miércoles, 20 de marzo de 2013

Pensamiento del Día, 20-3-2013



«...Lo neorrealista es lo que está de moda.»
 
 (Carlos BLANCO HERNÁNDEZ; Gijón, 13 de marzo de 1917. Exigencia del editor al mediocre escritor 
Hugo Pascual, del guión de Los peces rojos de José Antonio Nieves Conde, 1955.)
No hay ya, desde luego, neorrealismo que valga.

En medio de una sociedad y un mundo grises e irrespirables, la mentira sigue siendo un arma que, en cualquier momento, puede volverse contra quien la utiliza (sobre todo cuando es pequeña y está ligada a la mera supervivencia)… El mundo construido con ladrillos de mentira es frágil y vano (como el de Hugo Pascual en Los peces rojos, como el de la hoy atónita sociedad chipriota); su caída nos arrastrará, antes o después, irremediablemente, porque, con frecuencia y cada día más (según aumenta la complejidad de nuestras sociedades), el caos y el dolor simbólicos acaban por ser peores que el caos y el dolor físicos… Y las grandes mentiras (como la miseria de la sociedad española de 1955, como la Unión Europea del presente) acaban aplastando las pequeñas en la sociedad de las apariencias. Porque, al fin y al cabo, hasta la muerte física alcanza su descanso en la putrefacción o la ceniza, volviendo a la tierra; pero, ¿cómo puede hallar la muerte simbólica su propia “paz de los muertos”?. El “yo de conveniencia” (como el sobrino de Hugo Pascual, como la banca chipriota) sabe que sólo puede aspirar a una vida efímera pues, lastrado por su débil realidad, nunca se proyectará en un nosotros... Y su ocaso llegará inexorable cuando las superestructuras (el orden establecido, Europa), no menos fantasmales pero mucho más poderosas, impongan sus sombras.

Acaso sólo en la verdad guiada por el amor triunfante sobre los artificios de lo mezquinamente pragmático (como la de una Ivón que se redescubre amando a Hugo, como una ciudadanía europea diversa que comienza a despertar confusamente en sus “quejíos”) podamos confiar para reconstruir las condiciones de posibilidad del yo auténtico que sea capaz de proyectarse en un nosotros para identificarse dialécticamente con y desde él.
Nacho Fernández del Castro, 20 de Marzo de 2013

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