestran dispuestos a exigir que las actividades humanas favorezcan la biodiversidad y la etonodiversidad en lugar de destruirlas?.. ¿Quiénes, en suma, pueden y quieren dar el paso hacia una neva ciudadanía global y responsable que anteponga la razón humana (universal y diacrónica, pero local y concreta) a los intereses coyunturales del beneficio inmediato para unos pocos?, ¿quiénes están realmente dispuesto a favorecer ciudades más amables y habitables frente a la mera especulación?... Y, ¿cómo hacerlo?.
Porque en la insoportable desigualdad en el acceso a la riqueza, el binestar y hasta el espacio que caracteriza nuestro presente, no podemos conformarnos ya con una forma de lánguida queja; de vacua asunción del análisis crítico de los grandes discursos del “buenismo bienintencionado”, desde los hermosos manifiestos como Lo pequeño es hermoso, 1973, de Ernst Friedrich Schumacher hasta los rimbombantes Objetivos del Milenio auspiciados por Naciones Unidas… Se trata, ni más ni menos, que de pergeñar las líneas de fuerza (ideas, políticas, acciones colectivas y comportamientos individuales) más coherentes con una verdadera ciudadanía planetaria y con una ciudad acogedora para todos... Porque, ¿cómo avanzar hacia las verdaderas condiciones de posibilidad de una erradicación universal de la desigualdad injusta como prioridad sin menguas ni aplazamientos, sin aproximarnos a ese concepto?.
Resultado de imagen de Forges sobre urbanismoTodo ello será introducido, en sus aspectos conceptuales y básicos, y desarrollado problemáticamente por el propio coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro, que, como siempre, facilitará a las personas participantes un dossier de elaboración propia con documentación sobre el tema abordado, incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, artículos e informaciones de interés, chistes, etc..
Resultado de imagen de El Roto sobre urbanismoTras su intervención (e, incluso, durante la misma) habrá un debate general entre todas las personas presentes (recordamos que, en relación con este Foro se habrá proyectado ya, el miércoles, 19 de Octubre, en el Cine-Forum “Imágenes para pensar”, la película Good Bye, Lenin!, 2003, de Wolfgang Becker. La sesión, celebrada en relación con el Día Internacional de las Ciudades (31 de Octubre),  tendrá lugar en el Aula 3 (Segunda Planta), con asistencia libre.