«Siempre
siguen adelante. Tropiezan y se levantan. Están preparadas para vencer a todo
lo que se les ponga por delante. Son invencibles. Han sido creadas con esa
consigna y la cumplen...»
(Ramiro PINILLA GARCÍA; Bilbao, Vizcaya, Euskadi, 13 de septiembre de 1923 - Baracaldo,
23 de octubre
de 2014. Fragmento de Las ciegas hormigas en el que describe el comportamiento de esos animales
comparable con la tozudez indomable de algunos humanos endurecidos por la explotación
y la pobreza, 1960 –Premios Nadal y de
la Crítica, reeditado en 2010-.)
En realidad,
las hormigas están biológicamente preprogramadas para el esfuerzo y el
sacrificio, para el trabajo organizado y sin descanso, para no lamentar las catástrofes
demográficas (de los pisotones humanos o las violenta y repentinas tormentas)...
Así que, si nos fuese permitida una valoración ética de sus actos, tal abnegación
no tiene mérito alguno.
Son como los seres humanos con su conciencia
y su cuerpo tan deformados por la explotación y la miserua que sus comportamientos
van adquiriendo, como una programación sociocultural, una pátina de renuncia tozuda e indomable que se acerca a la
esclavitud satisfecha.
Y, como decía el anarquista
prerrevolucionario mexicano Ricardo Flores Magón, “no hay nada tan desalentador como un esclavo satisfecho”... Por
mucho que, por contra, su existencia y extensión sean tan imprescindibles para
impulsar y hacer florecer esa nueva
cultura del emprendimiento.
Nacho Fernández del Castro,
2 de Diciembre de 2014
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