jueves, 26 de enero de 2012

Pensamiento del Día, 26-1-2012

«Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.»

 (Julio Florencio CORTÁZAR; Ixelles, Bruselas, Bélgica, 26 de agosto de 1914 –
París, Francia, 12 de febrero de 1984. Fragmento de “Instrucciones para llorar” en
Historias de Cronopios y de Fanas, 1962.)
En medio de tanta sumisión, no es ya tan sólo que haya desaparecido casi por completo la rebeldía... ¡Es que nos vamos olvidando hasta de llorar!.
Acostumbrados a la constante aquiescencia con los deseos del amo, apenas tenemos tiempo para insinuar un por qué o un para qué, apenas dejamos que nuestra razón nos haga conscientes de la sinrazón de cuanto hacemos con mera vocación de esclavos.
Por eso resultan hoy, cincuenta años después, tan necesarias las viejas e irónicas instrucciones para llorar del inolvidable Julio Cortázar... Para ver si imaginándonos a nosotros mismos, en nuestro propio patetismo, o a eso que llaman mundo exterior, devorado por tantas hormigas de todo tipo y víctima de la soledad más desesperada, encontramos el llanto que nos permita alcanzar tres minutitos de lamentos, aunque fuere infantilmente retirados a un rincón de cualquier cuarto (acaso hipotecado y en trámites de desalojo)...
Quizás, poco a poco, podamos luego comprender que manos y rostro, más allá del conjunto gestual que completa con decoro las lágrimas, pueden y deben ser también expresión precisa de disidencias y resistencias frente a la nueva opresión globalizada.

Nacho Fernández del Castro, 26 de Enero de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario