El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37-
Gijón), en su sesión del mes de Mayo-2018 (Martes, 29, a las 19’30 horas),
del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” abordará el tema «La filosofía ante los cambios en las estructuras familiares aquí
y ahora: ¿Adiós a la “Sagrada Familia”?».
La sesión se plantea como reflexión general y concreta
a partir de un hecho: la familia ha
estado sometida, en el último medio siglo, a dos grandes fenómenos, un debilitamiento se sus funciones de atención y cuidado directo de la prole (y de
sus mayores) y de transmisión cultural y una diversificación estructural vinculada al reconocimiento social (y,
progresivamente, normativo) de distintas opciones de realización sexual (con o
sin el deseo de “perpetuarse en una generación siguiente”) y de asunción de
responsabilidades sobre una descendencia no siempre determinada por lazos
genéticos... En efecto, la incorporación masiva de la mujer al mundo
laboral ha derivado (con independencia de evidente sesgo discriminatorio que
suponía, y sigue suponiendo, la recaída inmensamente mayoritaria sobre las
mujeres de esas funciones de cuidado
no directamente remuneradas) en una atención “profesional” de la prole o,
cuando es posible, en un cuidado por las generaciones precedentes (que no
serán, a su vez, atendidas familiarmente cuando sus capacidades no les permitan
la autosuficiencia). Por otra parte, la familia intersexual, intraétnica y
nuclear, lo que podríamos llamar la “Sagrada Familia” por su sacralización como
modelo único durante siglos (aunque, irónicamente, la sagrada familia bíblica
estuviese constituida por una madre soltera, un padre putativo y un hijo único),
ha ido dando paso a una nutrida tipología de familias monoparentales (por
elección o sobrevenidas), extensas (no sólo ya bajo las formas de la tradición
étnica, sino también por yuxtaposición de emparejamientos sucesivos de cónyuges
divorciados), interculturales, intrasexuales, etc.. Paralelamente, las nuevas
necesidades derivadas de estas situaciones, han generado la aparición de nuevas
formas de relación intergeneracional
(violentas a veces), de nuevas figuras infantiles y adolescentes (los niños-llave, los niños multihogar, los niños
tiranos, etc.) y el auge de toda una serie de profesiones más o menos
especializadas en el cuidado y recuperación de esas “proles desatendidas”,
desde psicoterapeutas infantiles hasta mediaticos “Hermanos Mayores” (especie
de “coaches del reciclaje adolescente”)
de distinto pelaje. En cualquier caso, lo que parecen poner en crisis estos
fenómenos es el propio papel socializador
y mediador de la familia en los procesos de incorporación progresiva de los
sujetos a la sociedad. En suma, parecen inhabilitar el núcleo tradicional de la
socialización primaria, dejando a los
sujetos inermes ante su irrupción en las instituciones
sociales “normalizadoras”, empezando por la escuela.
¿Significará esto un factor generalizado de aceptación superficial de la norma (sumisión formal) y una incapacidad para
generar verdaderos cauces de resocialización
alternativa que pueda ir más allá del mero antojo subjetivo y situacional?.
El pensamiento socialdemócrata más optimista, en su concepción postmoderna del Estado del bienestar, contempla estos
fenómenos y sus efectos sobre la cohesión
social como una oportunidad, ya sea en el gran teórico de la tercera vía, Anthony Giddens (véase su
ya clásico La transformación de la intimidad: Sexualidad, amor y erotismo en las
sociedades modernas de 1992 –edición en castellano en Cátedra, 1995-),
con su idea de la proyección de esa diversidad en la vida privada desde una política de vida flexible que posibilita
la reconstrucción biográfica de los sujetos a través de proyectos reflexivos del yo (a los que tan útil resulta la nueva industria de la autoayuda), ya sea en el
gran teórico de la sociedad del riesgo,
Ulrich Beck (véase el libro escrito con su esposa y actual viuda Elisabeth
Beck-Gernsheim, El normal caos del amor: Las nuevas formas de la relación amorosa
de 1990 –edición en castellano de Paidós, 2001-), que ve las cuestiones
derivadas de la emancipación y la igualdad ante la ley, como el desmembramiento
de la familia concebida desde la diferenciación sexual, como una verdadera
oportunidad para lo que podríamos llamar “el normal y cotidiano caos del amor”
que, en tiempos de pérdida del entusiasmo y las metas colectivas, puede servir
para recuperar la pasión (aunque sea efímera y cambiante en sus objetivos) en
la propia vida.
De todos modos, ¿es posible, aquí y
ahora, en plena precarización de la vida, resistir esos “embates de la
complejidad” sin que alguien asuma o recupere ese papel de mediación socializadora temprana de la familia?... La experiencia
de la reciente crisis parece
evidenciar que no, pues son precisamente los países más castigados por ella
(los económicamente desarrollados y
subdesarrollantes “del Sur”, como España o Grecia, y los económicamente subdesarrollados y
desarrollantes en general) los que han podido resistirla (mejor en las
zonas rurales que en las urbanas, mejor en las periferias que en los centros)
gracias a la permanencia de ciertos rastros aún sólidos de las viejas
estructuras familiares (mediterráneas, por ejemplo –ilustrativa puede resultar,
al respecto, la lectura de la llamada trilogía
de la crisis [Con el agua al cuello, 2010; Liquidación final, 2011;
y Pan,
educación, libertad, 2012; prolongadas en tetralogía con Hasta aquí hemos llegado, 2015;
publicados todos en castellano por Tusquets un año después* de Petros Márkaris,
sobre el modo de resistencia que
elabora la “familia extendida” del Comisario Kostas Jaritos ante el cese de sus
ingresos-) desde las que se pudieron alentar y extender redes de solidaridad entre iguales (que también prendieron a partir
de otros viejos conceptos estructurales, como el de clase o el de grupo de
iguales de adscripción voluntaria). ¿Puede (y debe), entonces, retomarse (o
reformularse) el rol de la familia, ahora diversificada y debilitada, como referencia biográfica permanente de cada
sujeto; como una suerte de provisión emocional y material, en definitiva, para
su uso en las dificultades de su tránsito por uns vida cada vez más precaria en
unas sociedades cada vez más complejas?... Porque, ¿pueden existir núcleos de socialización primaria alternativos?. Y,
aún pudiendo existir, ¿qué se hace con las generaciones que padecerán la
inexistencia de los mismos?... En definitiva, ¿qué consecuencias personales y sobre la propia condición humana y sobre la cohesión
social se pueden derivar de todo esto?.
Este planteamiento será introducido y desarrollado problemáticamente por el propio coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro, que, como siempre, facilitará a las personas participantes documentación sobre el tema abordado (incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, e informaciones de interés), en un dossier elaborado por él mismo. Tras su intervención (e, incluso, durante la misma) habrá un debate general entre todas las personas presentes. La sesión, que se celebra en relación con el Día Internacional de la Familia (15 de Mayo), se desarrollará en el Aula 3 de la Segunda Planta, con asistencia libre.
Buen día.
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