jueves, 10 de abril de 2014

Pensamietno del Día, 10-4-2014



«Todo está en calma.
Doy una última mirada al cuarto:
si muriera esta noche
mínimas serían las dificultades que siguieran.
No hay nadie ya despierto
y he concluido la última anotación
de lo que haré mañana.
Todo está encarpetado,
no hay ningún ángulo que sobresalga.
Casi no hay objetos redondos.
Los piolines en su sitio
y los suicidas sonriendo tras los vidrios.
Este poema es lo único que da
la clave de la madeja:
"Los monstruos, bien peinados, por dentro”

(Emma BARRANDEGUY; Gualeguay. Entre Ríos, Argentina, 8 de marzo de 1914 - 19 de diciembre de 2006.
"El apaciguamiento de las cosas” en Las puertas, 1964.)

Eso es, a fin de cuentas, la vida, el mundo, la realidad... Un gran cuarto donde, cuando llega la gran noche del silencio, todo queda en clama y, si cualquiera de nosotros muriese, las dificultades para que todo siguiese igual serían mínimas.
Tratamos de encajar todo perfectamente en las carpetas de nuestros usos y costumbres, evitando cuidadosamente la sobreabundancia de cosas esféricas que, por mucho que los griegos las asociaran con la perfección, resultan difíciles de archivar, por más que sean leves e inclinadas a la caricia... Tratamos de anticipar, desesperadamente a veces, el mañana para anticiparlo y fragmentarlo a nuestra conveniencia, por más que sepamos que lo que hoy estimamos conveniente puede resultar mañana insulso o, incluso, francamente enojoso... Tratamos también de organizar nuestros pequeños placeres y fuentes de relajación; de pintar sonrisas en nuestros miedos para situarlos, tras vidrieras protectoras, fuera de nuestro ámbito cotidiano.
Pero, a fin de cuentas, seguimos atribulados por la falta de claves para entender este embrollo... Porque, a fin de cuentas, la vida, el mundo, la realidad, sigue llena de monstruos... Por mucho que aparezcan bien peinados, por dentro.
Nacho Fernández del Castro, 10 de Abril de 2014

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