«El ser
humano es el único animal con capacidad de observarse a sí mismo y que ha sido
dotado de la dolorosa capacidad de haber querido siempre saber el porqué. Y
esto no es sólo la gran cuestión ontológica sobre por qué estamos aquí, a través de qué religiones o filosofías
buscamos la respuesta final que distintos pueblos en distintos tiempos se han
formulado; sino que desde que el ser humano comenzó esa observación de sí mismo
ha buscado también la explicación de los fenómenos cotidianos, como la
procreación, la muerte, el cambio de las estaciones...»
(Nadine
GORDIMER; Springs, Gauteng, Unión Sudafricana, 20 de noviembre de 1923 - Johannesburgo,
Sudáfrica, 13 de julio de 2014; Premio Nobel de Literatura 1991. Fragmento del Discurso de
aceptación en el Banquete del Premio
Nobel, 10-12-1991..)
Acaso por eso no hacemos sino torpes
travesuras (con frecuentes resultados catastróficos) en este mundo... En
nuestro deambular incipiente y asombrado vamos arrasando, sin demasiada
conciencia de lo que hacemos, cuanto nos atrae y sorprende.
Así que casi es mejor que nuestras cuitas se
centren en lo insólito más cotidiano:
la vida y la muerte concretas y cercanas, los hábitos más saludables de
supervivencia para nuestras comunidades, las oportunidades y peligros que nos
brinda el cambio de las estaciones... De hecho, mientras nuestros saberes (más o menos precisos), nuestras
preguntas y ensayos de respuesta más o menos certeras se circunscribieron a
esos ámbitos de lo inaudito común,
nuestra armonía con el mundo natural
era mucho mayor.
¿Podremos?.
Nacho Fernández del Castro, 16 de Julio de 2014
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