«—¿Cree usted que los japoneses se han tornado más
"moralistas" en la actualidad que cuando hizo sus películas políticas
en sus inicios?. ¿Podría hacer de nuevo películas como Koshikei-Death by Hanging (1968), Gishiki-The Ceremony (1971), o Ai No Korida (El Imperio de los Sentidos, 1975)?. ¿Crearían
aún un gran escándalo?.
—La gente del Japón actual ya no está interesada en
cuestiones ni en filmes políticos. Con respecto a El Imperio de los Sentidos, sigue siendo más bien "escandalosa" en nuestros días. Por ejemplo,
todavía hay polémica sobre si la película debiera o no exhibirse en Corea,
ahora que las películas japonesas están autorizadas.»
(Nagisa OSHIMA; Kioto, Japón, 31 de marzo de 1932 - Fujisawa,
Tokio, 15 de enero de 2013. Extracto de la entrevista realizada por Max
Tessier el 10 de marzo de 2000 en Tokyo, tras el estreno de Gohatto –Taboo-,
su última película, para Positif, aparecida en el número de mayo de 2000..)
Es
el cierre del objetivo de la cámara de quien felicitara sublimenente la Navidad a Mr. Lawrence un buen momento para
pensar sobre las luminarias y sombras de esta hora nuestra que nos ahoga bajo
tanta insignificancia... Es oportuna
la llegada de una parte esencial de la nueva
ola del cine japonés, tan llena de ácidos retratos sociales a través de las
pasiones, a la playa del ocaso para pensar en lo grotesco del retrato de
nuestra propia sociedad presente, tan volcada en la pasión del éxito aparente y la superocupación
en el negocio de la nada.
Revisitemos
El
Imperio de los Sentidos y veamos luego en la “tele” unos minutos
(tampoco es cuestión de hacer un ejercicio severo de puro masoquismo) de Sálvame, El
Programa de Ana Rosa o, incluso, cualquier telediario... ¿Qué debiera causar más escándalo?.
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