«Es posible que la única industria
pujante en los territorios de los miembros tardíos del club de la modernidad
sea la producción en masa de refugiados. Y los refugiados son el “residuo humano” personificado: sin
ninguna función “útil” que desempeñar
en el país al que llegan y en el que se quedan, y sin intención ni posibilidad
realista de ser asimilados e incorporados.»
(Zygmunt
BAUMAN; Poznań, Polonia, 19 de noviembre de 1925; Premio Príncipe de Asturias
de Comunicación y Humanidades 2010 junto
a Alain Touraine. Archipiélago de excepciones, 2008 –publicado
a partir de la conferencia impartida en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona el 11-11-2005, dentro del Ciclo “Archipiélago de excepciones:
Soberanías de la extraterritorialidad”-.)

Porque refugio
necesitan y merecen, sí, quienes sufren persecución política, étnica o
religiosa en su tierra hasta poner en riesgo su vida; pero no menos necesidad y
merecimiento de refugio tienen cuantas
personas, por haber nacido a un lado u otro de un río o de un mar, por vivir en
uno u otro continente, tienen la seguridad de verse privados de treinta o
cuarenta años de esperanza de vida.
Algunos continentes, algunos territorios,
algunos países (que ese “Occidente bien pensante” que pretende convertirse en medida de todas las cosas denomina “Estados fallidos” para tapar sus
propias vergüenzas postcoloniales),
algunos colectivos y condiciones personales se están convirtiendo hoy, aquí y
ahora, en una verdadera fábrica de producción de refugiados... No sólo los países
económicamente subdesarrollados (y desarrollantes), sino también el llamado
“cuarto mundo” (la miseria dentro del mundo opulento), la infancia sin expectativas o la ancianidad sin
capacidad de consumo se van constituyendo en sectores sin ninguna posibilidad
realista (y, frecuentemente, sin ninguna esperanza ya ni intención) de
integración en unas sociedades depredadoras que los señalan como “inútiles e
incómodos”, como verdaderos excedentes humanos, residuos que nadie tiene ya siquiera interés alguno en intentar reciclar.
Mientras, su número sigue también creciendo.
Nacho Fernández del Castro, 20 de Junio de 2014
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