lunes, 9 de diciembre de 2013

Pensamiento del Día, 9-12-2013



«He recorrido un largo camino hacia la libertad. He intentado no titubear. He dado pasos en falso en mi recorrido, pero he descubierto el gran secreto. Tras subir una colina, uno descubre que hay muchas más colinas detrás. Me he concedido aquí un momento de reposo, para lanzar una mirada hacia el glorioso panorama que me rodea, para volver la vista atrás hacia el trecho que he recorrido. Pero solo puedo descansar un instante, ya que la libertad trae consigo responsabilidades y no me atrevo a quedarme rezagado. Mi largo camino aún no ha terminado.»
 
    (Nelson Rolihlahla MANDELA; Presidente del Congreso Nacional Africano 1991-1997, Premio Nobel de la Paz 1993, Presidente de Sudáfrica 1994-1999, Secretario General del Movimiento de Países No Alineados 1998-1999; Mvezo, El Cabo, Unión de Sudáfrica, 18 de julio de 1918 - Johannesburgo, Gauteng, Sudáfrica, 
5 de diciembre de 2013. Long walk to freedom: The autobiography of Nelson Mandela 
–El largo camino hacia la libertad-, 1994 -1995 para la primera edición en castellano-.)
Paso a paso se va haciendo el camino de la libertad, de la libertad real y concreta, de la que lejos de negar el conflicto o establecer procedimientos para disolverlo meramente formales o coactivos lo consideran punto de partida y condición para avanzar materialmente en esa senda... No hay libertad sin conflicto (las almas bellas sólo son una entelequia en la cabeza de Hegel y la armonía preestablecida es apenas la falacia etérea empleada por el Leibniz diplomático para dar cobertura metafísica a sus trapicheos de política europea) y nunca hay solución para un conflicto sin el reestablecimiento de unas condiciones mínimas de justicia e igualdad que hagan posible que la práctica de la libertad esté al alcance de cada persona, de cada colectivo, de cada pueblo...
Madiba, probablemente uno de los seres históricos más cercanos a ese concepto hegeliano de “alma bella” (aunque no lograra evitar los múltiples desvaríos, luchas intestinas y egoísmos varios en su dilatada y acumulativa familia), se enfrentó con denuedo, primero, a la armonía preestablecida por las leyes del apartheid (que incluía el encarcelamiento durante más de un cuarto de siglo de los rebeldes como él) y, luego, a quienes, desde su propio partido, el African National Congress, clamaban por la venganza antes que por la construcción de las bases materiales para una convivencia interracial posible...
Pero, claro, ni era una alma bella ni una divinidad capaz de imponer armonías a priori, así que el país sigue lastrado por una economía débil (aunque relativamente sólida en comparación con las del entorno) y tremendamente desigual, lo que favorece la permanencia de suburbios inhóspitos y violentos como el viejo barrio marginal de Alexandra, Johannesburgo, que nos presenta la laureada película Tsotsi, 2006, de Gavin Hood o la novela homónima, 1980, de Athol Fugard en la que se basa.
En cualquier caso, él lo sabía... En el largo camino hacia la libertad tras cada cuesta y cada repecho descubrimos que aún quedan muchos otros, porque. por mucho que nos esforcemos y mucho y muy hermoso que sea el trecho recorrido, siempre quedará mucho más por delante... Así que sólo cabe tomarse muy breves respitos y conviene estar aún entonces muy alerta. Porque seguro que desde muchos y muy poderosos frentes tratan de darnos gato/mercados por liebre/autonomía crítica.
Nacho Fernández del Castro, 9 de Diciembre de 2013

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