sábado, 7 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 7-9-2013



«Siempre que Henry Wilt sacaba al perro a pasear o, para ser más precisos, cuando el perro le sacaba a él, o, para ser exactos, cuando la señora Wilt les decía a ambos que se fuesen de casa para que ella pudiese hacer sus ejercicios de yoga, Henry siempre seguía la misma ruta. De hecho el perro seguía la ruta yWilt seguía al perro.»
(Thomas, Tom, Ridley SHARPE; Londres, Gran Bretaña, 30 de marzo de 1928 - Llafranch, Girona, España, 
6 de junio de 2013. Inicio de Wilt, 1976.)
Los humanos somos animales de costumbres, dice el tópico. Ahora bien, como todo tópico encierra una buena dosis de verdad fundada en la experiencia repetida (aunque, cierto es, ajena a cualquier control científico o meramente riguroso).
En realidad, tal acercamiento popular a nuestra esencia específica, sólo hace referencia a que los humanos, cada ser humano, seguimos diversas voluntades ajenas que, con frecuencia y reiteración, determinan nuestros actos más cotidianos. Un jefe o una jefa, una mater o un pater familias o una encantadora mascota pueden imponernos el madrugón o el noctambulismo cotidianos, la persistencia diaria en tal o cual recorrido urbano y hasta determinados gestos y expresiones. Y, ya se sabe, el que se comporta como no es acaba por ser como se comporta.
Así que es más que probable que lo que al principio era una imposición externa, de tanto aceptarla y seguirla, acabe configurando nuestro gusto interno. O sea, que decir que somos animales de costumbres no es mucho más que afirmar que somos seres sometidos a directrices externas y capeces de interiorizarlas como gustos propios (acaso para evitar cualquier tentación de rebeldía, de autocrítica, de pensamiento autónomo).
Tom Sharpe lo supo señalar con gran ironía a través de su inmortal Wilt... Por desgracia ya no podrá seguir haciéndolo. A nosotros nos toca ahora enmendar la plana de tan domado y comodón personaje, mostrando lo que somos y queremos frente a quienes, con tanta desvergüenza ufana, tratan de vendernos esto como el mejor de los mundos posibles. Porque sabemos que no lo es.
Nacho Fernández del Castro, 7 de Septiembre de 2013

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