«Es gran virtud del hombre sereno oír todo lo que censuran contra él, para corregir lo que sea verdad y no alterarse por lo que sea mentira.»
(Johann Wolfgang von Goethe;
Fráncfort del Meno, Hesse, 28 de agosto de 1749- Weimar, Turingia, 22 de marzo de 1832)
Sólo la crítica que los demás nos hacen puede mejorarnos en todas las dimensiones de nuestras vidas... Sin una continua censura de nuestro trabajo este se convertirá en rito y rutina; sin un permanente cuestionamiento de nuestra forma de relacionarnos con los demás, ésta se tornará en tedioso hábito; sin una constante revisión de nuestros sentimientos, éstos caminarán hacia la inercial apatía. La crítica ajena es la clave del progreso científico, colectivo y personal. Por eso la verdadera educación debe tener la crítica como santo y seña, como vocación y ámbito, como camino y meta... Sin el caldo de cultivo de la crítica no hay aprendizajes auténticos, sino sólo aceptación sumisa de instrucciones. En realidad, el desarrollo de la capacidad para aprovechar las críticas certeras, aceptando y rebatiendo racionalmente las que consideramos injustificadas, es lo único que nos pede hacer personas más sabias y libres.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Febrero de 2011.
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