« El entretejer la humanidad en una comunidad no implica la creación de una comunidad homogénea, sino más bien lo contrario; la bienvenida y la correcta utilización de cualidad distintiva en una atmósfera de entendimiento... Las comunidades en un patrón, como cajas de soldaditos de plomo, son más bien cosas del pasado que del futuro.»
(Herbert George Wells; Bromley, Kent, 21 de septiembre de 1866— Londres, 13 de agosto de 1946.
El perfil de la historia, 1919)
Homogeneizar lo humano es un principio de conversión de la ciudadanía en masa y objeto... La ingeniería social que pretende fabricar sujetos normalizados desde patrones predefinidos mediante la educación y las industrias culturales, no es, pues, más que una objetualización del ser humano. Con frecuencia se ha acusado, y no sin razón, a los totalitarismos de esta pretensión; pero otro tanto ocurre, de modo cada día menos sutil, en los sistemas ultracapitalistas actuales que consagran el mercado como tótem único: en ellos se produce una concentración del discurso (como capital cultural) que excluye toda alternativa para generar imaginarios hegemónicos en los que la ciudadanía, ejercida ya tan sólo por el consumo (ya sea material o político-representacional), pasa a ser mercancía para su gestión por los medios de comunicación o los grupos financieros. Por otra parte, esa normalización es, desde el punto de vista de la convivencia, una actitud cómoda, mojigata y falta de todo riesgo... La convivencia sólo puede enriquecerse por y desde la diversidad. Ahora bien, esa apuesta implica la voluntad de construir las condiciones de posibilidad que faciliten, en una dinámica dialéctica, el entendimiento entre los diversos. O sea, la democracia real... Lo que no hay. ¿Podremos contribuir a su logro futuro?.
Nacho Fernández del Castro, 12 de Junio de 2011.
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