«Me gustas, Democracia, porque estás como ausente
con tu disfraz parlamentario,
con tus listas cerradas, tu Rey, tan prominente,
por no decir extraordinario,
tus escaños marcados a ocultas de la gente,
a la luz del lingote y del rosario.»
(Javier Krahe de Salas; Madrid, 30 de marzo de 1944.
Primera estrofa de "Ay, Democracia" en Toser y cantar, 2010)
Vivimos en las "sociedades avanzadas" con unos sistemas políticos parlamentarios y representativos que debiéramos denominar de democracia ausente, o, si se quiere y para ser más exactos, simbólica o representada... En efecto, la democracia, aquí y ahora, es pura dramaturgia, mera bambalina sin texto, donde mandan los tramoyistas que casi nunca se ven, ocupados en sus áureos lingotes y piadosos rosarios. Mientras tando, la sudiencia/ciudadanía asiste asombrada (y sumisa) a ese torpe espectáculo en el que, incluso en la que llaman "gran ceremonia de las urnas", se desprecian la gran mayoría de los votos (y no-votos) con artificios estadísticos para garantizar una más que dudosa gobernabilidad... ¿Qué es lo que hay que garantizar cuando son otros, las eternas fuerzas vivas, ahora más globales, los que gobiernan?, ¿qué es lo que hay que gestionar si ya lo hace una creciente burocracia asentada como poder independiente más allá de todo posible control democrático popular?. Ya va siendo hora de que la audiencia/ciudadanía tome el escenario, aunque en su confusión de voces represente una mala obra... Por lo menos será una obra... Auténtica.
Nacho Fernández del Castro, 29 de Mayo de 2011.
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