«Para nosotros que leemos a Hegel después de las
catástrofes y del sufrimiento sin nombre del siglo, la disociación operada por
la filosofía de la historia, entre la consolación y reconciliación ha llegado a
ser una gran fuente de perplejidad: porque mientras más prosperan los sistemas, más son marginadas
las víctimas del sistema. La propuesta intentada por el sistema falla. El sufrimiento, expresado como lamento, es aquello
que queda excluido del sistema.»
(Paul RICOEUR; Valence,
Charente), Francia, 27 de febrero de 1913 - Châtenay-Malabry, 20 de mayo de
2005. Le
Mal: un défi à la philosophie et àla théologie –El
Mal: un desafío a la filosofía y a la teología -, 1986
- edición en castellano de 2006-.)
¿Podemos
hablar de superación de los viejos
horrores del siglo XX mientras mantenemos a más del ochenta por ciento de
los seres humanos en la miseria?, ¿podemos hablar seriamente de lucha contra las desigualdades injustas
mientras toleramos que la inmensa mayoría
de la carga de esa miseria (y la inmensa
minoría del reparto del pastel en el mundo rico) recaiga sobre las mujeres?, ¿podemos hablar de este sistema de explotación y consumo como el
más eficaz mientras convierte cada día a más personas en víctimas
más indefensas?...
No,
la vieja disociación hegeliana entre consolación
y reconciliación carece, aquí y
ahora, por completo de sentido. No
hay ya consuelo posible para tantas víctimas sufrientes que, en su lamento, ni siquiera encuentran la más mínima
voluntad de reconciliación (ni siquiera de reconocimiento)
por parte de sus verdugos, prestos a mirar continuamente para otro lado.
Nacho Fernández del Castro, 20 de Enero de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario