«No estamos pregonando que todo
el mundo debería tratar de desarrollar toda clase de talentos. Lo que estamos
tratando de expresar es que casi todo el mundo está en capacidad de desarrollar
la mayoría de habilidades o aptitudes reconocidas como talentos, siempre que
esté debidamente motivado (o si logra desarrollar esa motivación), que se le
brinden las oportunidades del caso (según sus necesidades y estado de
desarrollo) y que se reúnan las condiciones adecuadas para el aprendizaje a
todo lo largo de la relativamente larga secuencia de etapas necesarias para el
completo desarrollo del talento.»
(Benjamin BLOOM;
Lansford, Pensilvania, Estados
Unidos, 21 de febrero de 1913 – Chicago, Illinois,
13 de
septiembre de 1999. “La naturaleza humana
y el aprendizaje escolar : La naturaleza del talento” en Human
Characteristics and School Learning -Características humanas y aprendizaje escolar-, 1976 -1977 para la edición en castellano-..)
No
es fácil hacerlo... Ni con quienes proceden de entornos obsesionados por la rápida
obtención del mayor beneficio personal
con el menor esfuerzo y escrúpulo, ni con quienes parten de contextos deprimidos por la precarización de
la vida.
Pero,
revitalizando los restos del naufragio de los viejos ideales emancipadores y resistiendo las presiones crecientes
hacia el monopolio del afán normalizador,
debe intentarlo con voluntad tan tenaz como diestra. Es decir, debe suministrar
elementos de motivación suficientes para que cada alumna o alumno se sienta
tentado por las oportunidades que se le ofrecen para cogestionar, desde sus
propias necesidades y condiciones, las mejores vías para el desarrollo máximo de sus habilidades más
destacadas.
Ello,
desde luego, tiene muy poco que ver con las demandas de los mercados y los
parámetros macroeconómicos; pero mucho, desde luego, con el bienestar personal
y colectivo... O sea, con la vida.
Las
administraciones educativas parecen tenerlo muy claro (véase el arranque del
proyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa)...
¿Y ustedes?.
Nacho Fernández del Castro, 11 de Enero de 2013
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