sábado, 28 de junio de 2014

Pensamiento del Día, 28-6-2014



«No sé si soy así, ni si me llamo
así como me llaman diariamente;
sé que de amor me lleno dulcemente
y en voz a borbotones me derramo.
Lluvia sin ocasión, huerto sin amo
donde el fruto se cae sobradamente
y donde miel y tierra, juntamente,
suben a mi garganta, tramo a tramo.
Suben y ya no sé donde coincide
mi angustia con mi júbilo, ordenando
esta razón sonora y sucesiva.
Y estoy condecorado, aunque lo olvide,
por un antiguo nombre en que cantando
voy a mi soledad definitiva.»



(José GARCÍA NIETO; Oviedo, 6 de julio de 1914 – Madrid, 27 de febrero de 2001; Premio Cervantes 1996. “No sé si soy así, ni si me llamo...” en Poesía, 1944.)



A veces las palabras, con ser lo mejor que tenemos para comunicarnos, nos desbordan o nos resultan insuficientes, dicen más de los que pretendemos o no expresan lo bastante... Muchas veces las palabras nos traicionan o siembran malentendidos.



Así que, cuando tenemos la necesidad de echarlas a borbotones para relatar nuestra visión del mundo, pueden resultar peligrosas.



Por mucho que las lancemos desde el amor abstracto o concreto, desde la voluntad de dar frutos de angustia o de júbilo, desde una razón sonora (casi sintáctica) que nos condecora en sí misma más allá (o más acá) del reconocimiento de nuestro nombre.



Pero, en realidad, nuestra palabra, dispuesta o remisa, copiosa o parva, desenfrenada o sobria, cantarina o triste, embrollada o precisa, no es sino una retahíla de intentos desesperados de vivir la alteridad mientras llega la soledad definitiva.



Nacho Fernández del Castro, 28 de Junio de 2014

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