martes, 8 de enero de 2013

Pensamiento del Día, 8-1-2013



«Si ser de izquierdas es preocuparse por los más débiles, dar voz a quienes no la tienen, apoyar a los que padecen las guerras y criticar a quienes las provocan y alientan, soy totalmente de izquierdas. Si considerase que debía de ser de derechas por mis apellidos y la historia familiar, me despreciaría sin paliativos. Sólo creo en una aristocracia, en la del cerebro y la del corazón, y en que esta sea puesta siempre al servicio de los más necesitados y los débiles.»
 (Enrique MENESES MINIATY; Madrid, 21 de octubre de 1929 - 6 de enero de 2013. Fragmento de su autobiografía Hasta aquí hemos llegado, 2006.)
Recuperar la costumbre de dejar constancia diaria de un pensamiento asentado sobre una glosa libérrima es un verdadero placer intelectual cuando ésta parte de un retazo reflexivo de la vida de un ser humano extraordinario, de quien fuera el verdadero pionero del fotoperiodismo hispano, del más lúcido testigo ocular de las revoluciones e involuciones que en el mundo del pasado siglo han sido, del exuberante suministrador de tantas percepciones sabias que fueron savia nutricia en el jardín de nuestros mejores imaginarios colectivos... No es motivo de alegría hacerlo al son de su ocaso, pero, de cualquier modo, no están nuestros tiempos y nuestros espacios para alegrías y el mero hecho de hacerlo se torna en una suerte de cumplimiento del deber inexcusable del honor para quienes han hecho, hacen y harán que la condición humana aún merezca la pena.
Y es que, ante el lamentable espectáculo de tantos poderosos exprimiendo hasta las heces a los más débiles para “compensar los quebrantos” propios y de sus colegas, ante el interesado ascenso mediático de la insignificancia para tapar la voz de las mayorías silenciadas (que no silenciosas), ante el triste aliento que desde despachos impolutos e inalcanzables se da a los ardores guerreros de quienes siempre acabarán siendo víctimas de cualquier guerra, el firme y sostenido ejercicio de la información desde una libertad comprometida del más eminente ejemplo de freelance de la historia de nuestro periodismo cobra una relevancia absoluta. Libertad de ejercicio de quien, en sus sesenta y tres años de profesión, sólo estuvo dos en una nómina; pero nunca pretensión de independencia con respecto a lo fotografiado y narrado, porque ese altisonante alarde no es más que el parapeto tras el que el servilismo mediático trata infructuosamente (véase la reciente entrevista al rey en la televisión pública para tratar de poner ridículos parches sobre los evidentes reventones de la monarquía) de ocultar sus propias vergüenzas.
¡Gloria (mundana), pues, a quien hizo de la información voluntad decidida de contribuir a un mundo mejor en el que menguasen las necesidades de quienes padecen la miseria y creciese la voz (y las audiencias) de cuantas personas han sido acalladas!.    
Nacho Fernández del Castro, 8 de Enero de 2013

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