«...Es debido a que somos humanos y a que vivimos en la sombría perspectiva de la muerte el que conozcamos la violencia exasperada, la violencia desesperada del erotismo.»
(Georges BATAILLE; Billom, 10 de septiembre de 1897 – París, 9 de julio de 1962. Las lágrimas de Eros, 1961.)
¿Quién, en su humanidad insobornable, puede sentirse ajeno a “la sombría perspectiva de la muerte”?... ¿Quién, sin que medien fundamentalismos castradores o inhibiciones del pensamiento por “lo políticamente correcto”, no ha reconocido nunca el impulso erótico como “violencia exasperada y desesperada”?.
La muerte y el amor nos hacen humanos porque nos transforman radicalmente en un todo o nada. Nos hacen sentir más allá de las sensaciones habituales, nos hacen sufrir más allá del dolor cotidiano... Nos hacen, en suma, vivir más allá de la propia vida. Por eso el amor físico es un ensayo de la muerte. Por eso el enamoramiento es un ensayo del asesinato de un yo en y por otro ser humano. Por eso, en fin, la gran historia de la humanidad, y la pequeña historia de cada ser humano, es siempre una historia de amor y muerte.
Nacho Fernández del Castro, 22 de Enero de 2012
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