miércoles, 25 de junio de 2014

Pensamiento del Dia, 26-6-2014



«El médico dice que (el gin tonic) me va bien, aunque mi hijo sospecha falsamente que me caigo en los hoteles a causa de la bebida, pero no, es a causa de las esterillas que ponen bajo las camas, en las que se me engancha la muleta. El médico me ha dicho que esas esterillas han matado más gente que Stalin y Hitler juntos.»
 



(Ana María MATUTE AUSEJO; Barcelona, 26 de julio de 1925 – 25 de junio de 2014; Premios Nacionales de Narrativa 1959, de Literatura Infantil y Juvenil 1984 y de las Letras Españolas 2007; Premio de la Crítica de Narrativa 1959; Premio Planeta 1954; Premio Nadal 1959; Premio Creu de Sant Jordi 2009; Premio Miguel de Cervantes 2010; tercera mujer académica de la Real Academia Española de la Lengua en 1996 con el sillón "K". “Ana María Matute: Todo está cargado de magia”, entrevista realizada por Xavi Ayén para el Magazine de La Vanguardia con motivo de su visita a la escuela pública Palma de Mallorca del Nou Barris barcelonés, 19-4-2013.)



Amante de la vida porque era capaz de imaginarla alternativa para cambiar el mundo, urdidora de fantasías nada convencionales frente a la imposición gris de  lo políticamente correcto, sembradora de alegrías paradójicas desde historias hermosamente taciturnas... Ana María Matute vivía la palabra como bebía los gin tonics, con entusiasmo y contumacia para mostrarnos que lo mágico estaba en la propia realidad, que sta podía (y debía) ser releída desde aquello, porque, a fin de cuentas, otros muchos mundos siempre serán posibles.



Es cuestión de voluntad... Esa voluntad con la que ella amasaba amorosamente palabras capaces de despertar en cada cual lo sorprendente, lo insólito, lo maravilloso o tremendo.



Esa voluntad con la que logró convertirse en santo y seña de la gran literatura en castellano (sin género ni cuotas, sin correcciones políticas o mojigaterías absurdas, con desbordante imaginación y total respeto a quienes habían de leerla) desde un género literario preterido en su país y ajeno a la atención popular.



Una voluntad que, en fin, no podrá seguir ya manifestando... Pero no olvidaremos a su Rey Gudú y tantas otras de sus fabulosas criaturas. Porque, además, nos deja, para iluminar nuestro otoño, sus postreros Demonios familiares.



Nacho Fernández del Castro, 25 de Junio de 2014

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