miércoles, 26 de septiembre de 2012

Pensamiento del Día, 26-9-2012



«El otro día un caballero me estaba contando sobre un caso de providencia especial. Él lo conocía. Había sido partícipe de él. Hacía unos años, estaba por subir a un barco cuando resultó demorado. No fue, y el barco se perdió con todos los que estaban a bordo. '¡Sí!', dije yo, '¿Cree usted que la gente que se ahogó creía en la providencia?'.
Pensemos en el infinito egoísmo de tal doctrina. He aquí un hombre que se salva de subir a un barco de quinientos pasajeros y ellos se van al fondo del mar; padres, madres, niños, y amorosos esposos y esposas esperan en las costas. ¡He aquí un pobre diablo que no fue! Y él cree que dios, el Ser Infinito, interfirió en su pobre y reseca vida a su favor, y dejó que todos los demás murieran.
Esto es providencia. ¿Por qué la providencia permite todos los crímenes?. ¿Por qué son protegidos los golpeadores de mujeres, y por qué las esposas y niños quedan indefensos, si la mano de dios está sobre todos nosotros?. ¿Quién protege a los locos?. ¿Por qué la providencia permite la locura?. Pero la Iglesia no puede renunciar a la providencia. Si tal cosa no existe, no sirven las plegarias, ni la adoración, ni las iglesias, ni los sacerdotes.»
 (Coronel Robert Green INGERSOLL; Dresden, New York, Estados Unidos, 11 de agosto de 1833 – 
Dobbs Ferry, New York, 21 de julio de 1899. Orthodoxy, 1884.)
La providencia divina tiene demasiado buena prensa... Cuando el buen creyente cae en cualquier infortunio, “¡Dios proveerá!” le dicen y se dice para sí, y se queda tan tranquilo.
El problema es siempre la arbitrariedad... Porque, si el buen creyente (cualquier buen creyente) tiene la ventura de superar el mal trago, ¿por qué él sí y tantos otros, con fe similar o aún superior, no?.
¿Acaso sufrían menos los judíos más piadosos en los hornos crematorios de los nazis?, ¿fue menos dolorosa para los judíos y musulmanes del siglo XV la expulsión de España?, ¿el bestialismo del Obispo San Cirilo y sus acólitos, torturando hasta la muerte a Hypatía de Alejandría, fue castigado con calamidades sin cuento por la divina providencia?...
Y, claro, ¿qué dios sería el que reparte sus provisiones en forma de premios y castigos arbitrarios, más allá de las conductas mismas de quienes reciben la gracia o la pena?.
Así pasa con nuestros gobernantes, testaferros ufanos de los nuevos dioses, amos del mundo, reparten sus premios arbitrariamente (por ejemplo, en forma de ostentoso catering para toda persona que, por lo que sea, acompaña al Presidente en sus vuelos, o en forma de plaza de tertuliana en la televisión pública para la esposa de algún ministro), lo mismo que sus castigos (por ejemplo, lanzando pelotas de goma en la Estación de Atocha para controlar manifestaciones en torno al Congreso de la Carrera de San Jerónimo, o ejemplo, golpeando y vejando a cualquier periodista con una cámara que puede captar escenas inconvenientes)... Pero no, ahora lo veo claro: como no son dioses, sino intermediarios de la divinidad real (¿una especie de héroes clásicos, mezcla de dioses y humanos?), no se pueden permitir la arbitrariedad divina, y premian sistemáticamente las fidelidades inquebrantables, castigando de igual modo todo atisbo de humana disidencia.
Y, es que, claro, ¿qué puede saber la torpe ciudadanía de los asuntos de dioses y héroes?.
En cualquier caso, yo (escéptico y descreido que es uno) no me fío de la divina providencia ni de sus “héroicos intermediarios”.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Septiembre de 2012

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