«-Fantasía
no tiene límites...
-Eso no es
cierto, ¡mientes!.
-Niño
tonto, no sabes nada de la historia de Fantasía. Es el mundo de las Fantasías
humanas. Cada parte, cada criatura, pertenecen al mundo de los sueños y
esperanzas de la humanidad. Por consiguiente, no existen límites para
Fantasía...
-¿Y por qué
está muriendo entonces...?
-Porque los
humanos están perdiendo sus esperanzas y olvidando a sus sueños. Así es como la Nada se vuelve más fuerte.
-¿Qué es la Nada?.
-Es el
vacío que queda, la desolación que destruye este mundo y mi encomienda es
ayudar a la Nada.
-¿Por qué?.
-Porque el humano sin esperanzas es fácil de
controlar y aquél que tenga el control, tendrá el Poder.»
(Michael Andreas Helmut ENDE;
Garmisch-Partenkirchen, Baviera, Alemania, 12 de noviembre de 1929 -
Filderstadt-Bonlanden, Baden-Württemberg, 28 de agosto de 1995. Die unendliche Geschichte
–La historia interminable-, 1979 -1983 para
la primera edición en castellano-.)
Así
es la cosa... Las grandes industrias
culturales han ido sustituyendo, con gran éxito, la vida por avatares
ceremoniosos que todo lo tratan de convertir en espectáculo, en apariencia,
en sombra, hasta consolidar eso que
Castoriadis llamaba el ascenso de la
insignificancia... Algo cada día más cercano a la Nada, ese desolado vacío, casi metafísico, que
queda tras la renuncia a todo anhelo, a todo sueño, a toda esperanza... Porque
serán precisamente esas grandes industrias culturales, con su poderosa
maquinaria publicitaria, las encargadas de decirnos con toda nitidez y una
envoltura de ficticia libertad lo que debemos anhelar, lo que podemos soñar, lo
que nos cabe esperar.
Nos han robado,
pues, la capacidad misma de anhelar, soñar y tener esperanzas propias,
sustituyéndola por la falaz, onerosa y siempre insatisfactoria capacidad para
ejercer la libertad de consumo en
cualquier mercado (de bienes, de servicios –incluyendo los más básicos- o de marcas políticas)... Y un pueblo sin esperanzas (sobre todo sin esperanzas
colectivas) es fácilmente controlable... Por quienes manejan las claves del
negocio y sus intermediarios.
Nacho Fernández del Castro,
16 de Noviembre de 2013
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