lunes, 3 de marzo de 2014

Pensamiento del Día, 3-3-2014



«Lo primero, no saber leer, sería un problema subsanable; lo segundo, que lean y no entiendan lo que leen, es un problema impensable hasta ahora para una mente lógica y para el que, por el momento, nadie tiene solución. Se trata de un sector de la población para cuyos integrantes los franceses acuñaron hace ya años, en cuanto detectaron el problema -no es un problema sólo español-, la calificación de iletrados, distinguiéndola de los analfabetos. Es decir, no estamos hablando de analfabetos, sino de iletrados, de individuos que saben leer pero que no comprenden lo que leen. Si a una persona analfabeta se le enseña a leer, a lo mejor, cuando esté en disposición de hacerlo, llega a comprender el sentido de las palabras y de las frases que lee. Con una persona iletrada, en el sentido que los franceses han dado al término, ya no hay remedio: al cabo de unos minutos de leer, de intentar infructuosamente descifrar signos impresos, se ha perdido en el vacío mental. Eso sí, puede utilizar correctamente un ordenador, incluso ser un buen informático; puede aprender a hablar en inglés, en francés, en alemán y en cuantos idiomas se imponga dominar oralmente; pero no podrá comprender un texto largo en la pantalla del ordenador ni en un libro escrito en francés ni en italiano ni en alemán ni en el suyo propio. Estamos, pues, frente a iletrados en varias lenguas, frente a ciberiletrados multilingües y analfabetos en varios idiomas. Estamos frente a iletrados políglotas.»
 

 (Ana María MOIX I MESSEGUER; Barcelona, 1947 - 28 de febrero de 2014. Manifiesto personal, 2011.)

Ana María Moix, única mujer entre los Nueve novísimos poetas españoles (1968) señalados por Josep Maria Castellet, musa y confidente de la gauche divine para la que siempre fue (con cariño un poco paternalista y patriarcal) la Nena,  ya no podrá seguir ejerciendo esa firme voluntad de resistencia frente al poder y la injusticia que la llevara a una explícita y postrera esperanza en la indignación que llenó las plazas españolas.
Por eso, antes de dejarnos un poco huérfanos a cuantos admiramos su palabra sin edad ni petulancia bastante para llamarla Nena, describió con precisa lucidez el modelo de ciudadano (a sus textos les sobra la presencia explícita de los dos géneros) que busca la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa: gentes con habilidades instrumentales ajenas a cualquier afán y práctica comprensiva del mundo en el que viven y competencias muy específicas ligadas a desempeños laborales concretos en cualquier lugar del mundo. O sea, una fuerza de trabajo dócil y flexible de ciberiletrados políglotas.
Porque, en realidad, que se lea sin comprender (en varias lenguas y sobre varios soportes) es una gran ventaja para el capitalismo globalizado... Así que nadie desde el poder va a intentar solucionarlo.
Nacho Fernández del Castro, 3 de Marzo de 2014

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