«Las gaviotas volvieron al
mediodía y bajo el sol nos asesinaron con razón: habíamos echado a perder
la playa con tantos sueños.»
(Ana
María MOIX I MESSEGUER; Barcelona,
1947 - 28 de febrero de 2014. Fragmento de las
Baladas del dulce Jim, 1969..)
Ilusos
fuimos... Inocentes soñadores que creímos,
no que bajo los adoquines estaba la arena de la playa (como los jóvenes iluminados del sesenta y ocho parisino) sino que las propias
playas salvajes eran el territorio propicio para que esos sueños viviesen su libertad
mecidos por las mejores brisas (de la esperanza)
y arrullados por los magníficos rumores de las más bellas olas (siempre un poco
revolucionarias).
Pero pronto vinieron los mercachifles de turno a decirnos, como gaviotas
oportunistas y carroñeras, que no... Que esas playas eran el territorio para
sus mezquinas especulaciones
inmobiliarias, para privatizar lo común
susceptible de tornarse en negocio,
para asesinar, con picotazos de “su progreso”,
esos sueños de armonía igualitaria y
enterrarlos bajo el hormigón de las nuevas urbanizaciones,
de los viejos despotismos, de las usuras venideras...
Seguramente nos lo teníamos merecido... Por ilusos.
Así que ahora, desesperanzados y desposeídos
de cualquier anhelo revolucionario, paseamos como lúgubres zombis tras los vagas reminiscencias de nuestros viejos sueños asesinados.
En medio del temporal que todo lo barre,
¿alguien los recuperará aunque todas las playas estén ya tan domadas?.
Nacho Fernández del Castro, 4 de Marzo de 2014
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