«Era verano, la vida se expandía con los rayos del sol.
Podíamos bañarnos arriba, lavar la ropa a la sombra del melocotonero y planchar
bajo la brisa y el porche trasero. La casa parecía más alta, más amplia, más
bonita. Las estufas se guardaban en el depósito de carbón y las mesas se
cubrían de flores.»
(Jetta CARLETON; Holden,
Missouri, Estados Unidos, 1913 - Santa Fe, New Mexico, 1999.
The Moonflower Vine –Cuatro hermanas-,
1962 -2009 para la edición en castellano-.)
Con alegría estival, hay gente que siempre
está dispuesta a sentirse en el mejor de los mundos posibles... No
importa que desahucien a parte de la vecindad porque, al fin y al cabo, podrán
gozar de la ventura de la noche al fresco y sin ataduras... No importa que la
gente se quede sin trabajo porque, gracias a ello, podrá realizar su particular
práctica del lafargueano elogio de la
pereza... No importa la miseria
del mundo económicamente subdesarrollado
y desarrollante ni la precarización
de la vida en el económicamente
desarrollado y subdesarrollante porque, con y desde ellas, la humanidad entera se hará más fuerte...
Y
no, no estamos hablando del disfrute de
los placeres sencillos que nos ofrece la vida o del gozo que siempre podemos
escarbar en lo inmediato cotidiano... Hablamos de quienes, por sumisión o por interés, se han hecho especialistas
en tornar el mal real en bien discursivo, virtual, imaginario.
Nos
gusta gozar, sin coste adicional, del aire libre en la calidez de un verano
lleno de soles prudentes, brisas acariciantes y olorosas flores silvestres...
Pero
no podemos soportar que alguien, por muy Secretaria de Estado de Empleo que sea
y mucho gracejo sureño que tenga en la voz, nos diga que unos miles de parados
nuevos “mantienen, un mes más, la
tendencia de ralentización del ritmo de aumento del paro registrado, dentro del
actual contexto de recesión económica”... Porque los eufemismos sólo son tolerables (que no deseables) cuando no se
tornan en descarados subterfugios con
inequívoca tendencia a la mendacidad.
Nacho Fernández del Castro, 4 de Febrero de 2013
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