viernes, 25 de enero de 2019

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO ABRE LA PROGRAMACIÓN DEL PRIMER SEMESTRE DE 2019 DEL FORO DE FILOSOFÍA POPULAR (29 DE ENERO) CON UNA (AUTO)REFLEXIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA COMO DISCURSO INACABADO AQUÍ Y AHORA (SOBRE LA NECESIDAD DE [RE]INTERPRETAR EL MUNDO EN CADA INSTANTE)

Resultado de imagen de El Roto sobre pensar como los que no piensan
El Martes, 29 de Enero de 2019, a las 19’30 horas,  el Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón), desarrollará la sesión mensual del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” para abrir su programación del Primer Semestre de 2019 abordando el tema «La filosofía como discurso inacabado aquí y ahora: Sobre la necesidad de (re)interpretar el mundo en cada instante»... La sesión se plantea como reflexión general y concreta que, partiendo del «Primum vivere, deinde philosophari» , del adagio latino de diversa atribución (¿Hobbes?, ¿Descartes?, incluso en el soneto “Diálogo entre Babieca y Rocinante” del Prólogo de El Quijote se utiliza una fórmula opuesta –el hambre como origen de desvaríos metafísicos-, pues, el caballo del Cid se enreda en la siguiente conversación con el asno de Sancho: «…-¿Es necedad amar? -No es gran prudencia. / -Metafísico estáis. -Es que no como…»), deberá hacernos conscientes del privilegio que supone, aquí y ahora, disponer del tiempo y el espacio para sentir el platónico asombro que nos lleve a interrogarnos socráticamente para, conociéndonos a nosotros mismos en nuestras propias miserias, reflexionar, aún con la urgencia de un “pensamiento de resistencia” (véanse, por ejemplo, Fuera de clase. Textos de filosofía de guerrilla, 2016, de Marina Garcés, o Racionalidad revolucionaria. Apuntes de epistemología para el materialismo histórico/dialéctico, 2008, de José A. González Soriano), sobre cuantos avatares sombríos nos rodean.  Y es que, a fin de cuentas, hasta la mismísima Conferencia General de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) proclamó, el 29 de Julio de 2005 (Resolución 33C/45) , el tercer jueves del mes de Noviembre de cada año como Día Mundial de la Filosofía por cuanto «La filosofía es el estudio de la naturaleza de la realidad y de la existencia, de lo que es posible conocer, y del comportamiento correcto e incorrecto. Proviene de la palabra griega “phílosophia”, que significa “el amor a la sabiduría”. Es uno de los campos más importantes del pensamiento humano, ya que aspira a llegar al sentido mismo de la vida. Muchos pensadores afirman que el “asombro” es la raíz de la filosofía. De hecho, la filosofía proviene de la tendencia natural de los seres humanos de sentirse asombrados por sí mismos y por el mundo que les rodea. La filosofía nos enseña a reflexionar sobre la reflexión misma, a cuestionar continuamente verdades ya establecida s, a verifica r hipótesis y a encontrar conclusiones. Durante siglos, en todas las culturas, la filosofía ha dado a luz conceptos, ideas y análisis que han sentado las bases del pensamiento crítico , independiente y creativo…  Para la UNESCO, la filosofía proporciona las bases conceptuales de los principios y valores de los que depende la paz mundial: la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad . Además, la filosofía ayuda a consolidar los auténticos fundamentos de la coexistencia pacífica y la tolerancia.»
Resultado de imagen de El Roto sobre pensarAhora bien, vivimos, aquí y ahora, un tiempo mediático y simbólico (incluso pedagógico, al someter los sistemas educativos nacionales a vaivenes normativos interesados “en busca de lo útil”) donde lo aparente oculta y silencia lo esencial… Un tiempo donde el amor a la sabiduría se ve aplastado por el ascenso de la insignificancia (que diría Cornelius Castoriadis –Encrucijadas del Laberinto IV: El avance de la insignificancia.  1996-)… Un tiempo, en fin, en el que nuestras dramatúrgicas pseudodemocracias, con su ejercicio de representación convertido en “puro teatro”, pretenden arrinconar todo saber crítico para recuperar la idea de los viejos absolutismos (fue, al fin, el rector de la Universidad Complutense, todavía en Alcalá, quien dijo, ante el recuperado monarca Fernando VII, aquello de “¡líbrenos Dios de la funesta manía de pensar!”, que tanta carta de naturaleza cobrara luego en las soflamas fascistoides de ciertos generales franquistas en la postguerra) de que pensar resulta un estorbo (Forges dixit)… Porque, en efecto, en la hora en la que Dios es el Mercado y la macroeconomía arrastra a las personas, bajo la sumisión aprendida (o, por mejor decir, inducida a través de los poderosos imaginarios dominantes que transmiten las industrias culturales transnacionales, desde Disney a los grandes grupos mediáticos), comienzan a brotar, todavía atomizados por la diversidad de causas para la disidencia y la resistencia,  algunos interrogantes sobre el “nuevo sentido del humanismo” en un mundo que, mientras se hace digital y se virtualiza extendiendo sus redes físicas de intercomucnicación, va paralela y paradójicamente segregando cada día a más sujetos, expulsados de lo que podríamos llamar el primer analogado de la humanidad globalizada (el homo digitalis –véase por ejemplo, Sociedad digital. Del homo sapiens al homo digitalis, 1996, de B. Torreiro;  Revolución. Del homo sapiens al homo digitalis, 2015, de Román Cendoya Martínez; o, sobre todo, el lúcido análisis sobre nuestras sociedades que viene haciendo Byung-Chul Han desde En el enjambre o Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder, ambos de 2014, hasta La expulsión de lo distinto, 2017), a la vez que crea nuevas formas psicosociales (léase patológicas)  de incomunicación. Enfrentarse a esto, desde luego, exige algo más que debates en las plazas públicas o supuestos “asaltos a los cielos institucionales” que, al final, sólo sirven para legitimar lo que hay… Exige partir de una concepción crítica de realidad cambiante (y, por ello, tan compleja como la realidad misma) y de cómo podemos (re)construirla colectivamente para recuperar, aquí y ahora, la idea de bien común… Porque, en tiempos líquidos (Zygmunt Bauman dixit: Modernidad líquida, 2000; Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre, 2006; Vigilancia líquida, 2012 –con David Lyon-), sin eso (en el fondo, una ontología y una epistemología) las formas de actuar de cada cual se tornan en mero voluntarismo y la evolución de las instituciones y organizaciones sociales responderá a los meros intereses de quienes tienen el poder real (y la fuerza) por mucho que lo envuelvan en retóricas más o menos edulcoradas… Es decir, no hay una verdadera ética ni una verdadera política sin un marco ontológico y epistemológico previo que las ilumine… Porque, además, cuando actuamos siempre lo hacemos necesariamente guiados por una idea de mundo y por intuiciones más o menos precisas de cómo podemos conocer su realidad, de tal modo que, cuanto menor sea la reflexión explícita y el debate sobre ello, cuanto más implícitamente funcione ese telón de fondo, más posibilidades habrá de que se torne en pura metafísica… Es decir en ideas de mundo resultado procesos inmediatos de aprehensión como un todo (ya impliquen estos un supuesto yo interior, en una suerte de introspección transcendente, o un no menos supuesto ente suprramundano, capaz de generar una suerte de iluminación divina) sin otros conocimientos mediadores, como la ciencia o la tecnología… Sin ontología y epistemología, no es posible, en suma, una filosofía práctica, ética y política; como, sin conocimientos de primer grado que permitan construir esa ontología y esa epirstemología, no hay verdadera filosofía, sino mera metafísica que, por su carácter inmediato e indubitable, fácilmente puede derivar hacia posiciones prácticas tendentes al fundamentalismo. Y es que el qué, el por qué, el para qué, el cómo, el dónde y el cuándo de la filosofía, significa, en último extremo, un retorno a sus orígenes de saber de segundo grado (que necesita otros saberes de primer grado como mediación en su acceso a la realidad), crítico y totalizador, para seguir buscando, con tenaz afán la verdad en estos tiempos difíciles... Renovando el “¡atrévete a saber!” del humanismo ilustrado desde la crítica a su pretensión de verdad absoluta aportada por tantas filosofía de la sospecha (una suerte de llamada a una Nueva ilustración radical, al estilo de la reciente propuesta de Marina Garcés de 2017)… Para posibilitar la constancia y el valor de una actitud filosófica ante los embates de la vida y de la muerte.
Resultado de imagen de Forges sobre la filosofía Y es que la hora es la que es (parafraseando el inicio del poema del viejo Parménides) y no podemos conformarnos el mero diagnóstico, debemos (filosofía práctica) intentar atisbar siquiera algunas esas respuestas de resistencia, disidencia y reconstrucción: ¿cómo reelaborar un pensamiento crítico capaz de enfrentarse a esa dictadura de lo banal que hoy diversifica y extiende sin límites las formas de sumisión simbólicas y reales a lo que hay?... ¿Cómo tornar, en suma (y frente a tantas voces que desde tertulias o cátedras pervierten y prostituyen la filosofía), “la funesta manía de pensar” en “un arma cargada de futuro” (que diría Pablo Milanés)?.. O, dicho de otro modo, urge acaso una primacía de la razón práctica cuando, los tiempos se tornan tan oscuros, fragmentarios y conflictivos como los que sucedieron a la muerte de Alejandro Magno en el imperio helénico (aquellos que llevaron a Aristóteles a exiliarse en Eubea temiendo lo peor, aquellos que llevaron al aparcamiento de las grandes cuestiones sistemáticas, abordadas por Platón o Aristóteles, para buscar rápidas legitimaciones de filosofías prácticas –cinismo, epicureísmo, estoicismo, escepticismo- capaces de dar respuestas a los apremios de los retos cotidianos)… Tiempos, claro, también hoy en día, de convenciones, ¿para qué sirve la filosofía?, y normas antifilosóficas, como esa Ley Organica para la Mejora de la Calidad Educativa (2013) de José Ignacio Wert, que la relegaba casi totalmente de los contenidos prescriptivos generales (dejándola, en el mejor de los casos, al albur de las decisiones de las administraciones autonómicas en su porcentaje competencial) a favor de lo que llamaba cultura del emprendimiento (no en vano el término “pirata” nos llega, a través del latín, del término griego πειρατης (peirates), formado a partir del verbo πειραω (peiraoo), que significa «esforzarse», «tratar de», «intentar la fortuna en las aventuras», y el sufijo -της (-tes), que significa «agente»; o sea, en su origen el “pirata” es un «agente que intenta la fortuna en las venturas», un verdadero y auténtico «emprendedor»)… Porque si la administración educativa de nuestra llamada democracia ha ido enterrando cualquier atención (y, por supuesto, promoción) de lo filosófico, de la funesta manía de pensar, bajo las apariencias (camufladas como “necesidades sociales”) que van del saber a qué atenerse a la ufana piratería emprendedora,  ¿qué nos es dado esperar (cuando, por ejemplo, asistimos al espectáculo de administraciones educativas autonómicas socialistas que se apresuran a enarbolar la supuesta “defensa de la Filosofía” contra la Ley Wert, cuando fueron sus administraciones estatales las que hicieron los mayores ataques de nuestra reciente historia contra el papel de la Filosofía en la educación común)?.
Resultado de imagen de El Roto sobre la filosofíaDe lo que se trata, ni más ni menos, es de afrontar “a pie de calle” el reto de  promocionar la necesidad humana esencial de conocer el mundo (el impulso hacia el saber que nos permite interpretarlo mejor) como base para un inevitable (si no queremos convertirnos en “imbéciles morales” faltos de toda sindéresis, que diría Aristóteles) compromiso ético que derive en acción política colectiva para mejorar esa realidad en aras del bien común (véanse, por ejemplo, Elogio de lo común. Conversaciones sobre Filosofía y Política, 2012, de Antonio Negri y Cesare Casarino; o Un mundo común, 2013, de Marina Garcés). O sea, y en esa clave política, ¿cómo intentar dotar a la ciudadanía de los instrumentos e impulsos que la lleven a exigir su participación efectiva en la toma de decisiones que son relevantes para su vida (individual y colectiva)?, ¿cómo recuperar, aquí y ahora, un demos que, más allá del maltrecho concepto (y las indignas prácticas) de la representación popular mediada por los partidos políticos, sea capaz de reconstruir su papel como agente activo de los asuntos públicos, más allá de los falaces cantos de sirena de su promoción instrumental como agentes de la piratería emprendedora?... Evidentemente el movimiento de los indignados (según el título que recibiera del librito-llamada, Indignez-vous! -¡Indignaos!-, de Stéphane Hessel de 2010) que, especialmente en los años 2011 y 2012, mostró el hartazgo popular extendiéndose por las calles y plazas de todo el mundo,  desde el 15M y la ocupación de la madrileña Plaza de Sol (junto a las más emblemáticas de cientos de ciudades españolas) hasta Occupy Wall Street, , pasando por las cuarenta mil personas que el 29 de mayo de 2011 llenaron con sus quejas la Plaza Syntagma de Atenas, fue la sacudida que situó en primer plano la gran corrupción política, no la del dinero público malversado y robado (que ya era noticia continua en los medios de uno u otro signo), sino la del robo de la propia democracia a través de sufragios ritualizados para alternar en el poder formal, en una representación de teatro de sombras, partidos políticos que actuarían (encubiertos por el patológico síntoma de la “exageración de las diferencias”) como solidarios testaferros de los intereses del verdadero poder, el económico, imponiendo su pensamiento único (mediante sus industrias de control simbólico ligadas a la “cultura oficial”, pero también de las porras y las togas cuando fuere necesario) frente a cualquier tentación de pensamiento crítico divergente, frente a cualquier tentación filosófica en definitiva. Porque aquel grito de “¡No nos representan!” situó en el debate público la crisis de las democracias representativas en un mundo globalizado que desplaza los centros de toma de decisión política desde las instituciones gubernamentales de los Estados hacia los Consejos de Administración de las grandes empresas transnacionales, y supuso, sobre todo, una verdadera deslegitimación filosófica (mundana) de unas instituciones pseudodemocráticas y, con ello, de sus instrumentos de dominio (desde los medios de comunicación social comprados por el propio poder económico –para construir cosmovisiones e imaginarios colectivos que “naturalicen”, antifilosóficamente, el estado de cosas y criminalicen cualquier alternativa, filosófica- hasta el uso de las porras y las togas, como mostraba la Ley de Seguridad Ciudadana española condenando y castigando toda disidencia y/o resistencia ante lo considerado “políticamente correcto”)...
Resultado de imagen de El Roto sobre la filosofíaAsí que, aquí y ahora, hace falta esa filosofía de guerrilla, de la que nos hable Marina Garcés, ara seguir interrogándonos, reevaluando nuestra relación con las cosas, reorganizando lo que nos rodea, matizando las convenciones y buscando puertos de amarre persuadidos de que siempre serán precarios... Porque, evidentemente, habrá de ser una Filosofía inacabada (Marina Garcés, 2016, dixit) en su constante interlocución con un mundo en cambio acelerado y en su recuperación de la duda, esa piedra angular de la modernidad cartesiana, como nuestra verdadera “arma cargada de futuro” (como decía Bakunin, «quien no duda, no avanza»).  Podemos y debemos, pues, preguntarnos: ¿seríamos mejores seres humanos si entramos en conflicto con las convenciones más establecidas que separan lo “normal” de lo “inmundo”?, ¿cabe exigir en todo lugar y tiempo que, más allá de correcciones políticas , la asunción, desde la propia corporeidad, de un yo con voluntad de nosotros ha de ser el punto de partida de cualquier acción política (a fin de cuentas, corporeizar el tópico agustiniano, «hombre [corpóreo] soy y nada de lo que es humano me es ajeno», sería ya un principio revolucionario)?...
Resultado de imagen de El Roto sobre la filosofíaY es que, si dejamos de preguntar (y preguntarnos) por lo incuestionable , acabará por multiplicarse (de hecho lo hace cada día) “lo que no admite cuestionamiento”… Así que, conscientes de que el “pensar” y el “decir” no pueden partir (como en la Atenas platónica, como siempre) sino del asombrado interés por temas cotidianos capaces de despertar un legítimo y desinteresado amor a la verdad, estimulémoslo en aras de esa filosofía siempre inconclusa, tan ajena a cualquier pretensión de verdad absoluta y definitiva, como obsesionada con la constante denuncia de la mentira manifiesta y la falacia evidente… ¿Pueden, por ello, nuestros pensar y saber mostrarse ajenos (y aún soportar) al déficit de satisfacción de las necesidades básicas de tantos seres humanos que malviven estigmatizados y repugnados en “lugares inmundos” –lugares a los que se condena también los “saberes residuales”, verdaderas excrecencias del pensamiento en un mundo gobernado por la límpida utilidad y el beneficio inmediato-?, ¿no es un deber inexcusable (moral y político) repensar un mundo en el que el reequilibrio de la distribución de la riqueza, la justicia social y los derechos sitúe, también, a cada ser humano ante las condiciones de posibilidad para participar con su propia voz en dicha tarea?.  
Resultado de imagen de El Roto sobre la filosofíaEste planteamiento, desarrollado por el coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro, se complementará, como siempre, con documentación sobre el tema abordado (incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, e informaciones de interés) en un dossier que, elaborado por él mismo, se facilitará a las personas participantes... Tras esa intervención (e, incluso, durante la misma) habrá un debate general entre todas las personas presentes. La sesión tendrá lugar en el Aula 3 (Segunda Planta), con asistencia libre.

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