«Pero su
temperamento norteño. Sentimental aunque cauto y también perspicaz dentro de su
modo idealista, frenó su impulso de confesar por entero ese tremendo absurdo.
De acuerdo a un precepto de trascendental sabiduría, movió su lengua siete
veces dentro de la boca, antes de hablar.»
(Józef Teodor
Konrad Korzeniowski, más conocido como Joseph CONRAD; Berdyczów,
entonces Polonia –Ucrania hoy-, 3 de diciembre de 1857 – Bishopsbourne, Inglaterra,
3 de agosto de 1924. Chance –El duelo-, 1913 –2006,
entre muchas otras, para la edición en castellano-.)
Tiempo curioso el presente en el que la debacle del mundo conocido, eso que casi
habíamos acabado por creer que era “el mejor de los mundos posibles” como
cantaba y contaba el poderoso aparato de
agitación y propaganda del sistema, exige
de cada cual una bien medida amalgama de sentimiento
y sabiduría trascendental, de perspicacia e idealismo, de cautela e impulsividad para salir a la calle y
enfrentarse cara a cara con los infinitos absurdos
que nos castigan y evitar que algunos de los cascotes del prolongado derrumbe termine por aplastarnos.
.Amalgama
que hemos visto muy patente en esos miles de personas que, con pasión racional y precariedad orgullosa, llenaron (llenamos) las gélidas calles del
país desafiando el frío y la humedad para gritar su voluntad cálida de
resistencia ante el oprobio globalizado,
su firme oposición a la pérdida de la
esperanza, su rechazo maravilloso de
la negación del futuro.
¿Cómo
no van a tener esperanza y futuro voces tan armónicas en su desgarro profundo?, ¿cómo van a
renunciar voluntades tan bellas al control sobre su propia vida como punto
de partida y llegada de su participación en lo que es común, en lo público?...
Hablan alto y claro, porque no es tiempo ya de mudos movimientos de lengua que
dilaten la ocasión para calibrar y sopesar
lo que se ha de decir... Sus gestos y
sus acciones son, en suma, la semilla del mejor mañana
Nacho Fernández del Castro, 23 de Febrero de 2013
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