sábado, 24 de febrero de 2018

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DE EL LLANO SIGUE, EL MARTES 27 DE FEBRERO, LA PROGRAMACIÓN DEL PRIMER SEMESTRE DE 2018 DE SU FORO DE FILOSOFÍA POPULAR CON UNA REFLEXIÓN FILOSÓFICA SOBRE LA MAGIA DE LA RADIO COMO AQUÍ Y AHORA (¿POR QUÉ LA TELEVISIÓN NO LOGRÓ MATAR “LA ESTRELLA DE LA RADIO”?) ANIMADA POR ALEJANDRO FONSECA TORRE


Resultado de imagen de Forges y la radio
El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), en su sesión del mes de Febrero-2018 (Martes, 27, a las 19’30 horas),  del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” abordará el tema «La filosofía ante la magia de la radio aquí y ahora: ¿Por qué la televisión no logró “matar la estrella de la radio”?». En 1979 se publicaba el álbum Bruce Woolley And The Camera Club, que incluía la canción “Video Killed the Radio Star”, un éxito en Canadá que, tras incorporarse Bruce Woolley ese mismo año al grupo británico The Buggles, sería incluida también en su álbum The Age of Plastic (publicado el 7 de septiembre de 1979 por Island Records) para convertirse en un gran éxito mundial… De hecho, su vídeo musical, dirigido por Russell Mulcahy, dería el pistoletazo de salida a las emisiones de la poderosa cadena MTV el 1 de agosto de 1981. ¿Por qué?: tanto la letra de la canción (escrita pro Trevor Horn, Geoff Downes y Bruce Woolley) como las imágenes del vídeo, que incuian radios que explotaban, se referencia a una antigua estrella de la radio que ve cómo sus días de gloria tocan a su fin ahogados en el torbellino imparable del vídeo. Y vendrían luego otras versiones como las adaptaciones que, ya en 1979, haría el francés Ringo en su idioma (“Qui est ce grand corbeau noir”) y en español (“Marylin no se quiere casar”); la del grupo español Parchís en su álbum Comando G (1980); la del grupo español Aerolíneas Federales titulada “Mi vídeo no tiene mando a distancia” (incluida en su álbum Hop hop de 1987); y así decenas de ellas hasta las muy conocidas y computarizadas de Erasure (2003); o la reciente del dúo Pomplamoose  en su álbum Pomplamoose: Season 2 (2014)… Y hasta Sanyo la utilizaría en una de sus campañas publicitarias. Así que de esto tendrá que partir esta sesión:  «I heard you on the wireless back in fifty two / Lying awake intent at tuning in on you / If I was young it didn't stop you coming through / They took the credit for your second symphony / Rewritten by machine and new technology / And now I understand the problems you can see / I met your children / What did you tell them? / Video killed the radio star / Video killed the radio star / Pictures came and broke your heart / And now we meet in an abandoned studio / We hear the playback and it seems so long ago / And you remember the jingles used to go... oh, oh / You were the first one /You were the last one / Video killed the radio star / Video killed the radio star / In my mind and in my car / We can't rewind we've gone too far / Video killed the radio star / Video killed the radio star / In my mind and in my car / We can't rewind we've gone to far / Pictures came and broke your heart / Put the blame on VTR / You are a radio star / You are a radio star / Video killed the radio star / Video killed the radio star / You are a radio star / You are a radio star.»
Resultado de imagen de Forges y los micrófonos O sea: «Te escuché en la radio en el 52, / recostado despierto, atento al sintonizar contigo, / si fuera joven, tu supervivencia no se detendría. / Se llevaron [todo] el mérito por tu segunda sinfonía, / reescrita por una máquina y nueva tecnología, / y ahora entiendo los problemas que puedes ver. /Me encontré con tus niños, / ¿Qué les dijiste? / El vídeo clip mató a la estrella de la radio, / el vídeo clip mató a la estrella de la radio, / las imágenes llegaron y rompieron tu corazón. / Y ahora nos encontramos en un estudio abandonado, / escuchamos la grabación y parece hace tanto tiempo, / y tú recuerdas que la tonadilla decía... oh, oh. / Tú fuiste el primero, / tú fuiste el último. / El vídeo clip mató a la estrella de la radio, / el vídeo clip mató a la estrella de la radio. / En mi cabeza y en mi coche, / no podemos rebobinar, hemos ido demasiado lejos. / El vídeo clip mató a la estrella de la radio, / el vídeo clip mató a la estrella de la radio, / en mi cabeza y en mi coche. / No podemos rebobinar, hemos ido demasiado lejos, / las imágenes llegaron y rompieron tu corazón, / échale la culpa al grabador de video / Eres una estrella de la radio, / eres una estrella de la radio… / El vídeo clip mató a la estrella de la radio, / el vídeo clip mató a la estrella de la radio… / Eres una estrella de la radio,/ eres una estrella de la radio.»
Resultado de imagen de Forges y los periodistas de ayer y de hoyPorque el hecho de que los lamentos nostálgicos y negros augurios que, con respecto la radio, como medio de comunicación (frente a la imagen televisiva), y para las radiofórmulas musicales (bajo el imperio del vídeoclip), nos dejaban hace casi cuarenta años Bruce Woolley y compañía se hayan visto radicalmente chafados exige una  reflexión general y concreta sobre el sentido y evolución del medio radiofónico en este tiempo…  Y, es que tras la arremetida inicial y genérica de la televisión o la específica de los videoclips un par de décadas después, las radios parecen haberse instalado en una suerte de auge permanente, con crecimientos sostenidos de las audiencias, constantes “batallas empresariales” entre los grupos mediáticos (ligados a lobbies ideológicos) cada vez que se convoca una concesión político-administrativa de radiofrecuencias… Y una excelente adaptación al marco que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (con desarrollo de contenidos “a la carta” a través de la redifusión RSS –Really Simple Syndication- en Podcast de programas de radio convencional, así como el fomento de fenómenos no convencionales, pero convergentes con el medio, como los audioblogs. Crecen los diales y crecen los “modelos de negocio radiofónico”, aunque básicamente siguen captando las máximas audiencias los de siempre: una radio convencional que potencia la participación de las audiencias y encuentra su quintaesencia en una combianción variable de informativos (generales y deportivos -incluyendo retrasmisiones en directo y dinámicos magazines-), magazines generales de larga duración con variedad de contenidos (desde las entrevistas a las tertulias políticas, pasando por   la opinión editorial, la creciente presencia del humor, la difusión cultural o los concursos) y unas radiofórmulas musicales que siguen formando parte esencial (y diversificada) de todos los grupos radiofónicos... ¿Por qué este reverdecimiento de la radio aquí y ahora?. Frente a una televisión generalista con sus parrillas agostadas por fenómenos convergentes, como el de los programas “de cotilleo” y los reality shows en los que personajes insustanciales venden historias triviales de su vida, para después someterse a una  “guionización, implícita o explícita, de su cotidianidad” que les permita “mantenerse en nómina”, que llegan a teñir hasta los viejos formatos informativos o de opinión (desde los telediarios hasta los debates) con un “enfoque cotilla” que, para colmo, pretende situarse en limbo de aparente “neutralidad informativa” absolutamente patético; la radio ofrece la cercanía de la voz... Una voz que acompaña y apenas (salvo en casos muy contados y llamativamente cuasiparódicos) trata, como la televisión, de configurar un “imaginario de lo monstruoso” (en el sentido etimológico de “lo que avisa o previene desde una voluntad superior”), por una parte, como “aviso a navegantes” de qué es lo que hay más allá de la dura cotidianidad de quien mira la pantalla (para evitar que lo desee) y, por otra, para captar su atención situándola fuera de su vida, de sus problemas concretos, de sí mismo, extrañándolo, alienándolo... La televisión generalistas se ha convertido en el primer analogado que lo que Cornelius Castoriadis llamaría “el ascenso de la insignificancia” (ver El ascenso de la insignificancia. Encrucijadas del laberinto IV, 1996) por su contribución esencial a la consolidación de los imaginarios hegemónicos del capitalismo globalizado, siempre interesado, también con la sobresaturación de “imágenes de lo catastrófico” que pueblan el resto de los informativos y buena parte y los telerreportajes, de ir dejando avisos de lo que puede venir para generar una empatía lejana más alienante que activista. Por el contrario, la “voz radiofónica”, que es el sonido de fondo del paisaje infantil (eso que Rainer Maria Rilke decía de era la verdadera y única patria de todo ser humano) de muchas generaciones, nos acompaña en las tareas cotidianas, envolviéndonos con su cálida magia en la propia cotidianidad, sin alienarnos de lo que somos. Y, por ello, nos pone (sin impostaciones de pretendida neutralidad) en situación de contribuir a una sociedad más consciente, participativa y solidaria (en definitiva, más democrática), a partir de la creación de mecanismos cuasiautomáticos de lectura ideológica y representacional de lo que se nos cuenta, develando los intereses que subyacen en los mensajes y sacando de ello fruto de conocimiento, capacidad comunicativa, comprensión del mundo y voluntad de transformarlo (incluyendo los propios medios de comunicación).
Resultado de imagen de Forges y el olvido de las catástrofesLa televisión es la punta de lanza de las grandes industrias transnacionales de la cultura, instrumentos clásicos de alienación de masas para la producción agregada de sumisión aprendida a través de una neurosis experimental por permanente insatisfacción del deseo en el contraste entre los arquetipos de heroicidad y la realidad de cada día (porque, en definitiva, cuando uno va al supermercado, Messi o Ronaldo, House o el Doctor Mateo, Tony Soprano o Luisma García, Belén Esteban o Kiko Matamoros nos sirven de bastante poco). En cambio, la radio, que sigue en nuestras cocinas y en nuestros paseos, nos proporciona un cálido acompañamiento (una vez más, ese telón sonoro veraz y confiable) en nuestra cotidianidad… Por eso, seguimos venerando, más allá de su sesgo ideológico, los grandes nombres de la radio (José Luís Pécker, Matías Prats, Juana Ginzo, Manuel Martín Ferrand, Graciela Mancuso, Joaquín Prat, Carmen Vela, Julio César Iglesias, Carlos Llamas, Isabel Gemio, Luís del Olmo, Iñaki Gabilondo, Julia Otero…) que acompañaron (y acompañan) nuestra vida… Porque, en la conexión casi mágica de las ondas y sin necesidad de telefonía o medios digitales, sentimos que se establece un diálogo de confianza que va más allá de la realidad de la interacción.
Imagen relacionadaLa radio se torna así en camino abierto hacia las respuesta a algunos interrogantes sobre el nuevo sentido del humanismo en un mundo que se hace digital y virtual, que paradójicamente extiende sus redes físicas de intercomucnicación segregando cada día a más sujetos de lo que podríamos llamar el primer analogado de la humanidad globalizada (el homo digitalis) y creando nuevas formas (que, con demasiada frecuencia, derivan en patologías psicosociales) de incomunicación. Porque, ¿cómo se conforma la información sobre lo que pasa en el mundo, que tipo de criterios separan lo relevante de lo que no lo es, qué constituye y por qué la agenda de los medios y cómo se manifiestan sus cosmovisiones correspondientes,...?. Y es que estamos en un marco en el que, en realidad, la libertad de prensa, reducida ya a libertad de emisión de mensajes significativos para quien puede permitírselo, apenas guarda ya relación con su derecho humano correlativo: la libertad de expresión... Y tal cuestionamiento, evidentemente, nos lleva a contemplar como esa libertad de expresión ha de referirse necesariamente a la accesibilidad a la información para una construcción (problemática, polémica, dialógica) de un conocimiento con voluntad de comunicación más allá de los meros intereses de unos pocos, las empresas que administran y gestionan esa llamada libertad de prensa. Y en eso, como decimos, la radio es el medio más igualitario y horizontal en la articulación de una nueva accesibilidad (informativa y comunicativa) que incluya los llamados medios alternativos (tradicionales –como las viejas y nuevas radios libres- o digitales) para situar el marco del debate sobre el qué hacer con los efectos de las llamadas nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) sobre las relaciones (de comunicación en sus múltiples modalidades) humanas... Curiosamente la radio, que iba a morir, siempre ha compartido buena parte de las ventajas atribuidas al nuevo entorno digital: inmediatez, interrelación, cooperación, libertad, democratización/divulgación del saber,… Así que en ante la gran paradoja de que “en la sociedad de la comunicación nadie se comunica verdaderamente (en profundidad) con nadie”, debemos reivindicar la radio para “sintonizar contigo” que decía Bruce Woolley… Con todo el mundo… Y estar en la onda.
Estas reflexiones, que serán introducidas problemáticamente en sus aspectos básicos por el Coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro, encontrarán su desarrollo más lógico en la voz de un “radio star” muy vivo, Alejandro FONSECA TORRE, graduado en Comunicación, especialidades en Radio y Televisión y Contenido, explotación y gestión de medios, por la Universidad Nacional de General San Martín (Buenos Aires); Director de los Estudios Ópalo (2002-2007) y de Buenos Aires Producciones (2007 hasta hoy); conductor del magazine vespertino La Buena Tarde en Radio Principado de Asturias (RPA).
Resultado de imagen de día mundial de la radioComo siempre, se facilitará a las personas participantes un dossier con documentación sobre el tema abordado (incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, e informaciones de interés) elaborado por el coordinador del Foro. Tras las intervenciones (e, incluso, durante las mismas) habrá un debate general entre todas las personas presentes. La sesión, que se celebra en relación con el  Día Mundial de la Radio (13 de Febrero), tendrá lugar en el Aula 3 de la Segunda Planta, con asistencia libre.

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