sábado, 15 de diciembre de 2012

Pensamiento del Día, 15-12-2012



«Grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y necesito, al menos, creer en mi protesta.»
(Albert CAMUS;  Mondovi, Argelia, 7 de noviembre de 1913 - Villeblevin, Francia, 4 de enero de 1960.  
L'homme révolté –El Hombre Rebelde-, 1951.)
Muchas voces gritan (gritamos) la desesperación racional (o sea, la ausencia de razones para la esperanza) proveniente de la imposibilidad de creer ya en nada en este tiempo de crisis/estafa planificada... Gritan (gritamos) que todo es absurdo en la hora del ascenso de la insignificancia, de la proliferación de personajillos que convierten en espectáculo su propia vida convenientemente guionizada... Momento lúgubre, en fin, de gobernantes que dedican todo su afán a contravenir el espíritu de Robin Hood, robando a los pobres (léase al pueblo) para dárselo a los ricos (léase a los bancos); dispuestos, sin sonrojo, a sacrificar la Humanidad en el nuevo templo sacro de los Mercados.
Y, sin embargo, parafraseando el cogito cartesiano, si gritamos esa imposibilidad de cualquier creencia en este mundo lacerantemente absurdo, al menos algo debe haber necesariamente más allá de tanta y tan disparatada incoherencia , algo en lo que aún es posible creer: nuestro propio grito.
Por eso es imprescindible que gritemos, que sigamos gritando... Y que lo hagamos con todas las personas que sienten la misma necesidad de gritar y en cualquier rincón en el que ese grito colectivo florezca.
Nacho Fernández del Castro, 15 de Diciembre de 2012

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