lunes, 23 de junio de 2014

Pensamiento del Día, 20-6-2014



«Es posible que la única industria pujante en los territorios de los miembros tardíos del club de la modernidad sea la producción en masa de refugiados. Y los refugiados son el “residuo humano” personificado: sin ninguna función “útil” que desempeñar en el país al que llegan y en el que se quedan, y sin intención ni posibilidad realista de ser asimilados e incorporados.»



 (Zygmunt BAUMAN; Poznań, Polonia, 19 de noviembre de 1925; Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 junto a Alain Touraine. Archipiélago de excepciones, 2008 –publicado a partir de la conferencia impartida en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona el 11-11-2005, dentro del Ciclo “Archipiélago de excepciones: Soberanías de la extraterritorialidad”-.)



Vivimos en un enorme campo de refugiados... El mundo globalizado, más allá de sus redes de ciudades inteligentes (Saskia Sassen) e inmerso en el caldo de cultivo de la nueva condición líquida de sus sociedades y culturas (Zygmunt Bauman), va convirtiendo cuanto queda en los márgenes de la realidad visible (es decir, la que con ufana desvergüenza consagra el imaginario colectivo hegemónico como “la realidad”) en una verdadera fábrica de seres humanos necesitados de refugio.



Porque refugio necesitan y merecen, sí, quienes sufren persecución política, étnica o religiosa en su tierra hasta poner en riesgo su vida; pero no menos necesidad y merecimiento de refugio tienen cuantas personas, por haber nacido a un lado u otro de un río o de un mar, por vivir en uno u otro continente, tienen la seguridad de verse privados de treinta o cuarenta años de esperanza de vida.



Algunos continentes, algunos territorios, algunos países (que ese “Occidente bien pensante” que pretende convertirse en medida de todas las cosas denomina “Estados fallidos” para tapar sus propias vergüenzas postcoloniales), algunos colectivos y condiciones personales se están convirtiendo hoy, aquí y ahora, en una verdadera fábrica de producción de refugiados... No sólo los países económicamente subdesarrollados (y desarrollantes), sino también el llamado “cuarto mundo” (la miseria dentro del mundo opulento), la infancia sin expectativas o la ancianidad sin capacidad de consumo se van constituyendo en sectores sin ninguna posibilidad realista (y, frecuentemente, sin ninguna esperanza ya ni intención) de integración en unas sociedades depredadoras que los señalan como “inútiles e incómodos”, como verdaderos excedentes humanos, residuos que nadie tiene ya siquiera interés alguno en intentar reciclar.



En esas sociedades de la modernidad temprana y la postmodernidad triunfante, donde crecen los muros y vallas para salvaguardar sus apariencias de bienestar, se niega ya cualquier posibilidad de refugio para tantos nuevos “refugiables”...



Mientras, su número sigue también creciendo.



Nacho Fernández del Castro, 20 de Junio de 2014

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