viernes, 28 de septiembre de 2012

Pensamiento del Día, 28-9-2012



«Oigo caer la lluvia
y es solo el agua que se precipita en la luz vacía del amanecer.
Toco la claridad del día que nace
y es solo la mañana y aquello que la mañana aún no ha vencido.
Miro tu piel, tus manos
y hallo solo la soledad más cruda de la tierra.
Huelo el aire difuso del otoño
y es solo la opresión, el peso de una atmósfera gastada.
Palpo los objetos, las ropas, los vidrios transpirados
y es nada más que la fatiga de la materia, la desolación del tiempo.
Todo todo ha sido arrasado para siempre
por la ciega porfía de este diluvio irreparable.»
(Alberto VANASCO; Buenos Aires, Argentina; 18 de enero de 1925 - 11 de mayo de 1993.  
“Muerte de la poesía” en Canto rodado, 1962.)
Estamos otra vez en tiempo de diluvio... Tiempo de aguas que caen sobre el amanecer confuso de otra era que se anuncia entre claridades precarias e inercias de la sombra; tiempo de relaciones humanas que sólo son encuentros efímeros de soledades dolientes en territorios hostiles; tiempo de otoño para “lo que hay” que esparce su largo estertor postrero como opresión globalizada; tiempo de objetos e instituciones comunes ajados, agotado su ser por la acumulación de horas de trágica pérdida del propio sentido... Tiempo, en fin, de terca desolación y aires viciados, en el que todo aparece arrasado: desmantelados los derechos, desreguladas las labores, marchitos los paisajes, miserabilizada la vida.
¿Estamos en disposición de tolerar sin lucha, sin resistencias, que las consecuencias de la ciega porfía de este diluvio lúgubre resulten irreparables?.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Septiembre. de 2012

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