sábado, 28 de septiembre de 2013

Pensamiento del Día, 28-9-2013



«Un mundo y sus habitantes pueden ser transformados profundamente en sólo cincuenta años, hasta tal punto que nadie pueda reconocerlos. Sólo se requiere un hondo conocimiento de ingeniería social, una clara visión de los fines que uno se propone... y poder. Los superseñores tenían todo esto. Aunque sus fines eran un secreto, sabían lo que querían, y disfrutaban de poder. Ese poder tomó muchas formas, y los hombres cuyos destinos eran manejados ahora por los superseñores no advirtieron muchas de ellas. El poder de las grandes naves había sido evidente para todos. Pero detrás de esta exhibición de fuerzas dormidas había otras armas mucho más sutiles.
—Todos los problemas políticos —le había dicho una vez Karellen a Stormgren— pueden ser solucionados con una correcta aplicación de la fuerza.
—Me parece una afirmación bastante cínica —había replicado Stormgren incrédulo—. Se parece demasiado a aquélla de "El derecho es la fuerza". En nuestro propio pasado el uso de la fuerza nunca resolvió nada.
—La palabra clave es "correcta" [contestó Karellen].»

 (Sir Arthur Charles CLARKE; Minehead, Somerset, Reino Unido, 16 de diciembre de 1917 - 

Colombo, Sri Lanka, 19 de marzo de 2008. Párrafo del capítulo “La Edad de Oro” en Childhood's End   

El fin de la infancia-, 1953, 1990 con modificaciones en el capítulo inicial 

-2000, por ejemplo, para una edición en castellano-.)

Es acaso terrible, pero algunas de las prospectivas sociales ensayadas por la mejor literatura de ciencia-ficción se han quedado muy cortas (de hecho, Arthur C. Clarke debió modificar el capítulo inicial de una obre publicada hace ahora sesenta años porque, treinta y siete años más tarde, se había tornado totalmente anacrónico).
Y, sin embargo, los mecanismos apuntados para el control masivo de las conductas humanas señalaban una línea atinada, aunque errasen tal vez al señalar el instrumento falaz de dominio (por ejemplo, el conductismo skinneriano).
De hecho, como bien preveía el propio Arther C, Clarke, los saberes que fueron derivando instrumentos de máxima eficacia en el control de comportamientos colectivos e individuales pronto se fueron haciendo mucho más sutiles... Y simbólicos.
El poder que sobre las actitudes de las grandes masas podía tener el control de los flujos de comunicación a través de las grandes industrias culturales capaces de determinarlos, pronto fue descubierto y desarrollado.
Y así estamos... A merced de las cosmovisiones y las representaciones sociales más convenientes para los intereses de los amos del mundo, que confían en que su esfuerzo económico en esa ingente  producción comunicativa se vea compensado con la generación de imaginarios colectivos manejables (por ejemplo, derivando los problemas y posibles conflictos de identidad hacia el consumo como ámbito único para manifestar la diversidad en libertad), que puedan contribuír a un “correcto” aprendizaje de la sumisión.
Pero, claro, en los casos en los que la cosa no sale como se espera y hay aprendices todavía capaces de cierta rebeldía, aún les quedan las porras y las togas....
Nacho Fernández del Castro, 28 de Septiembre de 2013

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