«...Tenía como un extraño descaro, como si
hiciese esfuerzos para reírse de su sombra y lo consiguiera con escasa
habilidad.»
(José Manuel
CABALLERO BONALD; Jerez de la Frontera, Cádiz, 11 de noviembre de 1926. Miguel refiriéndose a Encarnita cuando la
vuelve a ver después de muchos años, en Dos
días de septiembre, 1962.)
Quienes han sido desheredados del mundo, no
por la fortuna sino por quienes
parecen dispuestos a apropiarse por las
bravas de cuanto no heredan, pueden (podemos) muchas veces mirar las cosas
con extraño descaro, con cínica sorna, con distanciamiento irónico... Pero, en el hartazgo de tantas prostituciones forzosas y tantos humillantes descensos a los infiernos, raramente
se adquiere la habilidad necesaria para
conseguirlo.
De
hecho, no es raro que el sarcasmo con
el que uno se ríe de su propia sombra
acabe por volverse en depresiva y lúgubre
tiniebla sobre uno mismo... Y es que la cosa no da para más y sus
insuficiencias nos machacan día a día.
Por
eso, precisamente por eso, es siempre mejor utilizar esa “toma de distancia mordaz”
para evaluar reflexivamente los modos y estrategias más eficaces para
una disidencia y una resistencia activas capaces de, sin gran
esperanza, promover algún cambio en
este oprobio globalizado.
De
lo contrario, sólo podemos aspirar a enlentecer el escurrirse hacia un
inevitable encanallamiento sumiso.
Nacho Fernández del Castro, 3 de Octubre de 2012
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