«La nuestra es esencialmente una era trágica, así que rehusamos considerarla trágicamente.»
(David Herbert Lawrence; Eastwood, Inglaterra, 11 de septiembre de 1885 –
Vence, Francia, 2 de marzo de 1930. El amante de Lady Chatterley, 1928)
Cada cual sabe perfectamente que este es un mundo y un tiempo profundamente injustos... Que mientras en las dos "décadas prodigiosas" (1983-2003) se producía el mayor progreso económico de la historia, con crecimientos espectaculares del Producto Interior Bruto Mundial, la esperanza de vida en el África subsahariana disminuía en veinte años... Que, mientras en el llamado Sur se producen el 90% de las enfermedades mundiales, el llamado Norte consumen el 93% de los medicamentos... Que 900 millones de personas padecen desnutrición en los países económicamente subdesarrollados (y desarrollantes) y ven su esperanza de vida drásticamente limitada por el hambre, mientras en los países económicamente desarrollados (y subdesarrollantes) crecen las patologías alimentarias relacionadas con una mala gestión de la abundancia y la propia imagen (anorexia, bulimia, obesidad,...). En fin, es esta una hora trágica para la inmensa mayoría de la humanidad, frente a una minoría que, ufana en su abundancia, desarrolla una especie de neurosis experimental colectiva y mira hacia otro lado... ¿No debiera la escuela, al menos, facilitarnos las estrategias para, desde esa consciencia, afrontarlo con racionalidad irónicamente distanciada para tornarse transformadora, más alla de toda simple empatía trágicamente paralizante?.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Abril de 2011.
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