«No paseo. Ni ando. Voy a
casa.
Cayó del monedero el bono-bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada.»
Cayó del monedero el bono-bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada.»
(Concha
GARCÍA; La Rambla, Córdoba, 1956 . “Anomalía” en Pormenor,
1992.)
Vivimos, tal vez, la recelosa esperanza de
una socialdemocracia antisocialmente pseudodemocrática que, lejos de gestionar
el capitalismo, fue dejándose gestionar por él para perpetuarlo con parches
caritativos mientras reformaba lo necesario para que los amos del mundo no se
sintieran importunados... Y nos sentimos desencantados, pero seguimos adelante.
Vivimos, acaso, a pleno grito de protesta en
la calle la ufana desvergüenza del aznarismo
y su “neoliberalismo sin complejos”
gestionado por los viejos conservadores
en una sumisión sonrojante al imperio para que dejase a nuestros gobernantes
ser sus perros falderos (ni siquiera guardianes)... Y nos sentimos asqueados,
pero seguimos adelante.
Vivimos, por supuesto, con escéptica
expectativa el advenimiento de un zapaterismo
tan decidido en su política de gestos gratuitos en las políticas de reconocimiento como inane en la articulación de una vida mejor para toda la ciudadanía... Y nos sentimos un poco estúpidos
por los mínimos restos de confianza destruidos, pero seguimos adelante.
¿Podemos?.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Junio de 2014
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