«Sólo estoy despierto en lo que amo y deseo hasta el punto del terror; todo lo demás no es sino mobiliario amortajado, anestesia cotidiana, cagadas mentales, aburrimiento subreptil de los regímenes totalitarios, censura banal y dolor inútil.»
(Peter Lamborn Wilson, Hakim Bey; Nueva York, 1945.
Caos, los pasquines del anarquismo ontológico, 1985)
En un mundo lleno de mobiliario amortajado para una apariencia de vida, de la anestesia cotidiana que hace soportable tanto oprobio, de defecaciones de cerebros exprimidos para convencernos de que este es el mejor de los mundos posibles, del aburrimiento esencial que se arrastra bajo los brillos de la sociedad del espectáculo, de la censura fútil que pretende impedir disidencias y resistencias... De un dolor, en fin, sin sentido que a todos alcanza, ¿cómo redescubrir la necesidad de estar despiertos?. Evidentemente, sólo por el amor y el deseo: en este mundo aplanado y homogeneizado por el totalitarismo del mercado el verdadero placer, ajeno a los patrones del consumo, es ya un acto transgresor y revolucionario. ¡Practiquémoslo!.
Nacho Fernández del Castro, 14 de Junio de 2011.
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