«Pertenezco a una familia de clase media. No obstante, a
menudo he oído hablar a ciertos familiares de su rancia estirpe. Todo esto
nunca me ha impresionado. Sé concretamente que ganar algún dinero cuesta
lágrimas de humillación.»
(Armando MÉNDEZ CARRASCO; Santiago de Chile, Chile, 1915
– Los Ángeles, Estados Unidos, 1983. Presentación
de Chicoco, protagonista de Chicago Chico, 1962.)
Cada cual, persona o colectivo, cree
conocer su origen y procura prestarle
oídos a cuantas bocas están dispuestas a entroncarlo con prístinos linajes,
mientras hace caso omiso a quienes pretenden enfangar el lustre de su
genealogía.
Pasa
como con Javier Nogueroles, Inspector Jefe y máximo responsable de la Unidad de Intervención
Policial (los “populares antidistrurbios”),
que seguramente preferirá tener en consideración a quienes han decidido
concederle la medalla al mérito policial
con distintivo rojo (¡qué paradoja!), desatendiendo las imágenes que
pueblan la red dando muestra de excesos y desafueros que más bien señalan una servil y vergonzante obediencia a la estrategia del miedo y la criminalización
de toda disidencia que los poderes económicos y sus testaferros políticos alientan y
alimentan.
Pero
en realidad, en último extremo, las buenas gentes, inmensa mayoría, para las
que esta crisis es una estafa (que alimenta el negocio y regocijo de otros, unos pocos)
no deben estar muy preocupadas por su abolengo... Ellas tienen bastante con intentar
sobrevivir al oprobio globalizado intentando ganar algún dinero que, bien lo
saben, siempre acaba por costarles lágrimas de humillación.
Nacho Fernández del Castro, 30 de Septiembre de 2012
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