«Aquella
mañana de junio la señorita Polly Harrington entró muy de prisa en su cocina.
Habitualmente nunca corría por nada, y estaba orgullosa de su manera de ser tan
reposada. Pero hoy tenía prisa, y mucha.»
(Eleanor
Hodgman PORTER; Littleton, New Hampsire, Estados Unidos, 19 de
diciembre de 1868 – Cambridge, 21 de mayo de 1920. Inicio de Pollyanna, 1913 –edición en castellano, por
ejemplo, de 1991-.)
Es bueno, conveniente, incluso hermoso, ser persona reposada, pues sólo en el reposo se puede encontrar la clarividencia para mejor comprender el mundo y más eficazmente
actuar sobre él...
Pero,
claro, no están los tiempos para sosiegos y relajaciones cuando ahí abajo, en
la calle, anda una parte del vecindario rebuscando en los contenedores de
basura algo que llevarse a la boca o algo que pueda ser vendido para comprar
algo que llevarse a la boca, porque las alegrías de las Directoras Generales de
cualquier Ministerio de Empleo (?) por “la
consolidación del descenso en el ritmo de crecimiento del paro registrado en un
contexto de recesión económica” es seguro que no les servirán para
alimentarse, para sobrevivir o, tan siquiera, para sostener alguna esperanza.
Así
que hoy, aquí y ahora, es más bien el momento de la prisa, mucha... Porque urge
dar el paso desde los gestos de resistencia
ante la burla de la socialización de las
pérdidas y la privatización de los beneficios que ha venido caracterizando
esta crisis/estafa, a la articulación de una verdadera voluntad
colectiva capaz de manifestarse como
disidencia ante el oprobio
globalizado... Y mostrar con precisión que, más allá de la tediosa salmodia
del pensamiento único, otros mundos son posibles.
Nacho Fernández del Castro, 11 de Marzo de 2013
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