sábado, 16 de marzo de 2013

Pensamiento del Día, 16-3-2013



«En la penumbra de la estrecha habitación, en el suelo, junto a la ventana, yace mi padre, más largo que nunca y envuelto en un lienzo blanco; los dedos de ambos pies se abren de un modo raro y están engarabitados los de sus manos bondadosas, que descansan pacíficamente sobre el pecho; sus ojos, siempre tan joviales, están tapados por los discos negros de sendas monedas de cobre; su apacible semblante está sombrío, y me dan miedo sus dientes, que asoman como una amenaza.

Mi madre, sólo a medias vestida, con refajo rojo, está arrodillada en el suelo y, con un peine negro, que me solía servir a mí para aserrar cáscaras de melón, peina el cabello blando y largo de mi padre, desde la frente hacia la nuca; entre tanto, no para de hablar entrecortado, con voz hueca y ronca; tiene hinchados los ojos grises, que parecen enteramente derretirse cuando las lágrimas fluyen de ellos en gruesas gotas.»

File:MaksimGorky.jpg
 (Alekséi Maksímovich Peshkov, conocido por el pseudónimo de Maxim GORKI; Nizhny Nóvgorod, Rusia, 
28 de marzo de 1868 - Moscú, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, 18 de junio de 1936. Inicio de Детство дней -Días de infancia-, 1913 -1982, por ejemplo, para la edición española-.)
Acaso fuera oportuno hacer pasar a cada infante por algún drama temprano... Para que se vaya acostumbrando.

Desde luego, el mundo que espera a nuestras proles no será limpio ni fácil... Por eso va a ser conveniente que, desde ya, vayan acostumbrándose intensamente a resistir la frustración, vencer la desesperanza y superar los traumas. Porque lo van a tener especialmente difícil quienes aún han gozado, en sus primeros años, de la plácida tibieza de los coletazos postreros de la sociedad del cuasibienestar en una atmósfera algodonosa donde nada parecía poder dañarles y cualquier capricho podía ser satisfecho de inmediato... Una sociedad blanda, en fin, que criaba impúberes sin fortaleza para afrontar los retos de un tiempo hostil.

Tal vez alguien pudiese pensar que sería suficiente con hacer que el profesorado de Lengua y Literatura hiciese una campaña intensiva para fomentar la lectura vivenciada de los grandes narradores rusos y los realistas y naturalistas franceses que hicieron el tránsito del siglo XIX al XX... Su despiegue de profundos dramas humanos, su voluntad de ser inclemente espejo de las más terribles realidades de su tiempo, los convierte en una suerte de “lecturas ejemplares” para el aprendizaje de presencia de ánimo imprescindible en las horas más difíciles. Pero, ¡ay!, el gusto por el buceo en esas páginas (tan ajenas a los oropeles, cantos y penurias de cartón-piedra dolbydigitalizado y tridimensional con los que Hollywood envuelve sus adaptaciones de esas obras) para hacerlas experiencia propia no ha de volver.

Así que la única solución parece la vivencia directa y pronta de dolores insoportables, de frustraciones sin salida, de quiebras lúgubres de cualquier confianza en el presente y en el mañana... Y para facilitar todo eso ya está, eficiente y preclara, la casta política.
Nacho Fernández del Castro, 16 de Marzo de 2013

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