«[...]Y concebida como lucha contra la perpetua privatización de la vida pública, la democracia, como el amor del que habla uno de los muchos eslóganes de Rimbaud, requiere ser reinventada.»
(Kristin Ross; 1953, Profesora de Literatura Comparada en la Universidad de Nueva York.
"Se vende democracia" en La democracia en suspenso, 2009)
Nuestras llamadas democracias son, ante todo y sobre todo, el instrumento del que se vale el capitalismo transnacional para articular una continua y creciente privatización de la vida pública... No sólo los servicios públicos (salud, justicia, seguridad) son sistemáticamente denostados por la furia neocon y sus voceros para crear el caldo de cultivo necesario para una aceptación sumisa de su privatización, sino que hasta el espacio público va siendo transformado, mediante sutiles regulaciones, para usos privados (publicitarios, comerciales, etc.)... Se van privatizando nuestras escuelas y nuestros hospitales, ¡hasta la vigilancia de la Hacienda Pública se privatiza!... Se persigue a quienes tratan de sobrevivir malvendiendo en nuestras calles, mientras se alquilan paseos y plazas públicas a mercaderes regulados (de cartón-piedra), espectáculos subvencionados o terrazas permanentes... Todo lo público parece estar en venta, pero, eso sí, siempre "según lo establecido"... Lo único en lo que el Estado, como monopolio del uso supuestamente legítimo de la violencia, no está dispuesto a ceder es precisamente en el empleo de sus "fuerzas del orden" para reprimir cualquier intento de uso de lo público que no encaje en "lo establecido"... ¿No es urgente ya revertir este proceso para reinventar, con indignado amor, la democracia?.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Mayo de 2011.
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