«El mar:
mientras lo miras
se evapora.»
(José CORREDOR
MATHEOS; Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 1929. Y tu poema empieza, 1987.)
Así es el
asunto... Mientras miramos las cosas,
éstas, sujetas a su propia dinámica, dejan de ser lo que estábamos observando,
se transforman.
Por eso, igual que el mar se evapora, la realidad cambia... El mar, aunque la
lluvia le devuelva parte del agua evaporada, nunca volverá a ser el mismo... La
realidad, aunque nos empeñemos en hacerla presente tal como era, nunca lo será
ya.
Así que, si queremos que el mar no sufra
grandes alteraciones es mejor que intentemos calcular el efecto de nuestras
propias acciones en los procesos de evaporación y precipitación para evitar
alterarlo inconvenientemente... Y si queremos que la realidad permanezca o se
transforme en un sentido determinado, es mejor que dejemos de observarla y participemos en los procesos que determinan
sus cambios.
¿Qué es una tarea difícil y con resultados
previsiblemente poco satisfactorios?... Nadie dijo que la vida fuese fácil y la satisfacción
estará precisamente en darle un cierto
sentido intentándolo.
Nacho Fernández del Castro, 18 de Junio de 2012
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