«La destreza para afrontar un
interrogatorio judicial no se improvisa, y son diversos los géneros
psicológicos y retóricos con que, a veces de modo innato, están dotados algunos
comparecientes. Depende en buena parte del género delictivo, y, así como hay
analfabetos dotados de verdadera habilidad intuitiva para no caer en
contradicciones ni perjudicarse a sí mismos, del mismo modo hay acusados de
cuello blanco, incluso con cierta formación jurídica, propensos a meter la
pata, a no saber callar a tiempo y a derrumbarse.
¿Cómo
entrena un abogado a su cliente para que, al menos, aguante un interrogatorio
que podría ser largo, duro y sin concesiones a la debilidad humana?. No será el
estilo que se practicará ante la infanta doña Cristina, pero tal como se han
desarrollado los procedimientos preliminares se cuenta, al menos, con un
cuestionario profesional, fundado y coherente, que confirme que todos somos
iguales ante la Ley
o, cuando menos, ante algunos de sus administradores y trámites...
Una
infanta de España no tiene por qué estar dotada de un temple de hierro para
hacer frente a la adversidad ni de un talante de mil habilidades para salir por
los cerros de Úbeda en los asuntos comprometidos.
Pero
así como improvisar unos recursos jurídicos de ocasión es muy complicado, quizá
el gimnasio psicológico para una circunstancia concreta, como la de Palma, sea
más accesible.
Al
menos, promover una cierta destreza que sobrevuele por encima del bien y del
mal de ciertos ensañamientos que el tendido de sol está pidiendo, y que sin
duda evitará el juez Castro.»
(Faustino FERNÁNDEZ ÁLVAREZ; Mieres del
Camino, 1950 – Oviedo, 14 de marzo de 2014. “Destreza”, último
artículo en la revista Tiempo, nº
1636,
31-1-2014.)
La última columna del prematuramente desaparecido Faustino F. Álvarez en
la revista Tiempo, en la que
era columnista de cabecera, se dedicó, con cierta “retranca asturiana”, a las
expectativas ante el previsible entrenamiento (por parte de uno de los siete padres, el catalán nacido en Burdeos,
de la Constitución
Española) de las destrezas de una Infanta de España cuyos modos de financiación familiar, presuntamente poco lícitos, iban a ser objeto de interrogatorio parte del
juez del caso... Altas instancias del Estado para las educadas puyas postreras
de un periodista que siempre fue directo a la hora de afrontar las causas que
creía de justicia (recordemos su auténtica cruzada, desde la dirección de La Voz de Asturias, ante la pérdida de formas y fondos democráticos
en el Ayuntamiento de Oviedo regentado por el más eterno de sus Alcaldes)
Y viene ello a
cuento, de la necesidad de un ejercicio
del periodismo que, al menos, en este mundo que convierte la ciudadanía en mera clientela, genere mensajes e informaciones que, lejos de cualquier
pretensión de vana objetividad (siempre sospechosa), explicite las fuentes factuales e ideológicas desde
las que se elaboran, los imaginarios y
representaciones sociales en los que
se insertan...
Uno puede estar más o menos en consonancia
con quien lanza un mensaje o una información, pero si es capaz de evaluar con
cierta pericia desde qué visión del mundo
lo hace, la comprensión del texto en cuestión mejorará notablemente... Y, con
ello, las claves para saber a qué
atenerse.
Faustino F. Álvarez, como todo ser humano, podía tener muchas contradicciones, pero, desde luego, no
era un fatuo vendedor de supuestas verdades
absolutas, prefería las pequeñas
dudas a las grandes certezas.
Y con ello ganábamos quienes lo leíamos
fuera de los intereses de los amos del
mundo... Así que, con su muerte, algo relevante hemos perdido.
Nacho Fernández del Castro, 20 de Marzo de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario