«¿Qué sería de una nación que en vez de geómetras, astrónomos, arquitectos y mineralogistas, no tuviese sino teólogos y jurisconsultos?.»
Gijón, 5 de enero de 1744 – Puerto de Vega, Navia, 27 de noviembre de 1811)
No podemos dejar que, bajo apariencias y falaces ocultaciones, nuestra sociedad se convierta, como tantos pretenden, en una tierra de teólogos y leguleyos donde todo esté pautado por principios sagrados y/o leyes derivadas de precarios consensos... ¿A quién representan realmente los consensuadores, a quién los administradores de la divinidad en este mundo?. Probablemente a los mismos: a los poderosos, que hoy están en los consejos de administración de las grandes empresas. Y, aunque también la escuela sea suya, debemos aprovechar su desprecio por la verdadera educación para apostar por una enseñanza capaz de forjar mejores geómetras, astrónomos, arquitectos o mineralogistas, capaces de poner su ciencia, con sentido crítico, al servicio del auténtico bienestar humano.
Nacho Fernández del Castro, 13 de Febrero de 2011.
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