miércoles, 30 de enero de 2013

Pensamiento del Día, 30-1-2013



«Ningún avance del conocimiento humano es reaccionario o perjudicial en sí mismo, ya que todo depende de cómo lo utilice el hombre como ser social: un mismo descubrimiento puede emplearse para alcanzar un paraíso nuevo o un nuevo infierno mucho peor del que hemos conocido hasta ahora. Pero en ningún caso podemos permitir que el temor de que se abuse del conocimiento humano lleve a la prohibición de dicho conocimiento.»


 (Adam SCHAFF; Leópolis, Ucrania, 10 de marzo de 1913 – Varsovia, Polonia, 12 de noviembre de 2006. 
¿Qué futuro nos aguarda?: las consecuencias sociales de la segunda revolución industrial, 1985.)



En efecto, parece un dislate poner barreras al desarrollo del conocimiento en función de miedos y viejos prejuicios... Cualquier descubrimiento científico o tecnológico, en su proyección social, podrá usarse como instrumento de emancipación o como refuerzo del control y la opresión.

Dicho así, en genérico, parece que no hay posible discrepancia... Ahora bien, están los contextos sociales que determinan los procesos de descubrimiento y de el aprovechamiento industrial de lo descubierto... Y no, la nuestras sociedades no están compuestas (ni mucho menos gobernadas) por seres angélicos ni por almas bellas hegelianas... Así que uno y otro proceso estarán auspiciados y controlados (y serán determinados y aprovechados) por los intereses de los amos del mundo. Así que no es de extrañar que los grandes cónclaves empresariales mundiales, así como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y sus leales servidores en los gobiernos nacionales, comiencen a hablar de sobreformación y a propugnar una educación estrictamente ajustada a las necesidades objetivas, pero fluctuantes, de eso que llaman los mercados. ¿Para qué ha de servir la cantidad de tiempo perdido en generar aprendizajes relacionados con el pensamiento crítico y la autonomía a quienes nunca podrán hacer uso de ellos?.

Y, así, en tiempos de devastación de lo público, los recortes en I+D+i van convirtiendo el viejo fenómeno postindustrial de la proletarización de la ciencia y la tecnología, del que hablaba Radovan Richta, en la conversión de quienes pretenden dedicarse a la investigación científico-tecnológica en parias precarizados  al servicio de los caprichos del interesado mecenazgo de las grandes empresas.

.Pero es que, además, cuando uno visita las exposiciones al uso, por ejemplo, sobre instrumentos de tortura de la Santísima Inquisición, cuesta mucho rescatar imaginación suficiente y pensamiento lo bastante divergente para explorar posibles usos emancipatorios de tan sofisticados avances técnicos para el el mal. En definitiva, que, a veces (cada día más), los propios contextos de descubrimiento (cargados de intencionalidad y vaciados de azares) vician hasta tal punto el desarrollo de un conocimiento y su aplicación social, que el asunto casi no tiene vuelta de hoja.
Nacho Fernández del Castro, 30 de Enero de 2013

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