«No creo que puedas hacer nada por nadie sin renunciar a algo propio.»
(Bernard MALAMUD; Nueva York,
Estados Unidos, 26 de abril de 1914 - 18 de marzo de 1986. The Natural -El Mejor-, 1952 –primera
edición en castellano de 1984-.)
En efecto, hacer
algo por los demás significa siempre una renuncia a algo propio (bienes, tiempo, esfuerzo, energía, etc.)... Pero en
eso consiste precisamente la defensa de
lo común, ¿no?. En poner lo que es de todas y todos por delante
de lo que es particular (aunque
pertenezca a uno).
Cuando lo
común se da por supuesto y se deja en manos de otros, pasa lo que pasa... Se
va menguando para ir derivándolo hacia el negocio
de algunos.
Entonces ya no hará falta renunciar a nada
propio, porque nadie estará dispuesto a hacer nada por nadie... Pero acabará
siendo una guerra de todos contra todos
de consecuencias poco previsibles, pero evidentemente desagradables.
Así que la evitación de cualquier renuncia a nada propio (o la simple pasividad ante el desmantelamiento de lo común)
acaba siempre (como lo estamos viendo) en un proceso de transferencia neta de lo común hacia el mercado (si es rentable) o hacia la caridad y el olvido (si no lo es)... Y hacia la voladura incontrolada de cualquier atisbo de
cohesión social.
Eso sí que no podemos permitírnoslo.
Nacho Fernández del Castro, 13 de Marzo de 2014
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