jueves, 26 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 26-9-2013



«Un mitin es un acto público del que se puede afirmar que, cuando se celebra, unos dicen cosas que no piensan y otros piensan cosas que no dicen.»

 (Vladímir Nikoláyevich VOINÓVICH; Dusambé, URSS, actual Tayikistán, 26 de septiembre de 1932.  
Жизнь и необычайные приключения солдата Ивана Чонкина 
-Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin-, 1974 -2006 para la edición en castellano-.)


La gente que hoy, aquí y ahora, se dedica a la política ya sólo habla en mítines... Ha convertido las comparecencias parlamentarias, las intervenciones en las comisiones de trabajo, las ruedas y entrevistas de prensa en un rutinario mantra que repiten sin mesura ni sonrojo... O sea en mítines.
Así que ya nos vamos acostumbrando a que, en cualquier informativo o tertulia, la “representación popular” y sus secuaces mediáticos se intercambien esos mantras sin que siquiera lleguen a encontrarse, si no es para gritar “...y tú más”.
No hay ideologías ni pensamiento político porque, ¿quién necesita ideología ni pensamiento alguno para reconstruir normativamente la realidad según los intereses del amo (y en eso consiste, básicamente, el reformismo que se nos vende)?... Cualquier visión a priori del mundo, cualquier voluntad de raciocinio mínimamente crítico y autónomo puede resultar, de hecho, contraproducente para el buen funcionamiento de la cadena de sumisiones que define la actividad política contemporánea.
Y es por ello que, mítines al fin, las comunicaciones públicas de las más eminentes voces de la casta política dicen lo que no piensan (porque, además, según va avanzando su dedicación a lo que fuera la cosa pública, van dejando progresivamente de pensar) o, cuando quedan restos de viejas ideas y cierta memoria de la capacidad para avergonzarse, piensan lo que no dicen.
Porque hablar, lo que se dice hablar, lo hacen siempre al dictado... Como un patético acto reflejo.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Septiembre de 2013

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