sábado, 2 de noviembre de 2013

Pensamiento del Día, 1-11-2013



«Y de nuevo volvió a sentirse sola ante la presencia de su eterna antagonista: la vida.»
 
(Adeline Virginia WOOLF, Stephen de soltera; Kensington, Londres, Reino Unido, 25 de enero de 1882 – Río Ouse, Lewes, Sussex Oriental, 28 de marzo de 1941. To the Lighthouse –Al faro-, 1927 -1982 para la primera edición en castellano-.)
Con creciente frecuencia la vida se convierte, aquí y ahora, en la gran y eterna antagonista de muchísima gente... Y lo hace con la máxima crudeza material, no en un sentido psicológico casi figurado o metafísico.
Basta dar una vuelta por las calles y mirar (aunque siga habiendo tanta gente que no quiere ver): encontramos alguien con un carrito de bebé transformado en medio de transporte de basuras reciclables que trata de “pescar” con un bastón tesoros desechados por otros mientras mantiene un equilibrio precario en el borde de cualquier contenedor de cualquier esquina... Un poco más allá vemos uno de esos nuevos pobres, precarizados por la vida, que apenas se sabe que pide limosna, pues lo hace aún con la avergonzada contención del gesto pedigüeño propia del aturdimiento por la miseria sobrevenida... Nos acercamos a la zona de una Cocina Económica o de un Banco de Alimentos o de un ropero de Cáritas y vemos colas de familias que tal vez hace un año compartían café con nosotros en la barra de cualquier cafeteríalll
Pero, ¡oiga!, dice Montoro que los datos macroeconómicos ya empiezan a apuntar bonanza, que la prima de riesgo esa ya empieza a mostrarse más cariñosa, y confirma Botín (mientras deja morir Fuensanta, empresa con excelente y abundante materia prima propia y una posición consolidada en el mercado de la que es máximo accionista (tras su compra al grupo empresarial de la familia Rato) que el crédito ya fluye por doquier y todo el mundo mira ya a España para canalizar hacia ella inmensas inversiones.
Yo, ¿qué le vamos a hacer?, sigo quedándome con la gente que veo por la calle malviviendo, teniendo que dormir en los bancos de los soportales de mi calle o en los rincones algo protegidos de los escaléxtrics de cualquier ciudad, que se pregunta si cuando llegue el frío podrá superar este invierno, que me cuenta sus cuitas y derrumbes en cualquier foro o encuentro casual...
Será porque no tendré ocasión (ni deseo alguno) de compartir un café con Montoro o Botín...
Nacho Fernández del Castro, 2 de Noviembre de 2013

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