viernes, 20 de enero de 2012

Pensamiento del Día, 20-1-2012

«Es, por tanto, particularmente interesante investigar el origen social de los signos, ya que los signos que encontramos en un sistema en un momento dado, pueden haber pertenecido antes a otros sistemas (a otras comunidades sociales), lo cual, a menudo, nos explica las particularidades que pueden presentar en su forma o en su significado.»
 (Eugen COŞERIU; Mihaileni, Rumanía -hoy Moldavia-, 27 de julio de 1921–
Tubinga, Alemania, 7 de septiembre de 2002. Introducción a la Lingüística, 1951.)
Nos comunicamos con signos marcados, por origen y por uso, socialmente... Es evidente que no utilizamos los mismos signos, ni de la misma forma, en la mesa familiar, en la barra de un bar y en un acto administrativo. Y no es menos cierto que signos idénticos son interpretados por nosotros de distinto modo según nos los diga una persona de confianza o una absolutamente extraña y percibida como amenazante, según se nos digan en una situación de intimidad cotidiana o en una de anómala tensión... De ahí que los signos lingüísticos sufran (o gocen, según se mire) desviaciones semánticas al pasar de uno a otro contexto, de una a otra comunidad, de uno a otro estrato social.
Vemos, por ejemplo, como signos de la tradición igualitarista (o “de izquierdas”, en la medida que esta denominación relativa y situacional tenga aún algún sentido), como “libertad”, “solidaridad”, “igualdad” o “revolución”, se desvían semánticamente cuando pasan a ser utilizados por la tradición neoliberal (o “de derechas”), y pasan a convertirse en un fetiche del mercado (sólo se puede hablar de “libertad” como “libertad de optar” en un mercado –sea de bienes, político o educativo-, sólo se puede hablar de “igualdad” como la concedida por el dinero –que no discrimina a sus dueños-. etc.). Vemos como términos del lenguaje común, como “esfuerzo”, “eficacia” “eficiencia” o “emprendedor”, son marcados ideológicamente (para bendecir los vencedores en la “lucha de todos contra todos” de la libre competencia) cuando son utilizados por esta última tradición.
Por eso es tan importante investigar y conocer el origen social de los signos... Para denunciar usos lingüísticos que tratan de negar, mediante cambios semánticos, realidades... Y, en cualquier caso, para saber a qué atenernos.

Nacho Fernández del Castro, 20 de Enero de 2012

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